
¿Pudo la National Gallery haber adquirido un Rubens falso por 3,36 millones de dólares? La pregunta, incómoda, pero relevante, sacudió nuevamente al mundo del arte tras las declaraciones de un excurador que pusieron en duda la autenticidad de Sansón y Dalila, una de las piezas centrales de la colección londinense.
La controversia se reactivó luego de que Christopher Brown, exresponsable de las colecciones holandesas y flamencas de la National Gallery, ofreció versiones contradictorias sobre una intervención técnica que pudo haber borrado pruebas claves sobre la procedencia del cuadro.
La pintura, atribuida al maestro flamenco Peter Paul Rubens y adquirida por la National Gallery en 1980, estuvo bajo sospecha desde su compra. Cuarenta y cinco años después, una petición pública exigió que la institución cumpliera su promesa de 1997 y organizara un debate abierto sobre la autenticidad de la obra.
El eje de la discusión pasó del análisis frontal a lo que ocultaba su reverso: un panel original reducido y montado sobre un soporte moderno, intervención que, según los críticos, imposibilitó verificar marcas originales y, por lo tanto, comprobar su autenticidad.
Declaraciones y retractación de Christopher Brown
La polémica actual se intensificó tras una entrevista de The Guardian con Christopher Brown, quien afirmó que fue la propia galería la que colocó el blockboard moderno en el reverso de la pintura: “El respaldo actual fue puesto por la National Gallery... para fortalecer el panel”. Esta declaración avivó las dudas de quienes ya cuestionaban la atribución a Rubens.
No obstante, tras consultar a la institución, Brown se retractó y alineó su versión con la posición oficial: “La National Gallery dice que el blockboard fue aplicado antes de su adquisición. No tengo motivos para no creerles y ciertamente no estoy en posición de contradecirlos”. También rechazó cualquier insinuación de encubrimiento: “La idea de que la National Gallery está ocultando algo es un disparate”.
Michael Daley, director de ArtWatch UK y crítico constante de la galería, calificó las declaraciones iniciales de Brown como “sorprendentes” y afirmó que poseía correspondencia de 2002 en la que la institución negaba haber realizado esa intervención. Daley sostuvo que el caso representó “el mayor de todos los escándalos en museos” y lo describió como “una conspiración para ocultar un error de compra que degradaba la obra de Rubens”.

Origen de la obra y primeras sospechas
La National Gallery presentó en 1980 la pintura como una obra maestra perdida de Rubens, supuestamente realizada alrededor de 1609. La adquisición fue celebrada como la recuperación de un tesoro del siglo XVII. Sin embargo, desde un principio surgieron voces críticas que cuestionaron la calidad del trazo y la técnica, y sugirieron que se trataba de una copia moderna.
El primer informe público sobre la existencia del blockboard apareció en el boletín técnico de la galería en 1983. No obstante, ya en 1982, las actas institucionales mencionaban una solicitud de Brown para limpiar la obra. Antes de la adquisición, el especialista en madera Anthony Reeve describió el panel como estructuralmente sólido. Asimismo, un informe de condición anterior a la subasta de 1980 señaló que el panel estaba “excelentemente conservado” y tenía entre 25 y 40 milímetros de grosor.
Críticas sobre estilo, técnica y soporte
Las dudas fueron impulsadas por especialistas como Katarzyna Krzyżagórska-Pisarek, quien calificó la pintura como “altamente problemática” y con una apariencia “extrañamente moderna”. Entre sus observaciones mencionó el “rojo uniforme y duro” del vestido de Dalila, la espalda “anatómicamente incorrecta” de Sansón y la ausencia de craquelado, fenómeno habitual en obras de más de cuatro siglos.
Christopher Wright, experto en pintura del siglo XVII, fue más tajante: “Carece de la sutileza de Rubens. Tiene una grandeza llamativa y desordenada... Todo mi conocimiento sobre los viejos maestros me llevó a esa observación. No es una pintura del siglo XVII”, declaró.
Los críticos también señalaron la falta de debate público sobre la autenticidad de la pieza. Krzyżagórska-Pisarek expresó: “No quieren una discusión porque tenemos argumentos realmente imposibles de responder. Esto no puede ser el Rubens original”.
El soporte modificado: implicaciones materiales
Uno de los aspectos técnicos más cuestionados fue la manipulación del soporte. El panel original fue reducido a unos 3 milímetros de grosor y adherido a un blockboard moderno. La galería sostuvo que esta modificación se realizó probablemente en el siglo XX, antes de la compra en 1980. En un catálogo de los años noventa, se admitió: “Sansón y Dalila fue reducido hasta un grosor de unos 3 mm y montado en un nuevo panel de blockboard antes de su adquisición por la National Gallery”.
Este detalle resultó clave, ya que los paneles originales del siglo XVII solían portar monogramas del fabricante, práctica común en Amberes durante la época. La presencia de una marca posterior a 1609 habría constituido una prueba concluyente de que la pintura no pertenecía a Rubens. Por lo tanto, la intervención impidió este tipo de verificación material.

Christopher Wright subrayó la importancia del hecho: “El blockboard ocultaba la posible evidencia original en el panel. Cuando la pintura apareció en Christie’s, parecía inmaculada. Si el panel hubiera estado inestable, habría sido evidente”.
Atribución inicial: el rol de Ludwig Burchard
La atribución de la obra a Rubens se originó en 1929, cuando el historiador alemán Ludwig Burchard la clasificó como hallazgo del maestro flamenco. Sin embargo, tras su muerte en 1960, se reveló que Burchard realizó atribuciones erróneas, algunas influenciadas por intereses comerciales. Krzyżagórska-Pisarek documentó que al menos 75 obras atribuidas por Burchard fueron reclasificadas oficialmente.
La experta sostuvo que Sansón y Dalila era “solo la punta del iceberg” en un conjunto de atribuciones problemáticas. La obra carecía de registros documentales como creación de Rubens anteriores a 1929, lo que incrementó la incertidumbre sobre su procedencia.
Defensa de la National Gallery
Ante las críticas, la National Gallery mantuvo una posición firme. La institución reiteró que la pintura fue “aceptada durante mucho tiempo como una obra maestra de Peter Paul Rubens”. Añadió que fue realizada sobre panel de madera al óleo poco después del regreso del artista a Amberes en 1608, y que reflejaba su madurez tras su formación en Italia.
La galería también recordó la publicación en 1983 de un análisis técnico a cargo de Brown, cuyas conclusiones continuaban siendo válidas. El informe confirmó que el soporte fue modificado antes de la adquisición.
La controversia trascendió el ámbito académico y se extendió al público general. Actualmente, existe una petición que exigió a la galería cumplir con su promesa de 1997 de organizar un debate público sobre la autenticidad de la pintura.
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