Un especialista en el arte de la seducción revela sus secretos

Martín Rieznik lleva más de dos décadas dedicándose a estudiar la manera en que se relacionan hombres y mujeres. En “El juego de la seducción” plantea un manual para entender las etapas del cortejo

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El juego de la seducción
El juego de la seducción

"Hitch", así se llamaba la película. Tiene algunos años; cada tanto la pasan en un canal de cable. Él era Will Smith, y, mientras le daba consejos a Kevin James para seducir a Amber Valleta, le costaba bastante llegar a Eva Méndez.

El sueño (romántico) americano se alimenta también de la fantasía del perdedor que logra enamorar a la mujer exitosa a fuerza de mostrar sus sentimientos más puros. Hollywood lo entendió antes que nadie.

¿Se puede entrenar el cortejo? Martín Rieznik, coautor de El juego de la seducción (Ed. Dibuks) asegura que sí: "La habilidad de la seducción", dice, "es una habilidad como cualquier otra". Rieznik lleva más de dos décadas estudiando la seducción. Fundador de la escuela "LevantArt", su libro es un manual que busca mostrar las etapas de la seducción y cómo actuar en cada una. Pero se ocupa muchísimo de distanciarse de la explosión de chantas y charlatanes: "Como en el fútbol", dice, "hay gente que opina desde la nada y otra que opina desde el conocimiento. Nosotros buscamos es que la información que damos tenga una base científica".

Cómo acercarse a una mujer y no ser rechazado (Getty)
Cómo acercarse a una mujer y no ser rechazado (Getty)

Hay tres maneras de acceder a este tipo de información: a través de estudios de observación —por ejemplo, los que Timothy Perper hacía en bares en los 80, que derivaron en su libro La biología de la seducción—, desde la experimentación —como los del alemán  Andreas Baranowski—, y, por último, a través de los foros donde cientos de hombres cuentan sus experiencias y generan una enorme base de datos para analizar.

¿Se puede reconocer un modo efectivo de acercarse a una mujer?

—Hay estudios estadísticos. Baranowsky hizo un estudio en el que le pedía a una mujer que se acercara a un hombre y le propusiera tener sexo, y lo mismo con un hombre que se acercara a una mujer. El resultado es interesante, porque la mujer tiene un 75% de aceptación mientras que el hombre, cero. Eso te dice un montón de cosas.

En veinte años que llevan estudiando las etapas de la seducción, aparecieron las redes sociales y Whatsapp: ¿cambiaron las reglas?

—Hay tres etapas del cortejo: atracción, confort y seducción, que, a su vez, están divididas en tres etapas diferentes. Las redes sociales y Whatsapp cambiaron la primerísima etapa, pero después, la seducción se tiene que dar en persona. Nadie tiene sexo por Whatsapp o por Tinder. Las redes sociales arrojan datos estadísticos muy certeros: qué foto funciona mejor, cuál es la mejor frase para iniciar una conversación. Todo eso está muy estudiado. Cambió la primerísima etapa, pero después hay que generar atracción en persona y confort para que termine en un proceso de seducción.

A veces uno tiene una capacidad para romper barreras por teléfono y en persona es un queso.

—Ojo, que a mucha gente le pasa al revés. Por empezar, las redes sociales son el reino de donde lo físico es lo más importante. En gran parte definís con una foto. Hay pequeñas diferencias, pero el que es un queso en persona, lo es también en redes.

Las redes sociales no cambiaron demasiado el juego de la seducción (Getty)
Las redes sociales no cambiaron demasiado el juego de la seducción (Getty)

El libro apunta a la seducción hacia la mujer, pero ¿se lo puede leer como un manual de empresas para captar clientes?

—Sin dudas. Hace poco me invitaron a Colombia para dar una conferencia sobre cómo enamorar clientes. Quienes leyeron el libro me han dicho que también les va mejor en sus relaciones personales y laborales. Eso sucede, por un lado, porque seducir no es más que persuadir y la persuasión es útil en todos los ámbitos de la vida: en el personal, en el social y en el romántico. Y en segundo lugar, porque las relaciones sociales y románticas son importantes para la mayor parte de las personas, y cuando estás mejor en ese aspecto de tu vida lo irradiás en el resto.

¿Podemos cerrar la nota con unos consejos?

—La regla de oro, y siempre hablando de hombre a mujer, es no demostrar interés sexual en el inicio de la interacción. La mujer es más requerida que el hombre, por lo tanto eso no es algo que va a ser atractivo. Lo ideal es que el hombre sea indirecto. Se puede empezar con algo casual. Pedir un consejo es muy bueno: está demostrado que cuando damos un consejo genera una idea de unión. Las empresas que les piden a sus clientes un consejo tienen más ventas con ellos. Acercarse a una mujer y pedir un consejo es una buena opción, tanto de día como de noche. Y, a continuación, deberías contarle algo de tu vida. Cuando un hombre está con una mujer, los amigos le suelen preguntar si es linda, ¿no? En cambio, las mujeres, en general, quieren saber quién es, a qué se dedica. Sin ser agresivo en el lenguaje corporal, le pedís una opinión e inmediatamente le decís algo de vos. En pocos minutos ella vio que estás calibrado porque no demostraste un interés excesivo, y sabe algo de vos. Eso es súper importante.

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