Las muertes por sobredosis de drogas en EEUU se dispararon en 2016

Por Lenny Bernstein

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Las muertes por sobredosis de drogas aumentaron, de forma acentuada, en los primeros nueve meses de 2016, según ha dado a conocer el gobierno estadounidense. La administración divulgó datos que confirman la creencia generalizada de que la epidemia de opiáceos ha empeorado desde el año pasado, a pesar de los esfuerzos de la autoridades de salud pública.

El Centro Nacional de Estadísticas de Salud del país informó que las muertes por sobredosis alcanzaron un récord de 19.9 por cada 100,000 habitantes en el tercer trimestre, un gran incremento sobre los 16,7 por cada 100,000 registrados en los mismos tres meses de 2015. De igual manera, los dos primeros trimestres del año pasado mostraron tasas de mortalidad de 18.9 y 19.3, mucho mayores que los correspondientes a los períodos de 2015. Los datos del cuarto trimestre de 2016 aún no están disponibles.

Las estadísticas anuales del gobierno sobre la mortalidad por drogas suele retrasarse un año. La última información oficial de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) muestra la tasa de sobredosis de fármacos de 2015 en 16.3 por cada 100,000 personas, incluyendo un total de 52,404 sobredosis fatales. Muchos expertos esperan un gran aumento en las muertes de 2016, impulsado, sobre todo, por el empeoramiento de la crisis de los opiáceos, especialmente del fentanilo y la heroína. Aproximadamente seis de cada diez muertes son causadas por los opiáceos.

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En junio, The New York Times predijo que el número de muertes por sobredosis superaría las 60,000 en 2016, basándose en los datos que recopiló de cientos de departamentos de salud estatales, condales y otros examinadores médicos. Si es cierto, ese número marcaría el incremento anual más grande jamás registrado. La tasa de mortalidad publicada por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud, que equivaldría a los últimos doce meses (hasta septiembre), daba una cifra equivalente a 59,520 muertes.

Esos números son parte de un informe que analiza las tasas de mortalidad de las principales causas de fallecimiento. Los datos muestran que la tasa general de Estados Unidos cayó ligeramente en 2016. Los asesinos de alto nivel, las enfermedades del corazón y el cáncer continúan permaneciendo estables. Las estimaciones del informe se ajustan por la edad y se consideran "provisionales", por lo que pueden cambiar ligeramente a medida que los estados continúan investigando las causas en un pequeño número de casos.

En otro estudio, un profesor de política pública y economía de la Universidad de Virginia sugirió que las tasas de mortalidad por opiáceos para el 2016 podrían ser hasta un 24 por ciento mayores del total que se había presentado hace unas semanas.

Los últimos números del gobierno muestran los esfuerzos que alcaldes, gobernadores, médicos y forenses están haciendo para lidiar con la incesante crisis de sobredosis y adicción en muchas comunidades de Estados Unidos. El informe "está mostrando la tendencia que estamos viendo en todo el país a partir de varias fuentes. Los datos no muestran ninguna disminución", alertó Farida Ahmad, que escribió el informe federal.

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Los aumentos se producen a pesar del trabajo de las autoridades gubernamentales y privadas para intervenir en la epidemia, que causa un promedio de 142 muertes diarias. Hace poco, la Comisión Presidencial de Lucha con la Toxicomanía y la Crisis Opiácea instó a la Casa Blanca a declarar una emergencia nacional. El CDC y el Congreso han tomado medidas para hacer frente a la crisis, al igual que los grupos de médicos y compañías de seguro privadas. Muchas comunidades han hecho que el antídoto para la sobredosis, el naloxona, esté ampliamente disponible y otras tratan de proporcionar más tratamientos para los 2.6 millones de adictos a opiáceos en Estados Unidos.

Pero parece que estas medidas están dando pocos resultados. Ante esta situación, las tasas de mortalidad de personas entre 25 y 44 años han aumentado para todos los grupos raciales y étnicos, y también en casi todos los estados, según un análisis de The Washington Post.