Plan de internacionalización de la reforma tributaria de Gustavo Petro aún no se establece y tiene en jaque a los exportadores

Javier Díaz Molina, presidente de Analdex, afirmó a Infobae Colombia. que el gremio espera el régimen sancionatorio del sector, pues el que ya se publicó fue un “rencauche” que hizo la Dian

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Las ventas externas de Colombia en enero de 2023 evidenciaron un comportamiento adverso al alcanzar un total de USD3.695 millones, lo que demostró una caída en su valor de 2.8% frente al mismo periodo de 2022. El volumen de las exportaciones demostró una tendencia a la baja con un decrecimiento de 8,5%, ubicándose en 7,3 millones de toneladas métricas.. EFE
Las ventas externas de Colombia en enero de 2023 evidenciaron un comportamiento adverso al alcanzar un total de USD3.695 millones, lo que demostró una caída en su valor de 2.8% frente al mismo periodo de 2022. El volumen de las exportaciones demostró una tendencia a la baja con un decrecimiento de 8,5%, ubicándose en 7,3 millones de toneladas métricas.. EFE

Varias dificultades acusan el comercio exterior en Colombia. Los bloqueos en vías nacionales, la inflación, el dólar, la baja en las exportaciones y la reforma tributaria del Gobierno de Gustavo Petro que entró en vigor impactan de gran manera la dinámica de esta actividad económica.

Al respecto, el presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), Javier Díaz Molina, dialogó con Infobae Colombia y aseguró, entre otras cosas, que Colombia está en riesgo de ser conocido como un país que no cumple a tiempo con la entrega de productos debido a las dificultades vividas en vías nacionales, como el derrumbe en la Panamericana y protestas en otras regiones que impiden el paso de la carga.

Díaz Molina recordó que esta actividad depende mucho de transportar productos desde el centro del país a los puertos y esos bloqueos interrumpen esa logística y causan problemas económicos y de cumplimiento con los clientes en el exterior.

¿Cuál es el temor que se tiene ante las dificultades de no cumplir con la entrega de productos a otros países?

El temor es que empiecen a ver a Colombia como un proveedor que no es confiable, que no lleva a tiempo los productos y que no puede cumplir con sus entregas, simplemente, porque bloquearon una carretera, la mercancía no pudo llegar al puerto y se perdió el buque. Entonces, toca esperar y reprogramar y eso en algunos casos toma semanas, incluso meses, y es una dificultad muy grande.

Por ejemplo, la situación que vivimos con Ecuador por culpa del cierre de la vía Panamericana es muy. Ecuador es un comprador de buena parte de nuestras manufacturas y el hecho de no poder llegar por tierra, indudablemente, implica asumir unos mayores costos.

¿Cuánto suben esos costos?

Depende. En el caso de Ecuador hay situaciones donde los costos se incrementaron en un 20% o 30%. En el caso de la Costa Caribe, los bloqueos implican tiempo y por lo tanto el temor de la posibilidad de perder la carga.

¿Eso genera un impacto en la inflación interna?

Claro. Por ejemplo, en el sur del país, que es es una región de bienes agrícolas, se tiene una producción que no ha llegado a los mercados del centro del país y, obviamente, eso se refleja en mayores precios de los alimentos.

Se hablaba de un bajón en las exportaciones en los últimos meses, ¿eso es debido a la desaceleración económica que se advirtió antes o a otros factores?

En buena medida a la desaceleración de la demanda nivel internacional. Estamos viendo desde diciembre una caída en nuestras ventas que se confirmó en enero y bien seguramente en febrero y marzo van a seguir con esa tendencia, porque lo que uno observa es que la inflación ha llevado a que las autoridades monetarias de los principales países suban las tasas de interés para frenar demandas y esta, indudablemente, se ha frenado y para Colombia, que es un país pequeño y que depende de la dinámica internacional para vender sus productos, se siente inmediatamente.

Una menor demanda en el mercado internacional nos pega de inmediato, entonces vendemos menos y eso lo estamos viendo en las cifras de exportación.

¿La volatilidad del dólar ha favorecido o no al sector?

Una de las preocupaciones es la volatilidad porque precisamente uno no puede planear mucho por este fenómeno. Dicen que el dólar alto favorece a los exportadores, pero es relativo porque en muchos casos esas exportaciones dependen de insumos importados y la estructura de costo también se ve golpeada por el dólar.

Entonces, lo que se preferiría es un dólar mucho más estable, mucho más tranquilo tanto en el plano nacional como en el internacional que permita moverse mucho más fácil en la planeación de las actividades.

Javier Díaz Molina, presidente ejecutivo de Analdex.
Javier Díaz Molina, presidente ejecutivo de Analdex.

¿La reforma tributaria que empezó a regir en enero golpea de alguna de alguna manera el sector?

Ahí tenemos unos temas que nos preocupan. Uno, el tema de zonas francas. Se planteó en la reforma que para que los usuarios de estas gocen de la tarifa especial de renta del 20% deben presentar un plan de internacionalización, pero ya se va a acabar el tercer mes y no conocemos cuáles son los requisitos, cuál es la reglamentación de esos planes de internacionalización y las empresas están a la espera de que el Gobierno diga cuáles son esos requisitos para saber si se pueden atender eso, si se puede hacer o conocer cuál es el monto de exportaciones que les va a pedir, cómo va a ser ese proceso, en cuánto tiempo. No sabemos nada.

Igualmente, en la reforma se le dieron facultades extraordinarias al Ejecutivo, al presidente, para expedir el nuevo régimen sancionatorio y en estos días pasados la Dian (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales) publicó el borrador del proyecto del decreto de ley y realmente es una desilusión lo que hizo porque no se atendió lo que planteó la Corte Constitucional

¿Qué planteó la Corte?

Que debería crearse una comisión y concertarse con el Congreso de la República. Que es el Congreso que debería sacar ese régimen sancionatorio y no lo hizo y le dio facultades al Ejecutivo.

Entonces, el Congreso renunció a hacer su tarea. A su vez, el Ejecutivo tampoco hizo su tarea, sino rencauchó el estatuto sancionatorio que había tumbado la Corte, agregó algunas modificaciones, y desaprovechó la oportunidad para avanzar en un régimen sancionatorio mucho más equilibrado, equitativo y más simple que castigue lo sustancial y no lo formal.

En fin, tampoco se le dio cumplimiento a lo establecido en la reforma tributaria de crear una comisión con senadores y representantes a la Cámara para preparar ese proyecto de decreto de ley porque no vimos en ninguna parte dónde hicieron las audiencias públicas o dónde trabajó eso. El sector del comercio exterior esperaba otra cosa y no que rencaucharan el régimen que se cayó.

Ahora nos preocupan los efectos que eso pueda tener sobre el comercio exterior colombiano.

¿Le parece que con esto y estas ciertas decisiones el Gobierno de Gustavo Petro está en contra de la empresa privada?

Diría que no, pero si que está desaprovechando una de las cosas planteadas y es la necesidad de reindustrializar el país, desarrollar nuevamente el sector productivo y certificar la oferta exportable generando nuevos productos, nuevos sectores. Creo que estas cosas van en contravía de ese propósito y ese objetivo con el cual estamos identificado de ir hacia una diversificación exportadora con la introducción bienes agrícolas, agroindustriales y manufacturas en esa canasta.

¿Cree que esa transición energética puede afectar las exportaciones colombianas?

Eso es un proceso y no puede pasar de la noche a la mañana. Eso hay que hacerlo, pero bien. Tal como se está manejando no es la manera más adecuada.

Si no se hace bien, sí. No se puede renunciar de la noche a la mañana al 50% de los ingresos que provienen del sector extractivo. ¿Cómo va a ser el proceso para reemplazar eso? ¿Cómo se va a ser para compensar eso? Eso no se hace de un día para otro. Es un proceso en el que se tiene que generar nuevos sectores, nuevas exportaciones y en los mercados internacionales no se entra de un día para otro, es un trabajo que hay que desarrollar.

La admisibilidad sanitaria dura uno o dos años por producto. Eso preocupa porque no sabemos cómo se van a reemplazar esas divisas.