En una publicación realizada a través de su cuenta en la red social X, el presidente de la República, Gustavo Petro, informó que el célebre castillo Marroquín, ubicado en el sector de La Caro (sabana) será entregado a la Universidad Pedagógica para la formación de futuros profesores.
“Este Castillo lo hizo el hijo del expresidente Marroquín dicen que con los sobornos de la entrega de Panamá. Un castillo como impostura de una élite corrupta que se cree falsamente aristócrata, cuando en realidad fue esclavista. El gobierno del cambio entregará este Castillo a la Universidad Pedagógica para que se eduquen los maestros y maestras de las próximas juventudes”, se lee en el trino del primer mandatario, quien no está alejado de lo que alguna vez sucedió dentro de la imponente construcción de estilo medieval.
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Construido en 1898 por órdenes de la familia del presidente José Manuel Marroquín, que perdió a sus padres de una manera trágica, era símbolo de la aún marcada inequidad.
“Hay unos elementos trágicos que yo creo que hacen que sea uno de los lugares más malditos de Colombia (...) cuando se construye el Castillo Marroquín se hace en medio de un país muy pobre y mostrar esa ostentación de hacer un castillo en la mitad de la sabana de Bogotá, por órdenes de una de las familias más ricas del país, pues es una cosa que era una ostentación muy fuerte”, relató en entrevista para el medio Las2Orillas el antropólogo, experto en temática paranormal Esteban Cruz Niño.
La madre del que fue presidente de la República decidió dar un paseo tras rezar en la capilla que había sido construida en el terreno de los Marroquín. Pero, según historiadores, desapareció, dejando, como único rastro, su chal entre los arbustos.
En la década de los años 20 del siglo XX la propiedad, construida por el arquitecto francés Gastón Lelarge, se dejó en el abandono y no fue hasta 1952 que un famoso oncólogo, llamado Roberto Restrepo, decidió comprarla y darle un toque moderno, instalando, entre otras cosas, un sistema de cableado eléctrico.
Restrepo murió de un infarto con apenas 46 años y el siguiente y tercer propietario, Francisco Gómez, decidió adecuar el castillo como un psiquiátrico que funcionó durante seis meses, hasta que se quitó la vida, al igual que dos de sus pacientes, que llegaron a la propiedad para nunca más salir.
Como si se tratara de una broma de mal gusto, el siguiente propietario, de apellido Carrizosa, montó un cabaret y lo mantuvo en pie hasta que murió de manera misteriosa, dejando el castillo en manos del petrolero venezolano Guillermo Villasmil, que nunca llegó a instalarse, ya que el día de la mudanza murió en un accidente de avión.
El último en adquirir el castillo y proyectarlo como su vivienda, fue un narco apodado como alias el brujo. “Se llama Camilo Zapata, era o del cartel del Caquetá o de Bogotá, y muy amigo de Gonzalo Rodríguez Gacha. Compró el castillo y él tenía una ayudante que era bruja y ella le aconsejaba soltar siete perros negros en todas sus propiedades”.
Lo que, de acuerdo con la explicación de Cruz Niño, no fue la excepción en el castillo de los Marroquín. “Dicen que soltó todos esos perros y que en algún momento estuvo en guerra con otro narco que era Leónidas Vargas (...) esa guerra entre ellos dos fue tan grande que, por ejemplo, le mandaron a Leónidas Vargas el cuerpo de un bebé abierto, que en la mitad tenía una foto de su familia y decían que era una forma de brujería”.
Pero eso no es todo. Según se rumora, cuando murieron Gacha y el capo, alias brujo empezó a sentirse amenazado, incluso, de su personal de limpieza. Veinte personas a las que habría asesinado en las caballerizas de la propiedad, en la que, desde entonces, se han reportado supuestas apariciones de un menor que trepa los techos y una mujer de llanto incesante.
“Yo creo que es un lugar maldito porque muestra esa parte bellaca del país, desgraciada en la colombianidad, que es los narcos, la violencia, la corrupción porque los que construyeron esto fueron unos presidentes y en medio de una podredumbre y de pobreza y de miseria del país se hicieron un castillo al estilo francés”, explicó el antropólogo Cruz Niño, antes de dar por terminada su entrevista.