
Reconocido por su ejercicio en los territorios y su paso por el Gobierno nacional, Juan Guillermo Zuluaga es uno los cuatro precandidatos presidenciales de lo que se ha denominado como La Fuerza de las Regiones. El exalcalde de Villavicencio, exgobernador del Meta y exministro de Agricultura, quiere darle mayor autonomía a los municpios y departamentos, y para ello es un convencido que habrá que trabajar en seguridad.
Aunque también ha enfocado sus esfuerzos en temas como la infraestructura, la seguridad y el fortalecimiento del sector agroindustrial, es claro que su trayectoria se caracteriza por una presencia constante en la política regional y nacional, con atención a las necesidades del sector rural colombiano. Y una de esas urgencias pasa, principalmente, por poder vivir en paz, sin estar en medio del ruido de los fusiles.
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Es por ello, que en su concepto, la política de Paz Total implementada por el jefe de Estado, Gustavo Petro, en la que se han establecido múltiples mesas de negociación con estructuras ilegales, bajo la premisa de poner fin al conflicto, ha sido un auténtico fracaso. Sumado al grave problema del aumento de cultivos ilícitos en regiones como Cauca, Nariño, Valle, Norte de Santander y, del mismo modo, Meta.
En una entrevista con Infobae Colombia, el aspirante al primer cargo de la nación cuestionó de manera enfática esta estrategia, al señalar que no ha generado beneficios para los territorios y que ha contribuido al retroceso del país en la lucha contra las organizaciones al margen de la ley: de las que él mismo ha sido víctima, pues son conocidos los atentados que ha tenido que sortear durante su trasegar político.

Infobae Colombia: Usted hablaba de las regiones y sus problemáticas, y una de ellas de estas regiones, e incluso del departamento suyo como el Meta, es el tema de la violencia. Y el Gobierno actual le apostó a la política de la Paz Total sin éxito. ¿Qué acciones propondría usted en ese sentido?
Juan Guillermo Zuluaga: Yo he dicho que la primera acción que voy a tener como presidente de la República, si Dios me lo permite, lo primero que voy a hacer el 7 de agosto, una vez me posesionen, ese día no hay fiestas ni francachelas, ese día hay jornada de trabajo, en la que voy a convocar a los 32 gobernadores con sus alcaldes en mesas de trabajo para que recuperemos todo el tiempo que han perdido con este Gobierno.
Esa es mi segunda acción, porque la primera es acabar todos los actos administrativos que le dieron vida jurídica al esperpento de la Paz Total. Porque lo único que ha hecho es crecer el crimen y que las organizaciones criminales estén como ‘Pedro por su casa’.
Bajo el amparo de la Paz Total, les regalaron el cese al fuego. Nuestras Fuerzas Militares y de Policía no disparan, pero los bandidos sí y nos matan con fusiles, con drones, con toda la tecnología. Bajo el esperpento de la Paz Total les levantaron las órdenes de captura a los bandidos, que han cometido delitos de lesa humanidad. Les quitaron las órdenes de captura, los designaron gestores de paz y les dieron estatus político.
Hoy les están tramitando una ley sastre hecha a la medida para los bandidos, una ley de sometimiento a la justicia para rebajarles hasta el setenta por ciento de sus penas. ¿Eso es la Paz Total? ¿Acaso tiene un solo logro? No. Bajo el amparo de esa política volvió el secuestro a Colombia. Bajo el amparo de la Paz Total volvieron a enterrar minas antipersona.
Y bajo el amparo de la Paz Total, ahora no solamente son dueños de los sectores rurales, más del 50 por ciento del territorio nacional, sino que se tomaron Bogotá, Barranquilla, Medellín y Cali. Pulula la delincuencia en las ciudades. La paz no se implora, hay que buscarla con autoridad.
A mí me gusta la paz, pero por buscarla no arrodillo al Estado ni someto a los ciudadanos. Así que la Paz Total la vamos a acabar y vamos a combatir de verdad: con carácter, criterio y con firmeza.

Pero usted tuvo un jefe que apostó por la paz como Juan Manuel Santos...
Nunca he tenido jefaturas políticas. Fui ministro de Agricultura en el último año del Gobierno de Santos, pero no tengo jefaturas políticas ni pedí permiso para ser candidato presidencial. He hecho mis campañas con los ciudadanos. Todos los presidentes de Colombia han buscado la paz y negociado con el ELN. Sin embargo, el ELN mantiene líderes en Cuba, alejados de la realidad del país.
El actual presidente prometió hacer la paz con el ELN en tres meses, pero los mismos comandantes del grupo rechazaron esa idea y afirmaron que no entregarán las armas ni se desmovilizarán. A pesar de esto, el Gobierno sigue pidiéndoles negociar, aunque no hay voluntad de paz por parte del ELN ni de las disidencias de Iván Mordisco, Iván Márquez o Calarcá.
Dicen buscar la paz mientras cometen atentados y secuestros, como ocurrió recientemente en Cali. Ninguno de estos grupos tiene intención de lograr la paz; protegen un negocio criminal, favorecidos por un gobierno que ha abandonado la fumigación y erradicación de cultivos de coca. Como consecuencia, el narcotráfico ha aumentado y la imagen del país se ha deteriorado internacionalmente por la permisividad hacia estas organizaciones.
Quiero que Colombia logre la paz, pero esa búsqueda no debe poner en peligro la vida ni la seguridad de los ciudadanos.

¿Usted también es de los que cree que retrocedimos, quizá, 20 o 30 años en la lucha contra las estructuras criminales?
Se lo digo no solo con mis palabras, sino con lo que la gente dice en las calles. Además, la Defensoría del Pueblo afirmó recientemente que 756 municipios están en manos de organizaciones criminales, en donde operan hasta siete u ocho de estos grupos. Esto no lo señala un candidato presidencial, lo confirman entidades y periodistas. Es decir, no lo dice un candidato presidencial.
Y ustedes como periodistas, lo han denunciado. Pero si quieren, porque como también estigmatizan el buen trabajo de los periodistas, veamos lo que dice el mundo. Recientemente, la revista The Economist tituló recientemente: “Colombia a las puertas del infierno”, mostrando mapas que ilustran el crecimiento de la criminalidad desde la llegada del actual Gobierno.
Hemos retrocedido más de veinte años en la lucha contra la delincuencia. Hoy proliferan las organizaciones criminales. En el Valle, además de las disidencias, el Clan del Golfo y el ELN, existen grupos como La Inmaculada, La Mazamorrera, la Empresa, La Y y los Flacos. Han cometido más de 950 homicidios este año. El año pasado se reportaron más de 23.000 robos, cifra que podría ser mucho mayor.
Cali está dominada por estas organizaciones. En Barranquilla, los grupos Los Pepes y Los Costeños han obligado a cerrar muchos negocios a través de la extorsión, que ya forma parte de los gastos mensuales de los ciudadanos. La población siente que el Estado no los protege y teme por sus vidas si no pagan. Ese es el retroceso y la realidad actual en Colombia.

En acciones puntuales, ¿cuál sería esa primera medida que usted tomaría frente a este tema? Teniendo en cuenta que también está asociado con el negocio del narcotráfico....
Los temas de seguridad son un tema de decisión y de voluntad política, no ser complaciente con las organizaciones criminales. Y en eso puedo decirle que, creo, soy el candidato que más firmeza tiene, porque yo no me disfrazo de bravucón por la campaña. Esto es una lucha que he llevado hace muchos años y casi me ha costado la vida.
Ya me han hecho varios atentados. Ya he sentido el ruido de la pólvora, me han estallado bombas al lado, queriendo acabar con mi vida por luchar con esas organizaciones delincuenciales. Entonces lo primero es una decisión: el 7 de agosto salimos a recuperar el territorio y esto hay que hacerlo inyectándole recursos a nuestra fuerza pública, que hoy le han quitado más del 50 por ciento de funcionamiento.
Hoy, de 53 aeronaves dedicadas a la lucha contra el crimen, no tenemos más de 20, porque todas las demás están en tierra, no tienen mantenimiento, no tienen repuestos ni gasolina. En estos tres años han mandado para la casa a más de 70 generales. La Policía Nacional está ad portas de quedarse sin coroneles. Hemos disminuido las capacidades logísticas de nuestras fuerzas.
Yo la voy a recuperar, porque esto debe ser una labor con tecnología, nuevas incorporaciones y reincorporando a algunos de los que han sacado. Y un aspecto vital: relaciones internacionales. Hay que restablecer nuestras relaciones con el Estado de Israel en la lucha contra la criminalidad. Y nuestras relaciones no solamente comerciales, sino militares con los Estados Unidos.
Porque esta lucha, con el tamaño de la delincuencia, no la podemos darla solos. Esto tiene que ser con decisión, con tecnología, con inteligencia y con apoyo internacional.

¿Usted también considera que el escenario actual que vimos con Estados Unidos fue algo provocado por Gustavo Petro? Es decir, ¿llevado al extremo a propósito como una estrategia de campaña?
No me cabe la menor duda. Considero que el presidente Gustavo Petro está en el escenario ideal. Eso es lo que a él le gusta. Ahora está reviviendo un viejo discurso antiimperialista de los años 60, cuando el mundo ha cambiado, hablando ahora del neocomunismo. ¿Cómo se le ocurre a un presidente de Colombia ir a las calles de Nueva York a insultar al presidente de los Estados Unidos?....
Y no porque sean los Estados Unidos, es porque un presidente debe mantener su compostura. Y Petro ha hecho todos los esfuerzos para generar estas relaciones tensionantes. Ese es nuestro primer socio comercial. Yo defiendo la soberanía de Colombia, hago respetar la independencia que tenemos como país, pero entre la independencia y la soberanía hay que ser responsable y sensato.
Porque cuando un presidente pierde los cabales y suelta los estribos, pierden los agricultores, los comerciantes, los empresarios y perdemos como país. Los Estados Unidos es nuestro principal socio comercial, entonces por disputas ideológicas no podemos someter a los colombianos a perder empleo, a perder competitividad y a que nuestro país se empiece a rezagar. El presidente estaba buscando y lo logró.
Le dan todo el argumento para lo que a él más le gusta: estar en campaña y echar discursos, porque él no gobierna, él no resuelve. Y lo acaban de ver los colombianos. A él no le importaba la suerte del país, lo más importante era que él hiciera historia y volverse ‘inolvidable’. Y dijo que no importaba el futuro del país, que lo más importante era trascender. Alguien más vanidoso que el Petro, creo que no lo habíamos tenido.
Él también ha enfocado su teoría de que se debe combatir es al narcotraficante y no al cultivador de hoja de coca. ¿Qué concepto le merece esa hipótesis?
Me parece un tanto hipócrita, porque a Córdoba, un departamento que ha vivido de la minoría de la extracción del carbón, fue y les quitó las posibilidades de que siguieran haciendo minería y no les dio ninguna alternativa de sustitución. Y la región empieza a dejar de percibir cuantiosos recursos para atender las necesidades de la población.
O le pongo otro ejemplo, fueron al Valle del Cauca representantes del Gobierno nacional a decir que había que repensar el cultivo de la caña de azúcar, porque le hacía mucho daño al departamento, cuando es una región vigorosa que ha crecido alrededor de esa industria. En cambio, se quedan callados con el cultivo de coca. Estamos llegando ya a 300.000 hectáreas. ¿Sabían que hay más coca sembrada en Colombia que cultivos de papa? ¿O que hay más coca en Colombia que cultivos de caña de azúcar en el Valle del Cauca?...
Hay que hacer sustitución de cultivos, pero cuando uno defiende a esas industrias criminales del Cauca o Nariño, que incluso ya llegaron los carteles mexicanos, que son los dueños de esos cultivos, y uno empieza a defender los cultivos de hoja de coca, pues está defendiendo esas organizaciones criminales. Hay que hacer erradicación. ¿Por qué en Boyacá no hay cultivos de coca?...
Y en Boyacá hay campesinos que se dedican a otras labores. Pero si usted ve la mayoría de esas organizaciones supuestamente de campesinos, son controladas y manipuladas por ‘Mordisco’, ‘Iván Márquez’ y los carteles mexicanos. Aquí hay que ser implacables, hacer una sustitución de cultivos, pero también hay que hacer erradicación y volver a hacer fumigación.
El país no puede seguir nadando en coca, porque la coca es el principal combustible de todos los orígenes del narcotráfico y de la criminalidad. En eso hay que tener firmeza. En los últimos años pasamos de 40.000mil hectáreas hasta 270.000 hoy. Es que el mundo está diciendo que el 67% de los cultivos del planeta están en Colombia. ¿Y eso por qué es? Por la permisividad, porque hemos dejado avanzar. Y claro, aunque eso mueve también algunos sectores de la economía, pero también nos condena al fracaso.
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