Fernando Azor, psicólogo: “Por esto no conectas y disfrutas de cosas placenteras como las vacaciones”

La evidencia científica apunta a la aceptación emocional y al disfrute no forzado del presente como claves para romper este círculo

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Persona pensativa. (Freepik)
Persona pensativa. (Freepik)

A todos nos ha pasado alguna vez en la vida que no hemos terminado de disfrutar de algo que, a ojos de la sociedad, resulta ser uno de los mayores placeres. Muchas veces, intentamos conectar con actividades tan agradables como estar de vacaciones, pero esa misma búsqueda de sentir nos lleva a una frustración por la falta de conexión.

Fernando Azor, psicólogo clínico y pericial, nos explica en un vídeo de Tiktok por qué, a pesar de los esfuerzos que hagamos por vivir con toda emoción, muchas veces no es posible. El hecho de perseguir un momento grato puede desembocar “en un bucle de no sentir”, según afirma el experto.

En el fragmento, el interlocutor de Fernando Azor comienza a plantear una serie de dudas sobre situaciones que se presuponen que deberían ser estupendas. “Salgo con los amigos, me lo estoy pasando muy bien, pero no soy capaz de pasármelo muy bien”, relata.

Persona triste dando vueltas a
Persona triste dando vueltas a su cabeza. (Associated Press)

El especialista concluye con la posibilidad de generar un hábito de pensamiento que va más allá de la dificultad de disfrutar un momento. La reflexión apunta a una inercia nueva en la que la persona se enfoca en no estar satisfecha con esos momentos que suelen ser amenos.

Qué dice la ciencia sobre este bucle

La ciencia ha estudiado un fenómeno conocido como la paradoja de la felicidad: cuanto más intentamos ser felices de forma consciente, más difícil resulta lograrlo. Según explicaba National Geographic España a partir de diversos estudios psicológicos, la búsqueda activa del bienestar consume recursos mentales similares a los del autocontrol. Esto genera agotamiento psicológico y reduce la capacidad de disfrutar del momento.

Esta hipervigilancia emocional, de estar constantemente evaluando si uno se siente bien o no, acaba interfiriendo en la propia experiencia. De este modo, se alimenta un bucle de frustración y malestar.

Persona feliz. (Adobe Stock)
Persona feliz. (Adobe Stock)

Las investigaciones también señalan que cuando la felicidad se convierte en un objetivo obsesivo, aumenta la ansiedad y se deteriora la toma de decisiones. Se han llevado a cabo experimentos en los que se activa la idea de “ser feliz”, estos demuestran una menor capacidad de autocontrol y una mayor tendencia a conductas impulsivas.

Frente a ello, la evidencia científica apunta a la aceptación emocional y al disfrute no forzado del presente como claves para romper este círculo. El error se halla en buscar la felicidad de forma directa, en vez de esperar a que llegue o de que aparezca como consecuencia de vivir la experiencia.

Otros hábitos de infelicidad

Tras el primer paso de olvidar la preocupación por la felicidad o la aspiración de la misma, las personas suelen rodearse de otros hábitos que no permite escapar de nuestros pensamientos. Estos pueden ir desde la multitarea hasta pensar en el pasado o el futuro, pasando por la constante autocrítica.

Cuando una persona se encuentra inmersa en diversas actividades a la vez, “vivir el momento” es lo último que aparecerá por su cabeza. Por otro lado, la mente también suele ser causante de la negatividad, de los pensamientos obsesivos y del nivel de exigencia sobre uno mismo.

Una mujer con problemas de
Una mujer con problemas de memoria (AdobeStock)

Según el Instituto europeo de psicología positiva, para acabar con estos hábitos que suelen surgir de la mente, se puede encontrar distintos enfoques como el mindfulness que propone observar lo que sentimos sin juzgarlo. No intenta corregirlo de inmediato, lo cual reduce la ansiedad y el desgaste mental.

Por otro lado, identificar patrones automáticos, aceptar los momentos de malestar y aprender a estar presentes son algunas de las vías más eficaces. Así, se deja atrás conductas que, sin darnos cuenta, nos impiden disfrutar.