La victoria naval de Roma que la convirtió en un imperio y motivó el suicidio de Cleopatra

El 2 de septiembre del año 31 (a.C.) se libró, en aguas del mar Jónico, la enorme batalla naval de Actium, que cambió el mapa del mundo antiguo. El triunfador Octavio, cuatro años más tarde, fue proclamado Emperador. Y sus vencidos, Cleopatra y Marco Antonio, huyeron y se quitaron la vida un año después

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El suicidio de Cleopatra y Marco Antonio (Wikipedia)
El suicidio de Cleopatra y Marco Antonio (Wikipedia)

Gracias a sus exitosas campañas en Galia, Egipto, Ponto, África del Norte e Hispania (58 a.C.-45 a.C.), Julio César consolidó su prestigio militar y político, y amplió la influencia y el poder de Roma en el mundo mediterráneo. Por aquellas victorias, fue reconocido como dictador y cónsul vitalicio de la República Romana.

El 15 de marzo de 44 a.C. se produjo el asesinato de Julio César, promovido por sectores que buscaban restablecer el anterior sistema aristocrático en la República Romana. Así se inició un nuevo y prolongado período de inestabilidad política y guerras civiles que se extendió durante 14 años (44 a.C.-30 a.C.).

A fin de evitar la desaparición de la República Romana, hacia el 40 a.C. se produjo un acuerdo que estableció un triunvirato con los cónsules Octavio, Marco Antonio y Lépido, las figuras más relevantes y prestigiosas de la República.

Octavio era sobrino nieto de Julio César, quien lo había designado como sucesor y heredero político para conducir la República Romana. Marco Antonio pertenecía a una tradicional familia romana de amplia trayectoria pública, poseía destacada carrera militar y era uno de los jefes del ejército romano más distinguidos por Julio César. Finalmente, Lépido también contaba con significativos antecedentes militares a las órdenes de Julio César.

Los tres cónsules se repartieron los territorios de la República Romana para asegurar mejor gobierno y defensa: Octavio se ocupó de las provincias Occidentales (Galia, Hispania, Italia); Marco Antonio de las provincias de Oriente (Asia Menor, Siria, Grecia); y Lépido de la provincia de África del Norte.

Marco Antonio estaba casado con Octavia, la hermana de Octavio. Pero la maltrataba y, a su vez, engañaba con Cleopatra, con quien tuvo tres hijos y junto a la que buscaba derrotar a Roma y gobernar el Mediterráneo desde Egipto
Marco Antonio estaba casado con Octavia, la hermana de Octavio. Pero la maltrataba y, a su vez, engañaba con Cleopatra, con quien tuvo tres hijos y junto a la que buscaba derrotar a Roma y gobernar el Mediterráneo desde Egipto

Las diferencias y las ambiciones personales entre los tres cónsules persistieron. La guerra civil continuó, y el conflicto quedó limitado, hacia 31 a.C., a un enfrentamiento personal entre los dos líderes más fuertes de la República Romana: Octavio y Marco Antonio. Lo que estaba en juego era la suprema conducción de los vastos dominios romanos; la hegemonía en el mundo mediterráneo; y convertirse en un nuevo Julio César.

Tanto Octavio como Marco Antonio sabían perfectamente que la guerra civil no finalizaría, ni que aquellos gigantescos objetivos serían plenamente satisfechos, hasta tanto uno de esos dos enormes contrincantes fuera eliminado.

Octavio mantuvo su autoridad en las provincias de Occidente, con Roma como incuestionable centro político. Con más experiencia militar y pública, y con cada vez más respaldo del Senado y del pueblo romano, asumió su rol de heredero de Julio César. Ese amplio apoyo lo convirtió en un verdadero líder y referente político y popular, auténtico representante y defensor de los ideales y de las tradiciones del Estado romano.

Marco Antonio conservó su predominio en las provincias Orientales. Influenciado por la cultura y las costumbres orientales, se convirtió prácticamente en un soberano oriental, alejado de la idiosincrasia y de las tradiciones romanas. Casado con Octavia, hermana de Octavio, mantuvo una compleja, apasionada y dramática relación amorosa, política y diplomática con la reina de Egipto Cleopatra, con quien a su vez tuvo tres hijos.

La imagen icónica de Cleopatra y la serpiente con cuyo veneno se quitó la vida
La imagen icónica de Cleopatra y la serpiente con cuyo veneno se quitó la vida

Atractiva, inteligente, astuta y ambiciosa, Cleopatra pertenecía a la dinastía Ptolemaica o Lágida, una casa real de origen griego y macedónico establecida en el siglo IV a.C. Había sido amante del mismísimo Julio César (con quien tuvo un hijo), y ejercía una gran influencia en la dinámica política y estratégica del Mediterráneo. Egipto era un reino independiente muy influenciado por Roma, y principal aliado de Marco Antonio en sus dominios orientales.

Marco Antonio y Cleopatra poseían intereses y ambiciones comunes que amenazaban las aspiraciones de Octavio y la integridad misma de la República Romana. Aquellos amantes pretendían fundar un nuevo imperio para regir los destinos del mundo mediterráneo, que sería gobernado por una dinastía greco-macedónica-egipcia, con centro en Alejandría, Capital de Egipto.

Los objetivos de Marco Antonio y Cleopatra significaban la crisis definitiva de la República Romana; el establecimiento de un nuevo poder en el Mediterráneo; y el desplazamiento del núcleo del Mediterráneo de Roma a Alejandría.

Existían complejas e intrincadas circunstancias políticas, diplomáticas, familiares y personales que preocupaban a Octavio: los hijos de Cleopatra con Julio César y Marco Antonio eran potenciales candidatos a la herencia romana y cabezas de proyectado imperio, sumado a las humillaciones de Marco Antonio hacia su esposa Octavia, hermana de Octavio, y su preferencia por Cleopatra.

En 31 a.C. los contrincantes se prepararon para definir un conflicto que combinaba la larga guerra civil romana con la amenaza de un enemigo externo (Egipto), y en el cual se jugaba el destino y el predominio en el Mediterráneo.

Marco Antonio y Cleopatra establecieron sus fuerzas en Grecia Occidental, para la potencial invasión a Italia. El cuartel general se instaló en Patrás. Las principales fuerzas del ejército se concentraron en Acarnania y en el golfo de Ambracia. La flota se ubicó igualmente en el golfo de Ambracia, y la integraban buques romanos, egipcios y fenicios. Todas esas fuerzas eran abastecidas desde Alejandría a través de distintas rutas marítimas con bases navales y puntos de apoyo en las islas y costas de Grecia.

La flota romano-egipcia, al mando de Publícola, Insteio, Octavio y Sosio, se componía de 500 buques, con 20.000 legionarios y 2000 arqueros embarcados, y entre 40.000 y 45.000 marineros y remeros. El ejército, comandado por el prestigioso general Canidio, sumaba 112.000 hombres.

Marco Vespasiano Agripa, artítice y conductor de la victoria naval de Roma en Actium
Marco Vespasiano Agripa, artítice y conductor de la victoria naval de Roma en Actium

Octavio organizó y concentró sus fuerzas navales en los puertos italianos de Brindisi y Tarento. Su flota la integraban 400 buques, con los comandantes navales Arruncio y Lurio, que atendían entre 50.000 y 55.000 marineros y remeros, y con 35.000 legionarios y arqueros a bordo. Su ejército lo componían 92.000 hombres. El mando de aquellas esas formidables fuerzas, y especialmente el comando específico de la flota, quedó a cargo de Marco Vespasiano Agripa, prestigioso militar y político, consejero y hombre de confianza de Octavio.

Ambas flotas se hallaban compuestas por distintos tipos de buques, conocidos con el nombre general de galeras, impulsadas a remo y complementadas por velas. Poseían diferentes líneas u órdenes de remeros: así existían unirremes, birremes, trirremes y quinquerremes; éstas últimas, por su magnitud, eran las naves más poderosas de la época.

Las galeras transportaban la infantería embarcada a la batalla, y poseían catapultas para arrojar piedras, dardos y elementos incendiarios. Su principal armamento consistía en un poderoso y sólido ariete o espolón colocado en proa.

La guerra naval de la época consistía en batallas libradas sobre la cubierta de los buques. Se usaba la táctica de formación en línea de frente para embestir y golpear al enemigo con el espolón e inmovilizar, capturar o hundir a los buques enemigos, y permitir el abordaje de la infantería embarcada para la lucha cuerpo a cuerpo; para ello se empleaban ganchos de abordaje lanzados con catapultas para enganchar y atraer al buque rival.

Una galera romana, decisiva en la victoria frente a las pesadas naves egipcias por su agilidad y rapidez
Una galera romana, decisiva en la victoria frente a las pesadas naves egipcias por su agilidad y rapidez

Las galeras ejecutaban maniobras rápidas y coordinadas para destruir los remos de las formaciones navales del enemigo y dejar sus buques inmovilizados y sin capacidad de operar o luchar. También combatían a la distancia con arqueros, lanceros y catapultas que lanzaban los más diversos y mortíferos objetos.

La flota de Marco Antonio y Cleopatra concentró su poderío en las grandes, pesadas y lentas quinquerremes, que poseían torres y reductos para infantería y lanceros, y catapultas y otras máquinas como primaria artillería. La flota de Octavio también poseía ese tipo de monstruos flotantes, aunque Agripa, astutamente, privilegió galeras más pequeñas, rápidas, ágiles y maniobrables.

Octavio tomó la iniciativa y se dirigió desde los puertos de Brindisi y Tarento con sus descomunales fuerzas para buscar a las igualmente impresionantes tropas de Marco Antonio y Cleopatra, concentradas en Grecia. La flota comandada por Agripa atacó la costa Oeste de Grecia para interceptar las comunicaciones navales del enemigo, apresar sus buques de transporte, romper sus rutas marítimas, ocupar sus bases navales y puntos de apoyo, y dificultar sus abastecimientos desde Alejandría.

Agripa se apoderó de ciudades griegas e islas que facilitaron las operaciones navales y la concentración sobre el golfo de Ambracia, donde se hallaban Marco Antonio y Cleopatra. Convirtió a la isla de Corfú en base naval adelantada para desembarco en las costas de Epiro y avanzar desde el Norte al golfo de Ambracia. También se apoderó de las islas de Cefalonia, Ítaca y Leucade, cercanas a la boca del golfo de Ambracia.

Con su visión estratégica y táctica, Agripa rodeó el golfo de Ambracia y estableció un riguroso sitio terrestre y bloqueo naval sobre las fuerzas de Marco Antonio y Cleopatra, sometidas a enfermedades, falta de abastecimientos, indisciplina, deserciones, desmotivación y caída de la moral.

El escenario de la batalla naval de Actium
El escenario de la batalla naval de Actium

Conscientes de su crítica situación, Marco Antonio y Cleopatra coincidieron en la necesidad de forzar la salida de su flota del golfo de Ambracia, apostar a una batalla decisiva y regresar a Egipto, cómo única salvación.

El 2 de septiembre de 31 a.C. Marco Antonio y Cleopatra organizaron su flota para abandonar el golfo de Ambracia y emprender la batalla final para retornar a Egipto. Destruyeron los buques más pequeños, considerados inútiles e inservibles para esa situación, y apostaron a sus poderosas pero pesadas y lentas quinquerremes. En ese momento, disponían entre 230 y 300 buques (con 22.000 legionarios a bordo).

Los buques romanos, comandados por el mismo Marco Antonio y secundado por Publícola, Insteio, Octavio y Sosio, encabezaron la salida distribuidos en dos flancos y un centro, en tanto que a retaguardia se encontraban 60 buques egipcios y fenicios mandados personalmente por Cleopatra.

La flota de Octavio se desplegó en la boca del golfo de Ambracia, en una línea de dos flancos y un centro, que estaban al mando de Agripa, Arruncio, Lurio y el mismísimo Octavio. La integraban 400 galeras, con 35.000 soldados embarcados.

Batalla naval de Actium, cuyo desenlace cambió el mapa del mundo antiguo y centralizó aún más el poder en Roma, que pasó de ser una República a convertirse en un Imperio (Wikipedia)
Batalla naval de Actium, cuyo desenlace cambió el mapa del mundo antiguo y centralizó aún más el poder en Roma, que pasó de ser una República a convertirse en un Imperio (Wikipedia)

La batalla naval de Actium se inició hacia el mediodía del 2 de septiembre de 31 a.C., en torno a la boca del golfo de Ambracia. Los buques romanos de Marco Antonio iniciaron el ataque con una verdadera lluvia de flechas, lanzas, piedras, dardos y objetos incendiarios lanzados por sus soldados y catapultas, a la vez que intentaron ataques con espolón y acciones de abordaje para luchar cuerpo a cuerpo; simultáneamente, buscaron romper y abrir los flancos de la flota de Agripa y Octavio para permitir el paso de las galeras romanas, egipcias y fenicias y huir hacia Alejandría.

Con gran lucidez, Agripa utilizó a la perfección sus numerosas, livianas, veloces y maniobrables galeras, que permitieron, a través de ágiles maniobras, evitar y eludir los ataques a distancia con catapultas, las embestidas al espolón y los intentos de abordaje del enemigo. Paralelamente, Agripa ejecutó maniobras envolventes que desarticularon y desorganizaron la formación enemiga, aislando sus pesadas y lentas quinquerrremes, sometidas a constantes y rápidos ataques con varias galeras al mismo tiempo, que las embestían al espolón desde distintas direcciones, las tomaban al abordaje y les destruían sus hileras de remos dejándolas inmovilizadas e ingobernables.

Aquellas acciones no impidieron que la flota egipcio-fenicia de Cleopatra lograra salir prácticamente intacta del golfo de Ambracia, pasar por entre los buques de Agripa y Octavio y dirigirse hacia el Sur rumbo a Egipto. Dicha acción fue imitada por el mismísimo Marco Antonio, quien acompañó a Cleopatra en su fuga a Egipto. Esa actitud de sus líderes desmoronó la moral y la capacidad de lucha de las fuerzas romanas y egipcias.

Un antiguo fresco romano que escenificó el suicidio de Cleopatra (Wikipedia)
Un antiguo fresco romano que escenificó el suicidio de Cleopatra (Wikipedia)

Finalmente, Agripa complementó y reforzó las acciones de sus pequeñas galeras haciendo entrar en acción a sus grandes quinquerremes, que atacaron a la distancia a la quebrantada flota enemiga cubriéndola con elementos inflamables que incendiaron y destruyeron muchos buques.

La batalla naval de Actium culminó en la tarde del 2 de septiembre de 31 a.C. con la gran victoria de Octavio y Agripa. La flota de Marco Antonio y Cleopatra perdió unos 170 buques. Las tropas del gigantesco ejército romano de Canido, principal general de Marco Antonio, sometidas a enfermedades, indisciplina, baja moral y a todo tipo de privaciones, desertaron y se unieron a Octavio.

Ya en Egipto, Cleopatra y Marco Antonio padecieron una profunda crisis política y personal y, amenazados por el avance de Octavio, se suicidaron en 30 a.C., poniendo fin a su apasionada y dramática relación, y al reinado de la secular dinastía ptolemaica en el milenario reino egipcio.

Octavio, el sobrino de Julio César, terminó con el sistema republicano en Roma y fue proclamado Emperador con el nombre de Augusto cuatro años después de Actium (Wikipedia)
Octavio, el sobrino de Julio César, terminó con el sistema republicano en Roma y fue proclamado Emperador con el nombre de Augusto cuatro años después de Actium (Wikipedia)

En la batalla naval de Actium, Agripa neutralizó el poder naval enemigo a través de la maniobra, la rapidez y la movilidad (que permitió embestir al espolón y ejecutar abordajes cuando resultaba oportuno); privilegió la destrucción de los buques enemigos; y demostró gran flexibilidad ante la pesada estructura del esquema naval enemigo.

Poco después, Egipto se convirtió en provincia romana. El Mediterráneo confirmó su condición de “Mare Nostrum”, y constituyó el estratégico espacio marítimo que permitió la unidad política, económica y comercial del mundo romano, y la implementación de un prolongado período de orden y estabilidad conocido como “Pax Romana”, que se extendió por más de tres siglos.

En 27 a.C. Octavio asumió como emperador con el nombre Augusto. Así, el gran triunfo naval de Actium provocó el fin de la República Romana y la instauración del Imperio Romano, con la supremacía de su Capital hasta 476 después de Cristo (d.C.). Agripa, artífice y conductor de aquella gran victoria, contribuyó con el fin de la larga guerra civil romana, el establecimiento del Imperio Romano, la consolidación del concepto de “Mare Nostrum” y el inicio del período de la “Pax Romana”.

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