Las impresionantes imágenes de polillas alimentándose de lágrimas de alce en un bosque de Estados Unidos sorprenden a la ciencia

El fenómeno, grabado por primera vez fuera de los trópicos, despierta nuevas preguntas sobre cómo insectos y mamíferos interactúan en la naturaleza, advierten desde Smithsonian Magazine. Esta conducta, antes considerada rara, ¿podría ser más común de lo pensado?

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Interacción inusual entre insectos y
Interacción inusual entre insectos y grandes mamíferos revela nuevas estrategias de obtención de nutrientes en la naturaleza (Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Vermont)

Unas cámaras de rastreo instaladas en el Bosque Nacional de las Montañas Verdes, en Vermont, lograron registrar un comportamiento tan inusual como intrigante: polillas bebiendo las lágrimas de un alce. Este fenómeno, denominado lachrifagia, fue documentado por primera vez en esta especie y en una región templada, según informó Smithsonian Magazine.

El hallazgo tuvo lugar la madrugada del 19 de junio de 2024, cuando un equipo del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Vermont instaló cámaras automáticas en el marco de un monitoreo de fauna silvestre. Sin embargo, las conclusiones de los investigadores se difundieron recientemente.

Laurence Clarfeld, científico ambiental de la Universidad de Vermont, revisaba las imágenes registradas por las cámaras cuando se sorprendió al observar una secuencia de 80 fotografías.

Según relató a Smithsonian Magazine, “al principio, parecía que el alce tenía dos ojos adicionales”. Luego, al analizar la serie completa, comprendió que varias polillas se encontraban revoloteando alrededor de los ojos del animal y, aparentemente, absorbían sus lágrimas.

El uso de cámaras automáticas
El uso de cámaras automáticas permitió captar la conducta discreta de polillas bordeando los ojos de alces durante sus hábitos nocturnos (Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Vermont)

Un fenómeno documentado en nuevas regiones y especies

La lachrifagia ha sido observada en otras partes del mundo y en diferentes especies. Se documentaron abejas solitarias bebiendo lágrimas de tortugas en Ecuador, abejas sin aguijón obteniendo lágrimas humanas en Tailandia y polillas del género Erebidae extrayendo lágrimas de aves en Colombia y Brasil.

Sin embargo, la mayoría de los registros provienen de regiones tropicales y subtropicales. Hasta este hallazgo, solo existía un antecedente fuera de los trópicos: una polilla alimentándose de lágrimas de un caballo en Arkansas, Estados Unidos.

El registro en Vermont marca la primera vez que este comportamiento se observa en alces y en una región templada. Este hecho constituye un avance relevante para la comunidad científica, ya que confirma que la lachrifagia podría darse en más regiones y especies de lo que se pensaba.

Según explicó Leandro Moraes, biólogo de la Universidad de São Paulo, citado por Smithsonian Magazine: “Los fluidos de vertebrados son la principal fuente alternativa para obtener proteínas”.

Esta conducta forma parte de una estrategia más amplia de obtención de nutrientes conocida como puddling, donde mariposas y polillas aprovechan líquidos ricos en minerales presentes en el suelo, heces, sudor, e incluso sangre. Sin embargo, la lachrifagia sigue siendo un fenómeno poco documentado.

La reciente observación en Vermont
La reciente observación en Vermont amplía la distribución conocida de la lachrifagia al incluir, por primera vez, la interacción entre alces y polillas fuera de zonas tropicales (Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Vermont)

Como señaló Akito Kawahara, entomólogo del Museo de Historia Natural de Florida, la falta de registros podría responder a que “puede que simplemente no haya muchos científicos observando este fenómeno en otros lugares”.

Implicancias para la salud animal y la investigación

Las razones exactas de por qué polillas y otros insectos buscan lágrimas no fueron completamente determinadas. Los científicos sospechan que estas secreciones les aportan nutrientes esenciales, como el sodio, especialmente cuando escasea en otras fuentes, y también proteínas, que los insectos suelen obtener del néctar pero que pueden reemplazar con fluidos de vertebrados durante ciertos periodos.

Los investigadores advierten que la presencia de polillas en los ojos de los animales podría facilitar la transmisión de patógenos vinculados a enfermedades como la queratoconjuntivitis, capaz de causar lesiones oculares y perjudicar gravemente la salud de los hospedadores.

No obstante, hasta el momento no existen pruebas concluyentes sobre los efectos negativos de la lachrifagia en la fauna silvestre, por lo que la posibilidad de daños permanece abierta como una hipótesis sujeta a próximos estudios.

El equipo científico responsable del hallazgo, citado por Smithsonian Magazine, instó a la comunidad investigadora a prestar más atención a este tipo de interacciones. La observación realizada en Vermont sugiere que este comportamiento podría ser más común de lo pensado y no restringirse a los trópicos o a especies ya conocidas.