
El envejecimiento en Estados Unidos avanza a un ritmo sin precedentes, con el porcentaje de personas mayores de 65 años que aumentó del 12,4% en 2004 al 18% en 2024, según el Pew Research Center. Este fenómeno, impulsado por la baja natalidad, el aumento de la esperanza de vida y la entrada de la generación del baby boom en la tercera edad, está transformando la estructura social y económica del país. En este contexto, el Pew Research Center realizó una encuesta a 8.750 adultos estadounidenses para analizar cómo perciben y afrontan los ciudadanos el proceso de envejecer, así como las diferencias que existen según la edad, el nivel de ingresos y el género.
El estudio revela que casi la mitad de los estadounidenses mayores de 65 años (49%) considera que está envejeciendo “extremadamente bien” o “muy bien”. En contraste, solo el 30% de los adultos menores de 65 años espera envejecer de manera similar. Entre quienes piensan al menos ocasionalmente en cómo será su vida a partir de los 70 años, predominan la preocupación (67%) sobre la emoción (51%) ante esa etapa.
Diferencias por ingresos y experiencia de la vejez
El análisis demográfico del Pew Research Center atribuye el crecimiento de la población mayor a tres factores principales: la disminución de la tasa de natalidad, el aumento de la longevidad y el avance de la generación del baby boom, nacida tras la Segunda Guerra Mundial, que ahora se encuentra en sus 60 y 70 años. Este cambio demográfico plantea desafíos en términos de salud pública, sostenibilidad de los sistemas de pensiones y adaptación de los servicios sociales.

Las percepciones sobre el envejecimiento varían notablemente según el nivel de ingresos. Entre los mayores de 65 años, el 61% de quienes pertenecen al grupo de ingresos altos afirma que está envejeciendo “extremadamente bien” o “muy bien”, frente al 51% en el grupo de ingresos medios y solo el 39% en el grupo de ingresos bajos. Además, los mayores con mayores recursos económicos tienden a valorar mejor su salud física y mental, dedican más tiempo a actividades recreativas y sociales, y participan con mayor frecuencia en clubes o grupos de interés. En contraste, entre los adultos menores de 65 años, el 37% de los que tienen ingresos altos espera envejecer bien, mientras que el 25% de los de ingresos bajos prevé un envejecimiento poco favorable.
Preocupaciones, expectativas y medidas para envejecer mejor
Las preocupaciones de los estadounidenses menores de 65 años sobre su futuro en la vejez se centran en tres grandes áreas, según el Pew Research Center: la salud (42%), las finanzas (30%) y las relaciones familiares (16%). La inquietud por la salud abarca tanto el bienestar físico como el mental, mientras que las dudas financieras incluyen el temor a no contar con ingresos o activos suficientes para afrontar la jubilación y la incertidumbre sobre el futuro de la Seguridad Social. En el ámbito familiar, la soledad, la pérdida de seres queridos y la posibilidad de convertirse en una carga para otros son motivos de preocupación recurrentes. Por otro lado, quienes se sienten ilusionados ante la vejez destacan la posibilidad de disponer de más tiempo para la familia y los amigos (42%), para actividades y viajes (30%) y para disfrutar del retiro laboral (19%).

A pesar de las inquietudes, la mayoría de los adultos menores de 65 años (78%) afirma que está adoptando medidas en su vida diaria para mejorar sus posibilidades de envejecer bien. Sin embargo, menos de la mitad de los estadounidenses considera que las personas tienen un control significativo sobre el proceso de envejecimiento en general. El 67% cree que se puede influir en la salud física y el 60% en la movilidad, pero solo el 47% piensa que se puede mantener la agudeza mental y el 38% considera que es posible controlar la apariencia física con el paso de los años. Esta percepción de control es más alta entre los mayores de 65 años, de los cuales el 40% opina que se puede influir en el proceso de envejecer.
En cuanto a las acciones para parecer más jóvenes, el informe del Pew Research Center indica que el 56% de los adultos ha tomado o consideraría tomar suplementos antienvejecimiento, como colágeno o antioxidantes, y el 52% ha teñido o consideraría teñir su cabello para cubrir las canas. Además, el 23% se ha sometido o contemplaría someterse a tratamientos estéticos no quirúrgicos, como inyecciones de bótox o terapias con láser, y el 18% ha recurrido o pensaría recurrir a la cirugía plástica. Las diferencias de género son notables: las mujeres muestran una mayor disposición que los hombres a adoptar estas medidas, con un 66% frente a un 46% en el caso de los suplementos, un 73% frente a un 29% en el tinte de cabello, un 33% frente a un 13% en tratamientos no quirúrgicos y un 26% frente a un 10% en cirugía plástica.
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