El último día del lev: Bulgaria se prepara para el desafío del euro en medio de la incertidumbre política y social

A punto de dar el paso definitivo hacia la eurozona, Bulgaria vive un clima de dudas sobre el impacto real del euro en su economía y sociedad

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Gente en Lidl. (REUTERS/Fedja Grulovic/File
Gente en Lidl. (REUTERS/Fedja Grulovic/File Photo)

“El 1 de enero es una de las fechas más importantes en la historia moderna de Bulgaria después de la entrada en la UE y la OTAN”. Son las palabras de Nikolay Vasilev, político y economista búlgaro, en una entrevista para el canal de televisión SCAT. Vasilev formó parte de dos gobiernos de Bulgaria, siendo viceprimer ministro y ministro de Economía entre 2001 y 2003. Además, lleva años informando al pueblo búlgaro sobre la importancia de adoptar la moneda oficial de la mayoría de los países que componen la Unión Europea.

Carteles de euros y levs
Carteles de euros y levs en un supermercado de Bulgaria (Y. K. desde Sofía)

A partir del 1 de enero de 2026, Bulgaria se convertirá en el miembro 21 de la eurozona, 19 años después de su entrada en la Unión Europea. Siguiendo los pasos de Croacia en 2023, el país reforzará la unión monetaria iniciada en 1999, con el tipo de conversión para la leva de 1 euro = 1,95583 lev. Así, el alfabeto cirílico se sumará al latino y al griego en las monedas de euro, y aparecerá en el anverso de las monedas búlgaras: ‘БЪЛГАРИЯ’ (BULGARIA).

“Unirse a la eurozona es mucho más que reemplazar el lev (actual divisa búlgara) por el euro”, ha destacado el comisario europeo de Economía, el letón Valdis Dombrovskis, durante una rueda de prensa tras la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la UE. Según él, “se trata de construir un futuro más brillante y próspero para Bulgaria y sus ciudadanos en el corazón de Europa.”

Es más complicado de lo que parece

Aunque por fuera parezca simple, visto desde dentro el tema es más complejo. En un ambiente político turbulento y con una división social interna, inevitablemente entre los búlgaros ha surgido la duda de si el momento de adoptar el euro es el correcto.

Carteles de euros y levs
Carteles de euros y levs en un supermercado de Bulgaria (Y. K. desde Sofía)

Muchos temen que la inflación aumente, sobre todo si el gobierno no gestiona bien el presupuesto. Otros ven la adopción del euro como una pérdida de independencia: “La eurozona es lo peor que les puede pasar a los búlgaros ahora mismo, ya que somos un territorio subordinado,” comenta para ARD uno de los participantes en las protestas antieuro en Sofía el pasado febrero.

En un clima político tenso, las miradas se dirigen hacia los principales canales mediáticos que, sin embargo, tampoco ofrecen respuestas, fomentando, a su vez, las preguntas. Una encuesta de Alpha Research de julio de este año indica que el 49,2% de los búlgaros están a favor de la adopción de la nueva moneda, contra un 45,8% que se opone a esta medida. Pero no solo hay división social, sino también política. Incluso los expertos se contradicen entre ellos, con opiniones que una y otra vez ponen sobre la mesa si este paso realmente beneficiaría al pueblo búlgaro.

¿Cuál es la situación económica actual del país?

En junio, la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE) concluyeron que Bulgaria cumple con todos los requisitos para unirse a los veinte países que utilizan el euro como divisa. El primer requisito es el que había generado más complicaciones, y el único que impidió una valoración positiva en el informe de Bruselas en junio de 2024. Se trata de la inflación.

En esta ocasión, los servicios económicos de la Comisión certificaron finalmente que la inflación media de Bulgaria durante los últimos doce meses, del 2,7%, es inferior al valor de referencia, establecido en el 2,8%. Sin embargo, cabe mencionar que Eurostat señala que en 2024, Bulgaria fue el país de la UE con el PIB per cápita más bajo, un 34 % por debajo de la media de la UE.

Los recortes del BCE provocan un desplome de las hipotecas: entre 300 y 1.200 euros menos de media al año.

A esto se suman el persistente problema de la corrupción y cierta falta de gobernanza, que a lo largo de este mes han llevado a varias manifestaciones, y, finalmente, a la caída del gobierno actual del país. El Süddeutsche Zeitung recuerda que en los últimos cuatro años, Bulgaria ha celebrado siete elecciones y que solo desde enero había vuelto a haber una coalición gobernante relativamente estable.

Además de todos estos factores, el gobierno ha fallado, en palabras de Vasilev, “en su tarea más importante”: una campaña de información y educación masiva que explique de forma clara los beneficios de este acuerdo. Así, a pocas horas de la entrada a la eurozona, las dudas son más que las respuestas, y la pregunta inevitable es, ¿quién tiene la culpa?

Foto: REUTERS/Spasiyana Sergieva
Foto: REUTERS/Spasiyana Sergieva

Un ejemplo cercano

Mía es de Croacia y en 2023 vivió la adopción de euro en su país. En una entrevista con Infobae, ha contado su experiencia personal y la impresión que la entrada de la nueva moneda le ha dejado. Mía cuenta que su padre aún tiene pegado en la pared un billete de 20 kunas (2,65 euros) que ganó en una apuesta con su hijo, y asegura que seguirá allí mientras la casa exista.

Los jóvenes de Croacia vieron el euro como una oportunidad para viajar de forma más accesible, y de acercarse al mundo occidental, mientras que las personas más mayores vivieron la transición con cierta nostalgia y también preocupación sobre cómo iban a adaptarse al cambio.

Según Mía, lo que más costó al principio fue dejar de hacer cuentas para convertir los precios de euros a kunas. Era inevitable, sobre todo porque todos notaban que los precios subían una y otra vez: “Perdimos la idea de cuánto cuesta cada cosa en kunas,” afirma Mía. “15 euros parecían nada, pero en realidad era el sueldo diario de muchas personas en ese momento.”

Según datos de Eurostat, la inflación anual de Croacia es de 4,3%, por encima del promedio de la zona euro de 2,1%. A pesar de una creencia común de que esta subida se debe a la adopción del euro, el Banco Central Europeo ha afirmado que este factor solo trajo una pequeña inflación. También ha destacado que “en general hay poca evidencia de un efecto generalizado y extraordinario en los precios que se sume a la tendencia inflacionaria actual”. Es importante tener en cuenta que el caso de Croacia es especial en comparación con otros, pues es el primero que se produce en un entorno de alta inflación en la zona euro.

Según el BCE, esto “posiblemente facilita que las empresas cobren más de lo justificado por aumentos de costes o picos de demanda”, a pesar de medidas que ha introducido el gobierno. Tal como afirma Nikolay Vasilev en otra entrevista, esta vez en Darik Radio, lo fundamental en este proceso de transición para Bulgaria será el papel del gobierno, que tiene que presentar un presupuesto responsable y bien distribuido, sin llegar a déficits presupuestarios.

Un debate que trasciende lo político

La decisión de entrada en la eurozona fue anunciada en un momento de división política y social. Ya en febrero de este año, el partido político Vazrazhdane, conocido por su orientación prorrusa, organizó protestas en la capital en contra de la adopción de la moneda europea.

Los manifestantes exigieron la dimisión del gobierno, mientras ondeaban banderas nacionales y coreaban “No al euro” y “Sí al lev búlgaro”. Alrededor de 1.000 personas se reunieron frente a la oficina de Sofía de la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la Unión Europea, y comenzaron a arrojar pintura roja y petardos al edificio. Al final, una puerta fue incendiada, informa EuroNews. Las acciones de los protestantes fueron condenadas por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Unos 1.000 manifestantes se congregaron
Unos 1.000 manifestantes se congregaron frente a la oficina de la Comisión Europea en Sofía. (AP Photo/Valentina Petrova)

Al descontento social también se sumó la propuesta del presidente de Bulgaria, Rumen Radev, de celebrar un referéndum sobre la adopción del euro. Sin embargo, el Tribunal Constitucional ya se pronunció al respecto, afirmando que celebrar un referéndum sobre el euro es inadmisible porque Bulgaria se ha comprometido a introducir la moneda única europea.

Presupuesto 2026

El inestable panorama político colapsó el 11 de diciembre, apenas tres semanas antes de la introducción del euro, con la dimisión del Gobierno tras varias protestas organizadas por todo el país con motivo de la introducción del presupuesto para el año 2026, que incluía subida de impuestos, aumento de las cotizaciones a la seguridad social e incremento del gasto.

Pero además de ello, los manifestantes se opusieron a años de corrupción: según el Índice de Percepción de la Corrupción de 2024, Bulgaria es el segundo país más corrupto de la Unión Europea. Y a pesar de que las protestas han conseguido derrocar al Gobierno, queda una pregunta clave por responder: ¿quién tomará responsabilidad durante el periodo de transición hacia el euro?

Desde la Comisión Europea han afirmado que ya se han tomado todas las decisiones necesarias para que Bulgaria se una a la eurozona el 1 de enero de 2026, a pesar de las turbulencias políticas experimentadas en este momento. Pero la gente duda. “Cuando hay desinformación, en función de cómo haces la pregunta, la percepción social cambia,” afirma Vasilev durante la entrevista en Darik Radio con referencia a los miedos de la población búlgara durante el próximo año.

Vasilev no duda de que los beneficios del euro prevalecerán por encima de las desventajas: “El euro no puede resolver todos nuestros problemas solo, pero nos ofrecerá un camino para hacerlo, a través del turismo, las inversiones, el comercio, o tener una calificación crediticia más alta y prestigio internacional.”

Mientras Bulgaria se adentra en su nuevo capítulo dentro de la eurozona, el desafío no solo será económico. La capacidad del gobierno de comunicar y gestionar este cambio, así como el papel decisivo de los medios de comunicación, determinarán si la población logra abrazar este cambio o si las dudas sociales seguirán marcando el rumbo del país. En los próximos días, el futuro de Bulgaria podría cambiar para siempre.