Sánchez presiona a la UE para sancionar a Israel por “una violación evidente de los derechos humanos”: “Llevamos 18 paquetes de sanciones a Rusia”

Tras la resaca de la cumbre de la OTAN, los líderes europeos se reúnen este jueves en Bruselas para debatir sobre una amplísima variedad de temas, desde el rearme europeo, hasta la relación con China, los aranceles estadounidenses o la estrategia del bloque comunitario en Oriente Medio. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quiere poner este último punto en lo más alto de la agenda del Consejo Europeo, concretamente las posibles represalias a Israel tras la revisión del Acuerdo de Asociación, que define las relaciones comerciales y la cooperación política entre la UE y el gobierno de Benjamin Netanyahu.

En una comparecencia ante los medios previa a la reunión, Sánchez ha pedido a los líderes de los Veintisiete suspender “inmediatamente” el acuerdo de Asociación con Israel: “Es más que evidente que Israel está violando los derechos humanos en Gaza y lo que defenderé hoy es que Europa tiene que suspender el acuerdo”.

El líder socialista se remite a las conclusiones que dejó el informe del relator de Derechos Humanos de la ONU encargado por la jefa de la diplomacia de la UE, Kaja Kallas. El escrito, que fue elevado a los ministros europeos de Asuntos Exteriores, advirtió de “indicios” de vulneraciones de los derechos humanos por parte de Israel en Gaza, donde se hace mención explícita al “nivel sin precedentes de muertos y heridos entre los civiles”. En este sentido, Sánchez critica que “no tiene sentido que llevemos 18 paquetes de sanciones a Rusia por su agresión a Ucrania y que no seamos capaces de suspender el acuerdo por una violación flagrante del artículo 2 del Acuerdo, sobre el respeto a los derechos humanos”.

Tras las conclusiones del acuerdo que abrieron la puerta a que la UE llevase a cabo represalias, la Alta Representante adelantó que presentaría a los líderes europeos todas las opciones, aunque este texto se examinaría para la siguiente cumbre del 15 de julio. La opción de suspender el Acuerdo es altamente improbable, ya que necesita la unanimidad entre los Veintisiete.

Países como Alemania, Italia o Hungría, que se han posicionado casi de manera incondicional en favor de Israel, ya han manifestado que no apoyarán esta resolución. La posición de apostar por la vía dura con Tel Aviv está abanderada por España, Irlanda y Eslovenia. El primer ministro esloveno, Robert Glob, ha indicado que “a menos que la UE haga algo tangible para abordar el sufrimiento humano en Gaza en las próximas dos semanas, un grupo de países con ideas afines actuará por su cuenta para ejercer presión real a Israel. “Ya era hora [...] nunca es demasiado tarde”, ha sentenciado.

Sí podrían aplicarse otras sanciones como la suspensión del acuerdo comercial, que implicaría el voto positivo de la mayoría cualificada (20 de los 27 Estados miembros y que ese voto represente al 65% de la población total de la UE).

La semana pasada, España llevó a la Asamblea de Naciones Unidas una resolución conjunta con la autoridad palestina para reclamar a Israel el cese de las hostilidades, el uso del hambre, la liberación de los rehenes y la rendición de cuentas por parte del Gobierno de Netanyahu. La resolución fue respaldada por la mayoría de países miembros, 149, con tan solo los votos en contra de doce países y la abstención de 19.

Otro de los temas que tienen que ver con Oriente Próximo es la extensión del conflicto hacia Irán, agravado por la decisión de Estados Unidos de bombardear las instalaciones nucleares iraníes. La posición conjunta de la UE señala que Irán es el principal actor desestabilizador de Europa en Oriente Medio y que Teherán no debe desarrollar armamento nuclear, pero los líderes europeos discrepan en hasta qué punto está justificado que Israel use su derecho a la autodefensa.

El frágil alto el fuego alcanzado entre Tel Aviv y Teherán da la oportunidad a la UE para maniobrar diplomáticamente y alcanzar una solución negociada. Pero para ejercer influencia en esta región la UE debe romper, una vez más, con las divisiones entre los estados miembros.