El impacto de “The White Lotus” impulsa a Sam Nivola como figura emergente

El ascenso de Sam Nivola en Hollywood se ha consolidado tras su papel en la tercera temporada de The White Lotus, una serie que transformó su vida profesional y lo posicionó como una de las nuevas figuras emergentes de la industria del cine estadounidense.

En entrevista con Variety, el joven actor reflexionó sobre el impacto de este papel, la presión de la fama y la necesidad de que la industria apueste por la creación de nuevas estrellas en un momento de profundos cambios.

Nivola, de 21 años, interpretó a Lochlan Ratliff, un adolescente introvertido y conflictivo, en la exitosa producción de HBO. El rodaje, que duró siete meses en las playas de Tailandia, representó un desafío tanto físico como emocional.

“Ha cambiado por completo mi vida y el alcance de mi carrera”, afirmó Nivola a Variety, recordando que, en el punto álgido de la serie, no podía caminar por las calles de Brooklyn sin ser abordado por admiradores. La popularidad alcanzó tal nivel que, en busca de anonimato, llegó a consultar a ChatGPT para encontrar el bar menos concurrido del East Village, y terminó en un local donde el silencio era obligatorio.

La estancia en Tailandia marcó un antes y un después en su manera de abordar la actuación. Nivola relató que, al convivir casi exclusivamente con sus compañeros de reparto y permanecer en una habitación idéntica a la de su personaje, llegó a sentir que perdía la noción de sí mismo.

“Siempre fui de los que pensaban que eso de perderse en el personaje era una tontería, pero esta vez lo entendí”, confesó. La inmersión en el papel de Lochlan le permitió comprender la complejidad de habitar la mente de un personaje durante tanto tiempo.

Uno de los momentos más controvertidos de la temporada fue la escena de incesto entre los hermanos interpretados por Nivola y Patrick Schwarzenegger, que generó un intenso debate en redes sociales y medios. El actor reconoció que la reacción pública resultó dolorosa, especialmente al ver cómo su personaje era catalogado como “monstruo” o “pervertido”.

“Fue difícil sentir que la gente había perdido la empatía por este chico en el que viví. Me puse un poco a la defensiva”, explicó a Variety. Nivola subrayó la importancia de no juzgar a los personajes que interpreta: “Tienes que querer a tu personaje, si no, estás perdido. Mi personaje hizo algo malo, pero trato de no juzgarlo”.

Antes de su salto a la fama, Nivola ya había dado sus primeros pasos en el cine independiente de Brooklyn, aunque sus padres, los reconocidos actores Emily Mortimer y Alessandro Nivola, inicialmente le desaconsejaron seguir sus pasos por temor a la inestabilidad de la profesión.

Le prohibieron audicionar hasta los 18 años, pero a los 17, con la ayuda de su profesor de teatro, envió en secreto una audición para White Noise, película en la que finalmente participó junto a su hermana menor, May. “Aparte de mis genes, no creo que pueda atribuir mucho de mi éxito a mis padres”, aseguró Nivola, quien se mostró orgulloso de haber construido su carrera por méritos propios.

El camino no estuvo exento de dificultades. Tras abandonar la Universidad de Columbia después de un semestre, enfrentó la preocupación de sus padres y la incertidumbre de la industria. “No era feliz porque no podía dedicarme por completo a la actuación”, admitió.

La presión de la fama y el riesgo de quedar encasillado en papeles de jóvenes inadaptados también han sido retos recientes. “Empiezo a sentirme un poco encasillado, pero ahora me están llegando ofertas para personajes más adultos. Espero que el próximo sea diferente”, comentó.

Nivola aprovechó la conversación con Variety para lanzar una crítica a la industria cinematográfica actual, que, según él, prioriza los datos y la rentabilidad sobre la creatividad y el riesgo. “Han convertido la industria en un juego de datos. Todo gira en torno a predecir, con exactitud, cuánto dinero va a generar una película. Eso arruina la idea de asumir riesgos, y la comedia depende más del riesgo que cualquier otro género”, argumentó. El actor lamentó la escasez de comedias recientes y atribuyó este fenómeno a la actitud conservadora de los estudios.

En cuanto a referentes, Nivola destacó la versatilidad de Tom Cruise, a quien considera un ejemplo de carrera exitosa en todos los géneros. Sin embargo, cuestionó la falta de oportunidades para que surjan nuevas estrellas, señalando que la industria sigue apostando por figuras consolidadas que, mediante cirugías y rejuvenecimiento, ocupan espacios que podrían corresponder a talentos jóvenes.

“Con todo respeto, algún día esas personas ya no estarán, y tendrán que crear nuevas estrellas”, advirtió. Mencionó a Timothée Chalamet como una de las pocas excepciones actuales, aunque subrayó que se trata de un tipo de estrella diferente.

La conversación abordó también las dificultades estructurales de Hollywood. Nivola expresó su preocupación por el aumento de los costos de producción en Estados Unidos y la tendencia a rodar en el extranjero por motivos económicos.

Criticó propuestas como la de imponer aranceles a películas extranjeras y defendió la necesidad de incentivos fiscales para rodar en territorio estadounidense. Comparó el modelo estadounidense con el del Reino Unido, donde el British Film Institute financia el cine y subsidia entradas para jóvenes, lo que, según él, fomenta la formación de nuevas audiencias y el acceso al arte.

A pesar de las críticas, Nivola se mostró optimista respecto al futuro del cine independiente. Junto a dos amigos, fundó la productora Cold Worm, con la que ya ha realizado dos largometrajes de bajo presupuesto y dirigido un cortometraje.

“Preferimos hacer buenas películas antes que hacernos ricos”, afirmó. Recordó con entusiasmo el rodaje de una película en Gales, donde, a pesar de las condiciones precarias, vivió una de las experiencias más gratificantes de su vida.

Mientras existan jóvenes dispuestos a apostar por sus ideas y desafiar los límites de la industria, la creatividad y el espíritu del cine independiente seguirán presentes.