Por cuenta de la decisión que tomó la Audiencia Provincial de Málaga, España, el miércoles 6 de noviembre de 2024, se confirmó que un ciudadano colombiano deberá pagar una condena de 19 años de prisión por haber asesinado a su pareja, también colombiana, de una forma que se llegó a calificar como “deplorable”.
Los operativos que llevó a cabo la Policía Nacional de ese país dieron con la captura en un primer momento del hombre de 45 años, identificado como Leonel Herrera. Tras el inicio del juicio, que se dio el 16 de octubre de 2024, se confirmó que el hoy detenido, actuó con tal sevicia que condujo a la víctima, Natalia Mosquera, de 47 años, hasta una playa en Marbella y allí la asesinó.
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El caso salió a la luz tras el descubrimiento de los restos, que aparecieron en la playa Las Cañas, famosa por ser uno de los destinos predilectos por los viajeros que llegan a esta región de Andalucía, situada al sur de España, el 8 de enero de 2023. Cuatro días después, el hombre fue capturado.
Las pesquisas dieron con Herrera, quien se conoció que sostuvo una relación de siete meses, aunque en principio se afirmó que habían sido cuatro, con Mosquera, según informó el diario El Mundo. Sin embargo, en noviembre de 2022 la mujer tomó la decisión de ponerle fin a la relación sentimental con Herrera.
Los detalles posteriores a este episodio que habría sido el detonante para que este sujeto decidiera asesinar a su expareja, lo llevó a que un día fuera hasta el centro de Testigos de Jehová al cual acudía la víctima, que era auxiliar de enfermería y había llegado hace seis años a España procedente su Cali (Valle del Cauca), su tierra natal, a donde enviaba el dinero que ganaba a sus dos hijos, mayores de 20 años, para ayudarles con sus gastos y el pago de la carrera de la universidad de uno de ellos.
Los que se supo del crimen tras el inicio de juicio
Esa noche, Herrera la recogió en una furgoneta que era conducida por uno de sus compañeros de trabajo, que los dejó a los dos más adelante y siguió su rumbo. Se dirigieron hasta la playa de Las Cañas, ubicada a 5 kilometros del punto donde fue hallado el cuerpo flotando en el mar. En ese momento se confirmó que la víctima no tenía su cabeza ni los brazos y, por último se le evidenció un corte a la altura del abdomen.
Ya bajo la diligencia judicial, se supo cuando que cuando Herrera recogió a Mosquera, permanecieron juntos varias horas y, acto seguido, el sujeto la asfixió, de acuerdo con lo que arrojó el dictamen médico.
Adicional a esto, el asesino confeso admitió ese miércoles 16 de octubre que inició el juicio, que además de asfixiar a la mujer cuando se encontraba de espaldas, la decapitó y descuartizó. Por tal motivo, en ese momento la Fiscalía española solicitó una medida de 25 años de cárcel para el ciudadano colombiano.
Herrera también contó que utilizó un cúter (bisturí) para descuartizar el cuerpo de la víctima y realizó una incisión en el abdomen para asegurarse de que el cuerpo se hundiera en el agua. Esta confesión se produjo durante la primera jornada del juicio, donde el acusado reconoció todos los hechos ante el tribunal.
El mismo día que apareció el cuerpo, y tras observar mediante noticieros que se había descubierto un cuerpo en la playa, el hermano de Mosquera, quien ese día reportó la desaparición de la connacional. Esto fue clave debido a que el hombre se acercó hasta las autoridades, y gracias a un reconocimiento a través de fotografías se confirmó la identidad de la víctima, que halló el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil de Málaga.
Los familiares de la mujer señalaron a su expareja de haber violado una orden de alejamiento. Por este motivo Herrera fue detenido y brindó los detalles sobre el punto donde la arrojó. “Ante las evidencias que le incriminaban directamente en la desaparición de la mujer, el principal sospechoso ha reconocido el crimen en sede policial antes de ser puesto a disposición judicial”, indicó la Policía tras la detención del hombre por ese entonces.
Herra explicó que el crimen no fue premeditado, sino un acto impulsivo. En el juicio afirmó que no tenía planes previos para cometer el asesinato. Sin embargo, esto no fue un argumento válido para la sociedad española y colombiana, que quedaron conmocionadas después de los detalles que se conocieron sobre el crimen.
“Si lo hubieran dejado en la cárcel...”
En entrevista con Telemundo, Karen Etayo, sobrina de Mosquera, aseguró en su momento que la decisión que tomó su tía, a Herrera “no le gustó y comenzó a acosarla”. Seguido a esto la joven comentó que su tía “se armó de valor y lo denunció”. Era tal la situación que vivía por cuenta de los maltratos, que “ella (Mosquera) le contaba a mi abuela que tenía mucho miedo”.
Por este motivo Mosquera tuvo que acudir hasta el Juzgado de Violencia sobre la Mujer, y allí la corte especializada en violencia de género le prohibió a Herrera que se contactara con su expareja. También emitió una orden de alejamiento en la que estipulaba que se prohibía acercársele a menos de 500 metros durante 16 meses.
Esto poco y nada le importó al maltratador, quien violó esta decisión. Además, se le había impuesto una condena de seis meses de prisión, pero dicha determinación no se acató debido a que el hombre se comprometió a no infringir la medida.
“Era grosero, agresivo. Empezó a maltratarla psicológicamente y luego a agredirla. Esto ha sido muy macabro”, añadió Etayo, quien cuando se supo el hallazgo del cuerpo, aseguró que sus familiares no tenían recursos para poder repatriar su cuerpo, o para enviar a alguno de sus hijos a España para acompañar los trámites respectivos.
“Si lo hubieran dejado en la cárcel, ella estaría aún con nosotros”, expresó la sobrina de Mosquera en medio del diálogo con el mismo medio,
Lo que indicó la sentencia condenatoria
De forma unánime, la Audiencia Provincial de Málaga indicó que el crimen se dio “de manera sorpresiva y repentina, sin posibilidad defensa y reacción por su parte, así como que incumplió deliberadamente la prohibición de aproximarse y comunicarse”.
Adicional a lo anterior, la sentencia destacó que Herrera actuó “con expreso desprecio al sexo femenino”, ocultando que estaba casado, controlándola mediante continuas llamadas telefónicas y agrediéndola en diversas ocasiones. Ese sentimiento de “dominación y desprecio” hacia la mujer continuó incluso después de matarla, al decapitarla, mutilarla y rajarla “como si de una cosa se tratara”.