La retroalimentación hacia los museos está cambiando el mundo del arte

Por Emerson Rosenthal

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Los curadores al fin están empezando a escuchar a los visitantes.

Un testamento de la época en que vivimos: hasta la galería más común y curadores y directores de museos han sido directamente influenciados por la naciente resistencia mundial hacia ciertos temas en el mundo del arte. En agosto, el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago instaló We Are Here (Estamos Aquí), que se enfoca "en la relación entre el artista y el espectador", y este mes, El Metropolitan Museum of Art de Nueva York está mostrandoDelirious: Art at the Limits of Reason, 1950-1980 (Delirios: Arte en los límites de la razón) en el MET Breuer. La exhibición relata la situación cultural y política de EU y la relaciona directamente con la inestabilidad internacional y la lucha de derechos civiles de la actualidad. La descripción de la exhibición en el museo declara: "Tiempos de delirio demandan arte delirante".

Recientes intentos de curadores y directores por unirse a la tradición de usar arte para incentivar diálogo alrededor de cuestiones de justicia social, bien intencionados como pudieron haber sido, han variado en éxito. Algunas exhibiciones han sido tan poco concordantes con el público que han generado imágenes negativas sobre las instituciones que las hacen posibles y llevando a dejar puestos de liderazgo vacíos.

En 2016, el Museo de Arte Contemporáneo de St. Louis (CAM) se enfrentó a mucha crítica después de que el artista Kelley Walker se rehusara a responder preguntas sobre la representación racial en un panel de las obras mostradas; la exhibición mostraba escenas de brutalidad policiaca embarradas de chocolate. El artista Damon Davis llamó a hacer un boicot del artista blanco diciendo, "Si no respetas a tu audiencia, si no tienes idea de quién es, no te mereces una". Diez días después de que la exhibición de Walker abrió, CAM la modificó con advertencias de contenido, y en Agosto del presente año, Wass Al-Khudhairi remplazó al curador en jefe de CAM, Jeffrey Uslip. Una razón por la advertencia del contenido, Lisa Melandri, directora ejecutiva de CAM, dijo, "Fue un oportunidad para nosotros para mostrar que somos capaces de adaptarnos, no solamente en términos de la manera como cambiamos quiénes somos, sino en ser capaces de hacerlo rápidamente para cambiar como se puede entender una serie de obras".

La pasada primavera, protestas explotaron sobre la inclusión de la pintura Open Casket de Dana Schutz, en la que se muestra precisamente el ataúd abierto de Emmett Till (Víctima de linchamiento cuando tenía tan solo 14 años por motivos raciales) en la Bienal del Whitney Museum. Después de tan solo un mes de su apertura, el Whitney respondió haciendo equipo con la poetiza Claudia Rankine del Instituto de Imágenes Raciales para hacer una discusión pública sobre "Perspectivas sobre Raza y Representación" –con un discurso inspirado en la pintura.

En mayo, el Walker Art Museum usó los comentarios de la audiencia un paso más lejos. Con la bendición del artista Sam Durant, el museo permitió la destrucción de Scaffold (Andamio) –una escultura del 2012 que recuerda las horcas usadas para un número de ejecuciones, incluyendo la de 38 nativos americanos en 1862 – por la gente de Dakota que protestó su instalación en el jardín escultórico de Minneapolis.

Cada una de las piezas incluían imágenes de artistas blancos sobre violencia hacia gente de color, y en cada caso la institución respondió relativamente rápido, sugiriendo que existimos en una época en la que, aunque exista el mundo de los museos institucionales, los individuos pueden provocar que la institución cambie su rumbo y acciones, cuestionando los poderes que democratizan el proceso curatorial.

Aún queda ver si los museos del mañana mutan a algo más democrático o si regresarán a las tradiciones jerárquicas del pasado.

Publicado originalmente en VICE.com