Qué es la hipofosfatasia, la rara enfermedad que afecta a los huesos y los dientes

Esta anomalía puede provocar debilidad ósea, fracturas espontáneas, deformidades de los huesos y pérdida prematura de dientes

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Un doctor estudia una radiografía
Un doctor estudia una radiografía de huesos (AdobeStock)

Cerca de 15.000 personas en España sufren de una rara enfermedad genética que afecta a la mineralización de los huesos y dientes. Es lo que se conoce como hipofosfatasia, un trastorno que, pese a que su incidencia es baja, tiene un impacta en la calidad de vida de quienes lo sufren.

La hipofosfatasia es causada por mutaciones en el gen ALPL, que codifica la fosfatasa alcalina no específica de tejido (TNSALP), una enzima esencial en el metabolismo del hueso y del sistema dentario. Cuando la TNSALP está ausente o es deficiente, se acumulan en el organismo sustancias como el pirofosfato inorgánico, que inhibe el depósito normal de minerales en el hueso, lo que lleva a una mala mineralización. Esta anomalía puede provocar síntomas que van desde debilidad ósea, fracturas espontáneas, deformidades de los huesos, pérdida prematura de dientes e incluso, en los casos más graves, complicaciones respiratorias y neurológicas.

Existen distintos tipos clínicos de hipofosfatasia, clasificados según la edad de aparición y la gravedad, explica la Clínica Universidad de Navarra. La forma perinatal, que se manifiesta antes del nacimiento o en los primeros días de vida, puede ser letal si no se trata a tiempo, ya que produce un grave déficit de mineralización ósea que puede provocar insuficiencia respiratoria. En cambio, la forma perinatal benigna muestra síntomas similares, aunque en una versión más leve, lo que permite al bebé sobrevivir con seguimiento médico continuo.

La forma infantil que se desarrolla en los primeros seis meses de vida suele caracterizarse por raquitismo, baja estatura, alteraciones esqueléticas evidentes, fracturas frecuentes y la pérdida precoz de dientes primarios. A medida que el niño crece, puede evolucionar hacia una forma juvenil, donde el dolor óseo, la fatiga muscular y las dificultades para la marcha se hacen más patentes. En la etapa adulta, muchas personas que no fueron diagnosticadas durante la infancia pueden experimentar síntomas como fracturas atípicas, especialmente en el fémur y los pies, así como dolor crónico en los huesos y articulaciones. Por último, la odontohipofosfatasia, la forma más leve de la enfermedad, se presenta solo con síntomas dentales, como la pérdida de dientes sin una causa aparente y sin afectar visiblemente al esqueleto.

Episodio: Los huesos y el calcio.

Diagnóstico y tratamiento de la hipofosfatasia

El diagnóstico de la hipofosfatasia sigue siendo un desafío, pues muchos pacientes pasan años sin recibir un diagnóstico certero debido a la falta de reconocimiento de la enfermedad. Según la Clínica Universidad de Navarra, el diagnóstico se basa principalmente en análisis bioquímicos que revelan niveles anormalmente bajos de fosfatasa alcalina en sangre, un dato que, de no interpretarse correctamente, puede ser pasado por alto. Además, otros marcadores como el piridoxal-5’-fosfato (PLP), una forma activa de la vitamina B6, suelen estar elevados en estos pacientes, sirviendo como indicador indirecto de la enfermedad.

En los últimos años, el tratamiento ha avanzado considerablemente con la aparición de la asfotasa alfa, una forma recombinante de la enzima TNSALP, que ha revolucionado el manejo de la enfermedad. Este tratamiento enzimático sustitutivo ha demostrado ser eficaz, especialmente en las formas graves y de aparición temprana, mejorando la mineralización ósea, reduciendo las fracturas y prolongando la supervivencia de los pacientes más vulnerables.