Octavio Paz: cinco poemas para recordar al Nobel de literatura en su aniversario

Este 31 de marzo es el natalicio número 108 del poeta y ensayista, quien, con su obra “El Laberinto de la Soledad”, obtuvo el galardón literario más prestigioso con lo que se considera una dedicatoria a la forma de ser y el actuar mexicano

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(Foto: Cuartoscuro)
(Foto: Cuartoscuro)

Este jueves 31 de marzo es el natalicio número 108 de Octavio Paz quien obtuvo el único premio Nobel de Literatura recibido por un mexicano.

Paz fue un ensayista, poeta, diplomático, quien, con su obra “El Laberinto de la Soledad”, obtuvo el galardón literario más prestigioso con lo que se considera una dedicatoria a la psicología y al actuar mexicano.

En este texto, con el que ganó el Nobel, es una especie de explicación de las actitudes más sobresalientes del ser mexicano, retomando las etapas históricas como la Conquista, la Colonia, la Reforma, la Revolución y lsu propia época.

A lo largo de nueve capítulos, la obra de Paz logra mostrar el actuar mexicano, “en todas sus dimensiones, de frente y de perfil, en su pasado y en su presente, el mexicano resulta un ser cargado de tradición que, acaso sin darse cuenta, actúa obedeciendo a la voz de la raza” (El Laberinto de la Soledad).

El escritor mexicano Octavio Paz pronuncia su discurso dando las gracias por la concesi�n del premio de literatura en lengua castellana ""Miguel de Cervantes"" en el paraninfo de la Universidad de Alcal� de Henares. EFE/Manuel Hern�ndez de Le�n/Archivo
El escritor mexicano Octavio Paz pronuncia su discurso dando las gracias por la concesi�n del premio de literatura en lengua castellana ""Miguel de Cervantes"" en el paraninfo de la Universidad de Alcal� de Henares. EFE/Manuel Hern�ndez de Le�n/Archivo

No solo se quedó en el género ensayo, sino también se adentró demasiado a la poesía, del cual, en 1943, tuvo oportunidad de viajar a España donde conoció a intelectuales como Pablo Neruda (1904-1973) y años más tarde se incorporó al servicio diplomático mexicano, donde se trasladó a Francia y escribió “El laberinto de la Soledad”.

En cuanto a su poesía, Paz la dividió en tres fases: busca penetrar través de la palabra, mantener el realismo y el impulso con lo oriental y priorizar el erotismo y conocimiento.

En su libro El arco y la lira hace una vasta referencia a lo que es poesía, “Hay máquinas de rimar, pero no de poetizan Por otra parte, hay poesía sin poemas”. Diferenciarlos, como dice, de poesía y poema haciendo referencia a Aristóteles para explicar que “nada hay de común, excepto la métrica, entre Hornero y Empédocles; y por esto con justicia se llama poeta al primero y fisiólogo al segundo”.

De igual forma, en el libro explica el acto poético y las diferencias que existen de las experiencias colindantes y así muestra cómo ese “acto irreductible” penetra en el mundo.

Octavio Paz comenzó a publicar en revista Sur gracias a Bianco
Octavio Paz comenzó a publicar en revista Sur gracias a Bianco

“Un poema puro sería aquél en el que las palabras abandonasen sus significados particulares y sus referencias a esto o aquello, para significar sólo el acto de poetizar —exigencia que acarrearía su desaparición, pues las palabras no son sino significados de esto y aquello, es decir, de objetos relativos e históricos”.

Ante ello, menciona Paz que lo que caracteriza al poema es “su necesaria dependencia de la palabra tanto como su lucha por trascenderla”.

“Esta circunstancia permite una investigación sobre su naturaleza como algo único e irreductible y, simultáneamente, considerarlo como una expresión social inseparable de otras manifestaciones históricas” (128p).

Ante la explicación de lo que para él se refiere la poesía, dejamos los primeros fragmentos de cinco poemas que escribió el autor, considerados los más importantes de su carrera.

¡No Pasaran! (1936)

“Como pájaros ciegos, prisioneros,

como temblantes alas detenidas

o cánticos sujetos,

suben amargamente

hasta la luz aguda de los ojos

y el desgarrado gesto de la boca,

los latidos febriles de la sangre,

petrificada ya, e irrevocable:

No pasarán”.

Piedra del sol (1951)

“Un sauce de cristal, un chopo de agua,

un alto surtidor que el viento arquea,

un árbol bien plantado mas danzante,

un caminar de río que se curva,

avanza, retrocede, da un rodeo

y llega siempre:

un caminar tranquilo

de estrella o primavera sin premura,

agua que con los párpados cerrados

mana toda la noche profecías,

unánime presencia en oleaje,

ola tras ola hasta cubrirlo todo,

verde soberanía sin ocaso

como el deslumbramiento de las alas

cuando se abren en mitad del cielo”.

Salamandra (1962)

“(negra

armadura viste el fuego)

calorifero de combustión lenta

entre las fauces de la chimenea

-o mármol o ladrillo-

tortuga estática

o agazapado guerrero japonés.

Y una u otro

—el martirio es reposo-

impasible en la tortura”.

Viento Entero (1965)

“El presente es perpetuo

Los montes son de hueso y son de nieve

están aquí desde el principio

El viento acaba de nacer

sin edad

como la luz y como el polvo

Molino de sonidos

el bazar tornasolea

timbres motores radios

el trote pétreo de los asnos opacos

cantos y quejas enredados

entre las barbas de los comerciantes

alto fulgor a martillazos esculpido

En los claros de silencio

estallan

los gritos de los niños

Príncipes en harapos

a la orilla del río atormentado

rezan orinan meditan”.

Árbol adentro (1987)

Creció en mi frente un árbol.

Creció hacia dentro.

Sus raíces son venas,

nervios sus ramas,

sus confusos follajes pensamientos.

Tus miradas lo encienden

y sus frutos de sombras

son naranjas de sangre,

son granadas de lumbre.

Amanece

en la noche del cuerpo.

Allá adentro, en mi frente,

el árbol habla.

Acércate, ¿lo oyes?”

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