
Las guerras son una constante en la historia mundial, pues casi desde el inicio de la humanidad los conflictos bélicos por cuestiones de territorio se han mantenido presentes, llevando consigo muertos, heridos, pobreza en muchos sectores de la sociedad y también afectando a los animales.
Los animales también han sido parte de las guerras tanto en la actualidad como a lo largo de la historia, algunas de las actividades que realizaban de forma activa en el conflicto armado era el transportar equipos como botiquines de primeros auxilios, municiones o explosivos, para ayudar a defender o atacar posiciones militares, para detectar enemigos o para localizar peligros.
Pero aquellos que no tenían la posibilidad para colaborar activamente en el conflicto, son víctimas fatales, pues se encuentran imposibilitados para escapar del cautiverio, teniendo que sobrevivir al periodo de guerra y posteriormente el de paz.
Cómo afectan las guerras a los animales

Los animales viven los conflictos como víctimas colaterales, pues aquellos que se encuentran en cautiverio son ejemplares vulnerables que en cualquier momento serán asesinados, ya sea por un arma directa o de forma pasiva, que según Animal Ethics, página de una organización especializada en animales refiere que es “por inanición después de ser abandonados en las instalaciones en las que estaban mantenidos, ya que sus cuidadores han huido o muerto”.
Otro sector de animales que terminan siendo víctimas, es la fauna salvaje, los cuales se ven afectados por los bombardeos, las minas, armas químicas y los incendios provocando la pérdida de su hábitat y causando en muchas de las ocasiones heridas irreversibles que los deja discapacitados truncando su calidad de vida.
Según Animal Ethics “Un ejemplo notorio de esto fue el uso del Agente Naranja por parte de los Estados Unidos durante la Guerra de Vietnam. El Agente Naranja era un herbicida químico y defoliante que causó estragos tanto en la población humana local como en los animales salvajes que vivían en las áreas donde se arrojaron estos productos químicos”.
La página también afirma que los animales de la fauna salvaje son usados como blancos de práctica “la prueba de armamento en ejemplares no se limita a ensayos individuales con unas pocas docenas de sujetos, sino que se lleva a cabo a una escala mucho mayor. Explosivos, productos químicos, bombas, ataques aéreos e incluso armas nucleares se prueban en seres vivos para ver cuán letales son. Millones de especies murieron como resultado de las pruebas nucleares realizadas en el siglo XX por países como China, Francia, Estados Unidos, la URSS y el Reino Unido”.
La participación de los animales en la guerra

Aunque solo se ha mencionado ciertos sectores de especies, cabe resaltar que los animales también han sido usados como herramientas para ayudar a un bando militar que debe transportar mercancías pesadas, enviar mensajes, colocar explosivos y como espías.
Animal Ethics recuerda a “los perros utilizados por el ejército de los EE.UU que durante la Segunda Guerra Mundial fueron entrenados para correr hacia los tanques enemigos mientras portaban bombas, que luego eran detonadas”.
Era obvio que al ser utilizados como herramientas, su vida se encontraría en riesgo todo el tiempo, pero no solo eran utilizados para detonar bombas o realizar grabaciones pues otras especies como caballos, perros, elefantes, camellos y otros cuadrúpedos eran entrenados para trasladar a los miembros activos, transportar a los heridos y mover vehículos.
Animal Ethics menciona que “en particular los cerdos y las cabras, se utilizan a menudo para entrenar a los médicos de campo humanos en la realización de procedimientos quirúrgicos. Sin embargo, para aprender a curar heridas, los animales deben ser heridos. Por lo tanto, se les hiere deliberadamente, generalmente con disparos, pero también con armas químicas, amputaciones, etc, según el tratamiento que se vaya a probar o practicar”.
Los animales no deben ser asesinados ni dañados

Actualmente hay varias guerras alrededor del mundo, como el enfrentamiento entre Ucrania y Rusia, Israel y Palestina, Líbano, Hezbolá, además de los conflictos internos en países asediados por el narcotráfico, por lo que se ha descuidado el bienestar de los animales.
Según Animal Ethics “A pesar de que los animales se ven profundamente afectados por estos conflictos, ya sea por la interferencia con sus medios de supervivencia o por la obligación de participar directamente en las hostilidades, la cuestión de la permisibilidad de dañar a las especies ha recibido poca atención en la teoría de la guerra justa”.
Sin embargo, Animal Ethics recomienda llevar a la práctica teorías con perspectivas animalistas y cuyas posiciones pacifistas que consideren oponerse a las guerras y no solo para salvaguardar la vida de los humanos, sino que también buscar rescatar a los animales que terminan siendo víctimas invisibles.
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