
En 1985, un equipo de arqueólogos encontró un bumerán de 60 centímetros de largo, curvado y sorprendentemente bien conservado, durante excavaciones en la cueva de Obłazowa, situada en el sur de Polonia. El artefacto fue tallado en marfil de mamut, junto a otros restos y objetos como huesos de animales, herramientas de asta, una concha de caracol, colgantes de dientes de zorro, una cuenta de hueso y el hueso de un pulgar humano.
Ahora, cuarenta años después de su descubrimiento, un equipo de científicos ha realizado un estudio, publicado en PLOS ONE, que reavivaría el interés por esta pieza singular: el bumerán tendría más del doble de la antigüedad de lo que inicialmente estimaron los arqueólogos. La autora principal de la investigación, Sahra Talamo, química de la Universidad de Bolonia, afirmó a la BBC que este “es el bumerán más antiguo del mundo y el único en el mundo hecho con esta forma y este largo que se encuentra en Polonia”.
Las dudas sobre la datación original y las nuevas conclusiones sobre su antigüedad

Para comprobar la edad del objetivo, los investigadores realizaron análisis de datación por radiocarbono, en 1996, tanto al hueso humano como al bumerán encontrados en la cueva. El primero arrojó una antigüedad de unos 31.000 años, pero el segundo solo 18.000. Esa edad “inesperadamente más joven” no concordaba con el estrato sedimentario en el que fue encontrado el objeto, según escriben los autores en el estudio. Por lo que sus sospechas apuntaban a una posible contaminación.
“Incluso una pequeña cantidad de carbono moderno (proveniente de pegamento o productos de conservación) puede alterar la fecha de radiocarbono en decenas de miles de años”, explicó Talamo. Por este motivo, advirtió: “Cuando se encuentra algo extraordinario, no se debe cubrir con pegamento ni otros materiales de restauración antes de completar todos los análisis".
Debido a estos riesgos, el equipo decidió no intentar una nueva datación directa del bumerán. Su objetivo, según ha expresado la autora, era “evitar mayores daños a este artefacto tan significativo”. En su lugar, redataron el hueso del pulgar humano y analizaron 13 huesos de animales recuperados en el entorno inmediato. Los resultados se sometieron a modelos estadísticos para obtener una estimación más fiable.
De esta manera, la nueva cronología sitúa el origen del bumerán entre hace 39.000 y 42.000 años, en plena transición entre el Paleolítico Medio y Superior, lo que indica que podría ser hasta 24.000 años más antiguo que lo que se estimaba al principio. Esto no solo convierte al objeto en el bumerán más antiguo documentado, sino que lo distancia en más de 30.000 años de los ejemplares conocidos hasta ahora, tallados en madera por pueblos indígenas de Australia hace unos 10.000 años. Aunque también cabe mencionar las pinturas rupestres australianas que muestran representaciones de bumeranes desde hace 20.000 años.
“Una evidencia absolutamente clara de comportamientos desconocidos”

Asimismo, basándose en su tamaño y forma, los investigadores concluyen que se trata de un bumerán sin retorno. Es decir, uno que no vuelve al lanzador, posiblemente empleado para ceremonias o como símbolo ritual. Esta hipótesis se refuerza con los indicios estéticos del artefacto: incisiones decorativas, restos de pigmento rojo y un acabado pulido.
Además, el uso de marfil y las marcas intencionadas apuntan a una función más allá de lo práctico. “Hace unos 40.000 años, los humanos en Europa demostraron una mayor capacidad simbólica”, escriben los autores del estudio. En ese periodo comenzaron a producir figuras tridimensionales de animales y humanos, arte rupestre, bloques decorados y herramientas visualmente elaboradas.
Para Paweł Valde-Nowak, coautor del estudio y arqueólogo de la Universidad Jagellónica de Polonia, este objeto es clave para entender mejor la evolución cultural del Homo sapiens. “Es una evidencia absolutamente clara de comportamientos desconocidos para nosotros, prácticas del Homo sapiens primitivo, que contrasta marcadamente con todo lo que encontramos en las capas culturales más profundas de Obłazowa, capas dejadas por los neandertales”, declaró a Live Science.
Y es que la cueva de Obłazowa muestra signos de ocupación tanto de neandertales como de Homo sapiens, lo que hace aún más significativo el contexto en el que fue hallado el bumerán. Según los investigadores, no hay duda de que este fue fabricado por humanos modernos, posiblemente grupos de cazadores-recolectores nómadas que habitaron la región durante un momento crucial en la historia evolutiva.
El redescubrimiento de la antigüedad real de este artefacto no solo replantea la cronología del uso de bumeranes, sino que también proporciona nuevas pistas sobre el desarrollo del pensamiento simbólico y las prácticas culturales del Homo sapiens en Europa durante la última glaciación. Un objeto de caza, ceremonia o estatus, el bumerán de Obłazowa conecta el presente con un pasado remoto cuya complejidad todavía se está revelando.
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