
Entre montañas rusas, atracciones acuáticas y espectáculos de que dejan con la boca abierta, los parques de atracciones son uno de los destinos más deseados del mundo. En Europa se han convertido en una de las principales ofertas de ocio y no es de extrañar, pues cuenta con algunos de los más impresionantes del planeta como son Disneyland París o Europa-Park. Estos son conocidos por todos, pero tras su sombra se ubican otros parques que son igual de increíbles y no tienen nada que envidarles.
En España, PortAventura World y Parque Warner Madrid permiten disfrutar de espectáculos y grandes atracciones, pero a las afueras de Colonia, en la localidad alemana de Brühl, un parque temático se alza como un tesoro escondido. Se llama Phantasialand, abrió sus puertas en 1967 y, desde entonces, ha conseguido reunir a unos dos millones de visitantes anuales. La cifra, en constante crecimiento, no sorprende si se tiene en cuenta la experiencia que ofrece: montañas rusas de vértigo, decorados inmersivos y áreas temáticas que permiten viajar de México a China sin necesidad de pasaporte.
Siete montañas rusas, seis atracciones acuáticas y mucha escenografía

El recinto cuenta con 35 atracciones diseñadas para sorprender tanto a los más pequeños como a los adultos. Entre ellas destacan siete montañas rusas como la multipremiada Taron, considerada una de las mejores de Europa por su diseño, velocidad y originalidad. Se trata de una montaña rusa de doble lanzamiento ubicada en la zona tematizada de Klugheim, un poblado ficticio de inspiración volcánica. A su paso, la estructura entrelaza curvas imposibles y túneles estrechos que multiplican la sensación de velocidad.
Otra de las grandes protagonistas es Black Mamba, un tren invertido ambientado en África que serpentea entre cascadas, cavernas y paisajes selváticos. A esto hay que sumar seis atracciones acuáticas, donde destacan River Quest o Chiapas. Pero lo que realmente distingue a Phantasialand es su capacidad para crear mundos paralelos a través de sus zonas tematizadas.
Desde el bullicio industrial de una Berlín de época hasta la serenidad de un pueblo chino, pasando por la selva africana o un México folclórico repleto de colores. La ambientación, cuidada hasta el mínimo detalle, busca que la experiencia no se limite a la adrenalina, sino que también estimule la imaginación.
Hoteles en los que se puede dormir en otro mundo

La experiencia en Phantasialand no termina al caer la noche. Dos hoteles tematizados permiten al visitante prolongar la fantasía durante las horas de descanso. El Hotel Matamba, inspirado en la arquitectura y vegetación del África subsahariana, y el Hotel Ling Bao, ambientado en la estética tradicional china, convierten el alojamiento en parte de la aventura.
Ambos establecimientos están integrados en el parque, lo que facilita el acceso y evita traslados, especialmente si se viaja en familia. Aunque es posible dormir en otras ciudades cercanas como Colonia o Bonn, muchos visitantes optan por pernoctar dentro del complejo para no romper la atmósfera mágica que propone el parque.
Cómo llegar y cuándo visitarlo
Phantasialand se encuentra en una ubicación estratégica dentro del estado federado de Renania del Norte-Westfalia. Está bien conectado por transporte público, lo que permite llegar desde Colonia o Bonn en menos de una hora. El parque permanece cerrado en febrero y marzo por mantenimiento y renovación de instalaciones. Sin embargo, la reapertura en abril suele venir acompañada de promociones.
En este momento, por ejemplo, las entradas se pueden adquirir desde 29 euros (pasando de los 80-90 euros habituales) según la disponibilidad y la demanda, tal y como señalan desde la web. Otro detalle a tener en cuenta es que el número de entradas diarias está limitado. Esta política permite una experiencia más cómoda, sin aglomeraciones excesivas ni largas esperas, lo que ha sido especialmente valorado en los últimos años.
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