El sistema de salud es un entramado de centros, profesionales y servicios organizados para cuidar del bienestar físico y psíquico de las personas de un determinado país. En cada territorio se pueden encontrar diferentes características, un sistema público más reforzado, o una mejor preparación de los sanitarios, por ejemplo. Sin embargo, en lo elemental, todos los sistemas buscan lo mejor para el paciente. O, al menos, deberían.
En Francia se ha originado un gran revuelo respecto a los sucesos que ha vivido Gérard Claudet. Este padre de familia, residente en el departamento del Alto Marne al noreste del país, acudió al servicio de urgencias del hospital de la comuna de Langres. Claudet sufría un intenso dolor en la zona abdominal, fruto de la inflamación de sus intestinos. Cuando los médicos descubrieron esta afección, le hicieron pernoctar en el centro.
Todo cambió 24 horas después de haber llegado al hospital. El hombre se encontraba descansando cuando llegaron los médicos para decirle que, pese a que necesitaba seguir hospitalizado, ya no podía seguir en la habitación. “A la una de la madrugada vinieron a recogerme y me dijeron: ‘Tenemos que trasladarte’”, cuenta este ciudadano francés a la cadena de televisión BFM TV. No puso objeción al cambio, pero cuando preguntó a dónde lo llevaban, no dio crédito a la respuesta: “Escuche, le llevamos al interior de un garaje”.
Unas imágenes que no parecen de nuestro tiempo
“Cuando no tenemos más espacio aquí, no es complicado: abrimos el garaje y metemos a los pacientes allí”. Así lo hicieron: Claudet grabó las imágenes para enviárselas a la cadena de televisión. En ellas, se pueden ver camillas, cortinas y varios materiales médicos, solo que en vez de verse una pared al fondo, es fácilmente reconocible la puerta del garaje, además del fuerte ruido del sistema de ventilación.
“No sé dónde estoy”, protesta el paciente. “En tiempos de guerra, ¿dónde meten a los enfermos? No estoy seguro de dónde estamos, pero desde luego no en un hospital francés”. Tal fue su descontento, que pidió el alta hospitalaria al día siguiente, y nada más llegar a su casa decidió enviar una queja a la Agencia Regional de Salud, al centro hospitalario en el que había estado y también al Ministerio de Sanidad, solicitando “argumentos razonados” del que había sido su alojamiento. “Invito a quienes toman las decisiones a venir a pasar una noche conmigo en ese garaje”.
A este hombre lo que más le duele, y la causa por la que ha decidido hablar con los medios, es que todavía se sigan viendo situaciones así. “No podemos encontrarnos en 2024 en medio de la nada en un garaje”, lamenta. “La gente ha luchado por estos logros. Hoy tengo la impresión de que todo se desmorona y eso no está bien: pagamos impuestos, cotizamos a la seguridad social, tenemos una deuda colosal pero, ¿qué hacemos con todo ese dinero?”. Sus reclamaciones, sin embargo, no han recibido respuesta.