El día que Bahamontes se comió un helado en plena etapa del Tour de Francia

El Águila de Toledo se paró en el Col de Romeyère a esperar que llegara el coche del equipo y se tomó un helado de vainilla. “Fue el mayor placer del mundo”, aseguraba

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Federico Bahamontes posa con su
Federico Bahamontes posa con su maillot amarillo original tras una entrevista con Reuters en la sede de su club de seguidores en Toledo, Castilla-La Mancha, España. 24 de julio de 2019. (REUTERS)

Federico Martín Bahamontes ha fallecido a los 95 años. El Águila de Toledo fue el primer ciclista español capaz de ganar el Tour de Francia en 1959. Su triunfo sirvió para abrir camino al ciclismo español que este martes llora su pérdida. Bahamontes era un ciclista de montaña. Una persona extravagante. Un toledano que era aficionado del Barça en la época dorada del Real Madrid. Jesús Loroño, su enemigo sobre las dos ruedas, le apodaba como el ‘pirao’. También se le conocía como el ‘lechuga’ por su cuerpo magro que era una fotografía del hambre en la época de postguerra.

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El legado de Bahamontes fue su Tour de Francia ganado, las victorias en las etapas de montaña, su rivalidad con Loroño que dividió al ciclismo español, pero también lo son sus anécdotas mientras volaba sobre la bicicleta. La mística del Tour de francia deja historias que parecen leyendas, como la que protagonizó Bahamonte en el año 1954, cuando debutaba en la ronda gala que finalizó como líder de la montaña.

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En una de las etapas entre Lyon y Grenoble, en el corazón de los Alpes, Bahamontes el español se escapó en las primeras rampas del Col de Romeyère “Me escapé con Leguilly, Lazaride y un belga. El coche de este último se acercó para decirle que no tirase, porque eso me favorecía, y al pasar a mi lado saltó una piedra y me rompió dos radios de la rueda trasera. Cuando llegamos a la cima estaba nervioso y cabreado como una mona”, recuerda el español. Una vez en la cima, tuvo que esperar la llegada del coche de equipo para subsanar el problema.

“Era un helado con dos bolas de vainilla”

“Barrendero no venía, así que me paré. Vi un carrito de helado y paré un instante en él. Intenté pedir un helado en francés, pero todavía no dominaba bien el idioma, con lo que moví las manos para que se me entendiera. Era un helado con dos bolas de vainilla que tomé con el mayor placer del mundo fruto del inmenso calor. No me podía contener de la rabia. Los aficionados me querían robar el dorsal. Aquello estaba atestado de gente. El pelotón estaba a 14 minutos de distancia. Como no venía nadie, cogí agua de un arroyo cercano y cuando apareció el pelotón les remojé con el agua”.

Bahamontes posa con la bicicleta
Bahamontes posa con la bicicleta con la que ganó su Tour de Francia en 1959 (REUTERS).

Bahamontes perdió los 14 minutos de ventaja que tenía sobre el pelotón más lo que tardaron en arreglar la bicicleta. Una vez reparada, emprendió el descenso del puerto. “Apenas tenía descenso, pero yo no lo sabía. Tomé avituallamiento, un plátano y un poco de azúcar y miré el croquis de la etapa. Me volví a escapar y coroné el siguiente puerto en cabeza, pero agarré una pájara de escándalo, de las de antes. Por detrás me hacían fotos y pensé ‘¡Joder! ¿Es que tengo el culo más guapo que la cara o qué?’ Y ahí fue donde me gané la fama de “el del helado”

La osadía de Bahamontes fue catalogada por la prensa francesa como un gesto de soberbia, aunque lo que esconde es la frustración por no poder continuar debido a los dos radios rotos en su bicicleta. Hubiera peleado por ganar la etapa y no perder tiempo en la general, pero él tan sólo quería ganar en la montaña. Años más tarde se desquitó y terminó ganando el Tour de 1959, el que abrió camino en el ciclismo español.

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