Encuentran 3 libros envenenados en una biblioteca de Europa

Por Sergio Pérez Gavilán

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"El nombre de la rosa" de Umberto Eco se convierte en realidad.

La biblioteca de investigación de la Universidad del Sur de Dinamarca pudo haber terminado, durante mucho tiempo, como una escena del crimen de no haber sido descubierta a tiempo la capa de veneno que albergaban tres libros de su acervo.

Cuando los investigadores Jacob Povl Holck y Kaare Lund Rasmussen —bibliotecario y fármaco químico, respectivamente— ingresaron los 3 libros al laboratorio de rayos x para descubrir los fragmentos medievales que se habían "reciclado" para hacer las portadas de los libros —que rondan entre el siglo XVI y XVII— descubrieron que los elementos buscados iban a ser muy difíciles de rescatar.

"Intentábamos identificar los textos latinos usados o, al menos, leer algo de su contenido. Entonces descubrimos que era muy difícil leerlos por la gruesa capa de pintura verde que oscurecía la antigua letra hecha a mano", escribieron los investigadores en The Conversation. "El análisis reveló que la capa de pigmento verde era en realidad arsénico. Elemento químico que está dentro de las substancias más tóxicas del mundo y que su exposición al humano puede llevar a varios síntomas de envenenamiento, el desarrollo de cáncer e incluso la muerte".

Acorde a los investigadores, es probable que la capa de material tóxico pudiera haber sido usado en cierto momento para alejar termitas o bichos que pudieran dañar los libros. Sin embargo, el arsénico puede llegar a ser brutal sobre los seres humanos, causando cuadros de envenenamiento que sin muchas complicaciones pueden dañar irreparablemente al sujeto expuesto.

El título de los libros no fue anunciado, solamente que estaban buscando pergaminos sobre derecho romano y canónico latino en las portadas de diversas fuentes. Los rayos x sirven para encontrar los trazos de hierro y calcio que normalmente se encuentran en la tinta medieval y así poder descifrar el contenido de los libros antiguos. Los libros envenenados con arsénico, tal y como en la novela de Umberto Eco El nombre de la rosa, serán digitalizados para evitar el contacto físico y se encuentran resguardados en cajas ventiladas.

Publicado originalmente en VICE.com