Art Basel Miami Beach 2025: el que apuesta al arte, gana

Las galerías vuelven a apostar a lo seguro, como el año pasado, en un mercado que parece dejar atrás la contracción reciente. La venta se impone sobre el papel histórico de la feria como plataforma de nuevas tendencias

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Mucho se dijo en la antesala de Art Basel Miami Beach 2025 sobre cómo viene comportándose el mercado del arte. Y, para ser sinceros, no fue un período fácil. Venimos de tres años que mostraron una desaceleración clara: según el Art Basel & UBS Global Art Market Report, las ventas globales bajaron un 12% en 2024, a un estimado de USD 57,5 mil millones. En Estados Unidos —el mercado más sólido del mundo— descendieron un 9% ese mismo año.

Esa caída fue aún más marcada en la franja superior del mercado: las ventas de obras entre USD 10 y 100 millones bajaron 45,5% en 2024, casi cuatro veces más que el segmento por debajo del millón. Ese retroceso en los trophy lots tuvo un impacto directo tanto en las galerías como en los coleccionistas y los fondos especializados: alimentó la sensación de que tal vez —solo tal vez— estábamos frente a una burbuja que comenzaba a agotarse.

A la vez, muchas galerías históricas cerraron en Nueva York, la plaza más influyente del mundo. En apenas dos años vimos cómo espacios enormes, referentes del mercado blue chip, bajaron sus persianas. Ese movimiento encendió muchas alarmas y abrió la conversación sobre el posible final de una era.

Pero, como suele ocurrir en el arte, otra vuelta de tuerca se gestaba en el mercado. Y se puede confirmar en este Art Basel Miami Beach 2025.

En noviembre, las subastas de Nueva York devolvieron el pulso al sistema. Christie’s cerró su venta de Arte Moderno y del siglo XX con USD 964.536.953, la cifra más alta de los últimos tres años, equivalente al 90% de los lotes y con un 96% del valor total estimado. Durante esa misma semana, sumando las principales casas, se movilizaron más de USD 2.000 millones.

Entre los hitos —y como ejemplo del apetito renovado del mercado— se destacó el retrato de Gustav Klimt “Portrait of Elisabeth Lederer”, adjudicado en USD 236,36 millones, lo cual lo convirtió en la segunda obra más cara jamás vendida en subasta. También un trabajo de Frida Kahlo, “El sueño (La cama)”, alcanzó USD 54,66 millones, un récord absoluto para una artista mujer.

Estos resultados no son anécdotas: son señales claras de que, incluso luego de una contracción, el mercado del arte conserva un músculo financiero poderoso y una demanda sostenida por jugadores grandes, sofisticados y estratégicos.

En esta Art Basel Miami Beach 2025 los pasillos están vivos, llenos de conversaciones, de miradas entrenadas, de apuestas nuevas. Se confirmaron ventas significativas en los dos primeros días —reservados a los invitados vip—, y el clima general es de movimiento, expectativa y, por qué no, de optimismo razonado. Entre galeristas y art dealers se comenta que, cuando en otras ediciones la feria también funcionaba como plataforma para mostrar las tendencias emergentes, en 2025 no hubo lugar para ello. Las galerías redujeron el riesgo y prefirieron jugar a lo seguro, en sintonía con el estado de ánimo que se estaba manifestando en el mercado.

Esta búsqueda no solo responde a una preferencia estética por formatos tradicionales como la pintura o la escultura, sino también a una necesidad comercial inmediata. Apostar por obras fácilmente reconocibles y digeribles acorta los tiempos de educación del coleccionista y reduce la incertidumbre en un mercado cuyo humor, en los últimos tiempos, ha sido volátil. Lo que se muestra en 2025 permitiría consolidar ventas con mayor rapidez y confirmar la tendencia alcista que parece perfilarse. Así que no hay tanto espacio para videoarte, instalación, textil, técnica mixta ni otros medios. Cada metro cuadrado de la feria parece destinado a una posibilidad de venta concreta.

Cuando hablamos de inversión en arte —especialmente en piezas de artistas consagrados— no exageramos si decimos que es una apuesta sólida: los retornos suelen ser rápidos, los márgenes altos, y la estructura del mercado es sorprendentemente resiliente frente a la volatilidad global.

Claro que también hablamos de un ecosistema reducido, complejo y altamente especializado, integrado por personas con información, trayectoria y una sensibilidad que no se improvisa. Entrar no es sencillo; permanecer, menos. Pero quienes conocen este mercado saben que las reglas no son caprichosas: simplemente responden a un entramado donde cultura, historia, análisis y estrategia conviven en un equilibrio muy particular.

La historia lo demuestra. Si uno observa los gráficos de inversión a largo plazo, la flecha del arte siempre apunta hacia arriba, con caídas breves y cíclicas cada ciertos años. Y justamente en esos momentos de pausa es donde los más experimentados vuelven a posicionarse, anticipan el próximo capítulo y capitalizan oportunidades que otros no llegan a ver.

No es casual que Andy Warhol haya dicho alguna vez: “Ganar dinero es un arte, trabajar es un arte y hacer buenos negocios es el mejor arte”. Una frase que resume perfectamente esta intersección entre creatividad, mercado y visión.

Porque si algo demuestra el mercado del arte —ayer, hoy y siempre— es que quien apuesta a él, gana. No por magia ni por azar, sino porque es un territorio donde la sensibilidad, el conocimiento y la estrategia construyen valor real. Y quizás este nuevo capítulo que empieza a escribirse en Art Basel Miami Beach 2025 marque el inicio de otra curva ascendente.

Lucas Kokogian tiene 15 años de experiencia en el mercado del arte latinoamericano. Su casa de subasta Azur, en Buenos Aires, es líder en el mercado. Con el mismo nombre abrió otras sedes en Madrid, Berlín, Nueva York, Miami y, hace poco, Montevideo.