Una familia que vivía en Colorado Springs, Estados Unidos, sufrió por la desaparición de Bear, un perro de pelaje blanco que se perdió mientras estaba a cargo de un cuidador de mascotas hace dos años. Sus propietarios hicieron todo lo posible por encontrarlo en aquel entonces, sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano.
Alertaron a las autoridades, pidieron ayuda en múltiples grupos en redes sociales de mascotas extraviadas y buscaron en todas partes durante semanas, pero las posibilidades de reencontrarse con su amado compañero peludo se diluían cada vez más.
Al poco tiempo, la familia tuvo que mudarse al otro lado del país, a la ciudad de Nueva York, dejando atrás a Bear junto con la esperanza de hallarlo. No fue hasta julio de 2024 que aquella vieja llama del optimismo se volvió a encender gracias a un grupo de voluntarios decidió llevarlo de regreso a casa después que lo vieron deambulando por la calle.
El amargo viaje de Bear
Brandy Ross, propietaria de Bear, contó durante una entrevista con la televisora local KRDO que cuando perdió a su mascota la parte más difícil fue “volver a casa después de dejarlo con la niñera y no tener a mi perro”.
Desde que fue avistado en julio, el equipo de voluntarios tomó la decisión de reunirlo con su familia. Primero colocaron comida en el mismo lugar con el objetivo de atraparlo en algún momento.
Después se pusieron de acuerdo para poner una “trampa sucia” que, según Danielle Neiner, la voluntaria que encontró al animal de compañía, se trata de una “jaula gigante” a la que entran y, cuando alcanzan la parte trasera, la puerta se cierra detrás de ellos.
Cuando cayó dentro de la trampa, los voluntarios lo escanearon en busca de un microchip. Al encontrar el implante descubrieron que se trataba de la mascota de Ross desaparecida hace dos años.
“(El perro) estaba bastante enmarañado, muy sucio y todo eso. Definitivamente tiene bajo peso, pero en lo que respecta a la salud, no ha tenido ningún problema”, relató Neiner durante su entrevista con la televisora.
Con Bear asegurado, el siguiente paso era darle a Ross la gran noticia de que su perro, al que pensó jamás volvería a ver, estaba sano y salvo.
La dueña de la mascota dijo que no podía creerlo: “Toda la noche pensé: ‘Dios mío, ¿este es mi perro?’ [...] Estaba literalmente llorando a lágrima viva… incluso ahora estoy en shock de que sea él”, admitió.
El final de una aventura de dos años
Ross calificó la situación como algo “extraño” y “una locura”. Dijo que sus “emociones estaban por todas partes”. Asegurar a Bear era uno de los pasos más importantes de la misión de los voluntarios, pero no la última, pues todavía debían entregarlo sano y salvo con su familia.
Para lograrlo pagaron un viaje con el que el ser sintiente atravesó todo el país durante el 1 de septiembre. “Compramos toda su cama y cuencos. Mis hijos me ayudaron a comprarle juguetes. Y grabo un video con él todas las semanas, un par de veces por semana”, contó Ross acerca de los días anteriores a la llegada de su mascota.
Funcionarios de Humane Society of the Pikes Peak Region (HSPPR), refugio animal que colaboró con los voluntarios que hicieron posible el regreso de Bear a casa, compartieron la noticia en una publicación de redes sociales.
“Esta historia toca nuestros corazones de una manera que probablemente no podrías imaginar [...] Todo valió la pena al final porque Bear finalmente verá a su gente de nuevo”, escribieron en el post de Facebook.
Su dueña abrió una cuenta de Instagram con Bear como protagonista desde el momento en que su dueña supo que estaba a salvo y que regresaría a su hogar. En dicho perfil comparte fotografías y videos con los que contó la odisea del perro extraviado.