
Un cartel rojo con letras blancas y una corona Tudor permaneció olvidado durante más de medio siglo en una caja de una librería británica. Cuando en el año 2000 Stuart y Mary Manley, propietarios de Barter Books en Alnwick, Northumberland, lo redescubrieron, no imaginaron que el mensaje “Keep Calm and Carry On” se transformaría en uno de los lemas más reconocibles y reutilizados del siglo XXI. Lo que comenzó como una pieza de propaganda de la Segunda Guerra Mundial terminó por convertirse en un fenómeno cultural global, objeto de admiración, parodia y debate.
El origen del cartel se remonta a 1939, cuando el Ministerio de Información británico lo encargó como parte de una serie de tres diseños destinados a reforzar la moral pública ante la inminente guerra. El Dr. Daniel Cowling, historiador principal del Museo Nacional del Ejército de Londres, explicó a la BBC que el gobierno utilizó carteles, cine, radio, libros y panfletos para influir en la opinión pública durante el conflicto.
Junto al famoso “Keep Calm and Carry On” - o en la traducción al español “Mantén la calma y sigue adelante”-, se produjeron otros dos con los lemas “Tu coraje, tu alegría y tu determinación nos traerán la victoria” y “La libertad está en peligro. Defiéndela con todas tus fuerzas”.

Sin embargo, el cartel de la calma nunca se publicó oficialmente y apenas se exhibió, ya que la mayoría de los 2,5 millones de ejemplares impresos fueron despulpados en 1940 para ahorrar papel. Solo unas pocas copias sobrevivieron en archivos y, finalmente, en la librería de los Manley.
Redescubrimiento y auge del cartel de la Segunda Guerra Mundial
Stuart y Mary Manley quedaron fascinados con el cartel tras hallarlo en su librería. Stuart relató a la BBC que decidieron enmarcarlo y colgarlo en el local, sin prever el impacto que tendría. Mary Manley dudaba sobre imprimir copias, por lo que Stuart encargó las primeras reproducciones en secreto.
La popularidad inicial se mantuvo en el ámbito local hasta que, en 2005, la periodista Susie Steiner incluyó el cartel en un artículo de The Guardian sobre objetos de diseño. A partir de ese momento, la librería recibió pedidos de todo el mundo y, para 2007, las ventas alcanzaron las 50.000 copias.

El auge del cartel coincidió con un contexto social y mediático radicalmente distinto al de su creación. En la era de internet, la ironía y la ansiedad, el mensaje se adaptó a nuevas realidades. Lucy Noakes, profesora de Historia Moderna en la Universidad de Essex, explicó a la BBC que el cartel encapsula la memoria popular dominante de la guerra en la Gran Bretaña moderna, evocando la idea de que fue el “mejor momento” del país y un ejemplo de estoicismo ante la adversidad.
Katy Parry, profesora de Medios y Comunicación en la Universidad de Leeds, añadió que el eslogan forma parte de una mitificación nacional del espíritu bélico que sigue influyendo en la identidad cultural británica.
Cultura británica, memes y resignificación global
La expansión del fenómeno se vio impulsada por la cultura digital y la atención de los medios internacionales. El mensaje “Mantén la calma y sigue adelante” comenzó a aparecer en camisetas, tazas, llaveros y paredes, incluso fuera del Reino Unido, como en Alemania.
Celebridades como el DJ Chris Evans, Rupert Grint y James May contribuyeron a su popularización al lucirlo en prendas de vestir. Tras la crisis financiera de 2008, el cartel adquirió un nuevo significado como símbolo de serenidad ante la incertidumbre, llegando incluso a la oficina del entonces primer ministro Gordon Brown.

La simplicidad del diseño, con su tipografía sans serif blanca sobre fondo rojo y la corona en la parte superior, facilitó su adaptación a la cultura visual contemporánea. Parry destacó que esta sencillez permite que el cartel funcione como una plantilla para innumerables mensajes y memes: desde “Mantén la calma y bebe té” hasta “Mantén la calma y programa”.
El eslogan ha sido apropiado por manifestantes y adaptado a causas sociales, demostrando su capacidad para atraer la atención y transmitir ideas de forma memorable y, a menudo, humorística.
El diseñador gráfico Jonathan Barnbrook, en declaraciones a la BBC, comparó la mercantilización del cartel con la de obras de arte como los autorretratos de Van Gogh o “El Grito” de Munch, subrayando que los seres humanos tienden a subvertir incluso los contextos más serios, transformando el dolor en juego o la angustia en comprensión. Esta capacidad de resignificación ha permitido que el cartel prospere en la cultura de los memes, donde la nostalgia y la ironía conviven.

No obstante, la omnipresencia del mensaje ha generado críticas y controversias. Algunos lo ven como un símbolo de elitismo británico, propaganda bélica o una respuesta insensible ante crisis reales. Las parodias, desde “Now Panic” hasta “Keep Calm and Drink Wine”, han vaciado el eslogan de su significado original para ciertos sectores.
El ensayista Owen Hatherley, en un artículo para The Guardian, describió el mensaje como “nostalgia de la austeridad” y lo vinculó a una actitud rígida y patricia que, en su opinión, solo sobrevive en el imaginario popular de un país orientado al consumo.
A pesar de las críticas, el mensaje central del cartel —la perseverancia serena ante la adversidad— sigue vigente y adaptable. Parry observó que la cultura de los memes recurre a viejos lemas para asociarlos a nuevos valores, en un juego que puede ser tanto lúdico como serio. La Dra. Bex Lewis, autora de un libro sobre el cartel, señaló que, aunque en su momento pudo parecer condescendiente, hoy apela al sentido de la ironía y refleja la nostalgia de una época en la que la gente se unía y afrontaba las dificultades con sencillez.
Barnbrook considera que la facilidad con la que el cartel puede reproducirse y adaptarse, tanto por personas como por computadoras, lo convierte en un vehículo ideal para expresar cualquier idea de forma directa. Así, una pieza de diseño simple y cargada de historia ha logrado trascender su contexto original y permanece como un símbolo de resiliencia y resignación en tiempos de incertidumbre.
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