Borja Iglesias vence a los odiadores con su regreso a la Selección: ‘El Panda’ reencuentra en Vigo la puntería y la felicidad

En agosto de 2023, tras la polémica por el beso no consentido que dio Luis Rubiales a Jenni Hermoso durante la celebración del Mundial femenino, Borja Iglesias tomó una decisión clara y reveladora, pues anunció que no volvería a la Selección Española mientras la Federación no cambiara y estas acciones no quedaran impunes. Pocas figuras del fútbol masculino habían sido tan explícitas en rechazar seguir representando al país hasta que se hicieran reformas institucionales. Aquella postura lo llevó a recibir muchas críticas y mofas por redes sociales y a estar algo más apartado del grupo habitual de convocados.

Poco después la crisis creció, ya que Rubiales se negó públicamente a dimitir, defendió su versión de que el beso fue “espontáneo, mutuo y consentido”, denunció lo que llamó una “cacería mediática contra él”, y la situacción institucional, política y social escaló.

En lo deportivo, Borja Iglesias atravesaba un momento difícil. Militaba en el Real Betis, pero su rendimiento no era el esperado, con pocas oportunidades y goles escasos. Para salir de esa fase gris aceptó una cesión al Bayern Leverkusen de Xabi Alonso a finales de enero de 2024, con la esperanza de recuperar sensaciones. La cesión a Leverkusen, sin embargo, no fue el renacimiento que se esperaba, pese a proclamarse campeón de liga y copa, ya que no contó con apenas oportunidades. Se habló de que parecía que su carrera entraba en decadencia.

El año pasado, de nuevo cedido, volvió al Celta de Vigo, su casa futbolística de formación. Allí realizó una temporada de gran nivel, recuperando el instinto goleador con 11 tantos, la confianza y la presencia en el juego. Este verano el Celta lo incorporó otra vez con la expectativa puesta en que fuera una de sus principales referencias en su vuelta a competiciones europeas, y en que Borja demostrase que lo suyo aún tenía mucho por ofrecer.

El esfuerzo dio frutos. En octubre de 2025, Borja Iglesias ha sido convocado de nuevo por la Selección Española para los partidos clasificatorios para el Mundial de 2026 frente a Georgia y Bulgaria, que se jugarán en Elche y Valladolid respectivamente. Curiosamente, el propio atacante no creía estar en la prelista, lo que hizo que su convocatoria sorpendiera aún más para muchos, ya que además llegá para suplir algunas bajas como la de Lamine Yamal, que sí estaban en la convocatoria inicial.

Esta llamada parece el punto de inflexión que quería, ya que demuestra que su postura arriesgada no le cerró definitivamente las puertas (en la actualidad el presidente de la Federación Española de Fútbol no es Rubiales) y que su mejora deportiva en Vigo le ha devuelto credibilidad. Esta temporada en 10 partidos ya ha anotado 6 goles, 2 de ellos en Europa League.

Más allá del césped, Borja Iglesias ha sido objeto de numerosas críticas, algunas legítimas y otras cargadas de prejuicios, por mostrar públicamente sus ideas, su libertad de estilo y sus expresiones personales.

En diferentes ocasiones ha hablado abiertamente defendiendo valores como el respeto, la igualdad y los derechos humanos. Ha recibido ataques homófobos, tanto directos como en redes sociales, por gestos como pintarse las uñas o por su forma de vida. Iglesias muestra su rechazo al odio de manera constante y ha reconocido no haberlo pasado bien al sentirse señalado o como objeto de burlas o críticas que van a lo personal.

El delantero gallego ha vivido en poco tiempo una transformación que pocos esperaban. De distanciarse de la Selección por principios, de atravesar un periodo de dudas deportivas y críticas personales, a recuperar rendimiento y recibir el reconocimiento institucional con una nueva convocatoria.

El regreso de Borja Iglesias no es meramente deportivo, sino también simbólico, pues habla de que cuando hay reformas o, al menos, la percepción de que algo cambió, y estás en un buen momento, puertas que parecían cerradas pueden abrirse de nuevo.