Shock de reservas y dólar planchado: el Gobierno espera un ingreso de hasta USD 10.000 millones para las reservas del Banco Central

Sergio Massa buscará financiamiento en dólares de bancos internacionales, de organismos multilaterales y un acuerdo con exportadores. Prevén un tipo de cambio sin saltos en el corto plazo

Guardar
Sergio Massa, nuevo ministro de Economía (REUTERS/Matias Baglietto)
Sergio Massa, nuevo ministro de Economía (REUTERS/Matias Baglietto)

El plan “macro” que imagina el nuevo ministro de Economía Sergio Massa las próximas semanas incluyen la posibilidad de un ingreso de reservas en el corto plazo por unos USD 7.000 millones por distintas vías, que podrían extenderse hasta casi USD 10.000 millones en caso de que prospere una negociación con bancos internacionales; además de un dólar oficial que identifican como atrasado pero sin una aceleración en su ritmo de avance, y un conjunto de señales fiscales.

La gestión del nuevo jefe del Palacio de Hacienda comenzó con un primer set de medidas que apuntarán, por un lado, a la economía real y de ingresos, como una nueva instancia de segmentación de tarifas, un bono para trabajadores del sector privado, otro para jubilaciones y cambios en programas sociales. Pero por otro lado, busca atacar por distintos flancos los desequilibrios fiscales y la volatilidad financiera.

En este último sentido, el ministro de Economía planteó una hoja de ruta que cerca de Massa creen que puede tomar forma en un corto plazo, identificado como cuestión de días y unas pocas semanas. En este conjunto se identifican los anuncios sobre reservas, posiblemente el frente más urgente que afronte el Gobierno.

La posibilidad de un ingreso de reservas en el corto plazo por unos USD 7.000 millones por distintas vías, que podrían extenderse hasta casi USD 10.000 millones

Habrá tres puntos decisivos para ese plan de acumulación de reservas. Por un lado, se prevé que habrá -con acuerdo del sector- un adelanto de exportaciones, con las cadenas de valor de la pesca, del agro, de la minería y otros, que implicaría el ingreso en los próximos dos meses de unos USD 5.000 millones, que alimentarán de manera directa las reservas de la entidad monetaria.

Para eso, en el equipo de Massa aseguran que se creará un mecanismo bancario particular que funcione como propulsor, posiblemente a través de una modificación que tratará el Banco Central la semana próxima, para asegurar esa liquidación extra en cuestión de semanas. Según anticipan cerca del ministro, hay un acuerdo de palabra con entidades del sector para que el ingreso de esos USD 5.000 millones se cristalice.

El ministro en la conferencia de prensa de ayer (Franco Fafasuli)
El ministro en la conferencia de prensa de ayer (Franco Fafasuli)

Como segunda medida, se acelerará los desembolsos pendientes desde organismos internacionales, como el BID, Fonplata, CAF y el Banco Mundial. Según estiman desde el Ministerio de Economía, hay unos USD 1.200 millones que engrosarán las reservas por esta vía. Incluso se prevé la firma de un programa adicional con la CAF por otros 750 millones de dólares adicionales.

Y la tercera vía por la cual el Gobierno piensa llegar a una suerte de “shock” de divisas en el Banco Central será a través de la negociación de un préstamo conocido como repo en la jerga financiera, que se trata en definitiva de un crédito dado por uno o más bancos internacionales, en dólares, con una tasa y plazo de devolución a negociar, para reforzar las reservas.

El directorio del Banco Central tendrá una discusión este jueves sobre este tema. Hay dos líneas de acción posible en ese tira y afloje con los bancos: que el préstamo sea para reforzar el colchón de divisas del BCRA o que sirva ese financiamiento para realizar una recompra de bonos del Tesoro en dólares, aprovechando los precios por el suelo, lo que redundaría en una mejora de esos activos.

Massa dijo que ya tuvo un primer contacto con las autoridades del Fondo Monetario y que buscará en las próximas semanas continuar la relación

El proceso tomará algunas semanas más y podría estar involucrado uno o un consorcio de bancos internacionales. En el Gobierno estiman que, por esta vía, podrían conseguir otros USD 2.500 millones más. La cifra tiene un tope relativamente bajo, ya que como garantía de ese repo el Estado tiene que entregar algunos de sus propios bonos, y las paridades actuales son tan bajas que representaría una dificultad para esa operación. La negociación todavía está en estado de deliberación por lo que pesa sobre ella una cláusula de confidencialidad.

Massa, por otra parte, dijo que ya tuvo un primer contacto con las autoridades del Fondo Monetario y que buscará en las próximas semanas continuar la relación, además de que ratificó la meta fiscal de 2,5% del PBI que está incluida en el programa. En el equipo del ministro creen que con las medidas para sumar reservas que tienen en mente podrían además cumplir con el objetivo que aparece como más desafiante: acumular a lo largo de 2022 unos USD 5.800 millones netos.

Fachada del Banco Central de Argentina (REUTERS/Matias Baglietto)
Fachada del Banco Central de Argentina (REUTERS/Matias Baglietto)

La hoja de ruta financiera y fiscal del nuevo ministro de Economía no incluye en el menú una corrección del tipo de cambio, según mencionó el propio funcionario y ratificaron fuentes de su equipo más tarde. Sí reconocieron que el tipo de cambio real multilateral -que es el que se toma en consideración en el acuerdo con el FMI- está atrasado y que requerirá, en algún momento, una aceleración en el ritmo de devaluación.

De todas formas, según creen en el equipo económico, no están dadas las condiciones actualmente para activar ahora una aceleración en el crawling peg: podría tener un impacto en la inflación, que ya está recalentada, que sería dificultoso de afrontar.

Por eso, aseguran que buscarán el timming hasta fin de año para mantener el tipo de cambio real en niveles similares a diciembre de 2021, que es al fin y al cabo el compromiso que el Gobierno asumió con el Fondo.

Más allá de las reservas y el dólar, operará en los primeros pasos de Massa en el ministerio un grupo de medidas de corte fiscal. La primera, anunció, será respetar la meta de reducción del déficit primario, que tiene como techo un 2,5% del Producto. “Vamos a hacer todas las correcciones necesarias para honrar nuestra palabra empeñada. Orden es ser previsible. Es cumplir la palabra”, dijo el ministro.

Habrá un fuerte control al ingreso de personal del Estado, que quedará congelado

Por otra parte, anticipó que el Tesoro no utilizarará el saldo de Adelantos transitorios del Banco Central para lo que resta del año. Y que el lunes se hará un primer reintegro de 10.000 millones de pesos al Banco Central, lo que implicaría un camino de cancelación de esos compromisos que continuará en lo sucesivo.

Habrá, por otra parte, un fuerte control al ingreso de personal del Estado, que quedará congelado. “Pero además cada jurisdicción será responsable de las empresas descentralizadas que también estarán alcanzadas por esta limitación. Deberán presentar una declaración jurada mes a mes del estado de su planta y el Indec publicará el seguimiento que será de acceso público”, prometió.

El cuarto paso fiscal será un nuevo esquema de tarifas, con segmentación adicional con topes para el consumo. Se trata de una propuesta nueva sobre el esquema de segmentación de tarifas que el Gobierno ya puso en marcha, aunque ahora sobrevendrá una nueva etapa en la que el Estado buscará una nueva instancia de ahorro fiscal y de ahorro en el consumo.

“Vamos a hacer todas las correcciones necesarias para honrar nuestra palabra empeñada. Orden es ser previsible. Es cumplir la palabra”

Massa mencionó que como primera medida se utilizarán los datos del esquema de diferenciación de usuarios que llevó adelante Guzmán para avanzar en la nueva etapa. Según mencionó el ministro de Economía, hay unos 4 millones de hogares que renunciaron a usar los subsidios.

Según especificó, para el caso de la energía eléctrica el Estado subsidiará hasta 400 kilovatios, lo que alcanzará al 80% de los usuarios, pero que eso solo implicará hasta un 50 por ciento del consumo residencial.

En el caso del gas, la quita de subsidio seguirá la misma lógica, aseguró Massa, pero que tendrá una diferenciación por regiones, que utilizará como criterio las diferencias climáticas y el costo de distribución, así como también la estacionalidad. No está determinado, aún, cuál podría ser el ahorro potencial para el Estado.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar