'Maestro', 'esclavo' y la lucha en torno a los términos ofensivos en la computación

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**EMBARGO: No electronic distribution, Web posting or street sales before TUESDAY 3:01 A.M. ET APRIL 13, 2021. No exceptions for any reasons. EMBARGO set by source.** Mallory Knodel of the Center for Democracy and Technology, at Lincoln Park in Washington on March 29, 2021.  Nearly a year after the Internet Engineering Task Force took up a plan to replace computing words like “master” and “slave,” the debate is still raging. (Jared Soares/The New York Times)
**EMBARGO: No electronic distribution, Web posting or street sales before TUESDAY 3:01 A.M. ET APRIL 13, 2021. No exceptions for any reasons. EMBARGO set by source.** Mallory Knodel of the Center for Democracy and Technology, at Lincoln Park in Washington on March 29, 2021. Nearly a year after the Internet Engineering Task Force took up a plan to replace computing words like “master” and “slave,” the debate is still raging. (Jared Soares/The New York Times)

Especial para Infobae de The New York Times.

Es probable que cualquiera que se haya unido a una videollamada durante la pandemia le deba agradecer la creación de la tecnología a una organización mundial de voluntarios llamada Grupo de Trabajo de Ingeniería de Internet (IETF, por su sigla en inglés).

La agrupación, la cual ayudó a crear los cimientos técnicos del internet, diseñó el lenguaje que permite ver sin problemas la mayoría de los videos en línea. Posibilitó que un usuario con una cuenta de Gmail se comunique con un amigo que use Yahoo y que los compradores ingresen de manera segura la información de su tarjeta de crédito en los sitios de comercio electrónico.

Ahora, la organización está resolviendo un problema todavía más espinoso: deshacerse de los términos de ingeniería en computación que evocan la historia racista, como “maestro” [“master” en inglés; “amo” en español], “esclavo”, “lista blanca” y “lista negra”.

No obstante, una propuesta inicial de buena fe se ha estancado conforme los miembros del grupo de trabajo han debatido sobre la historia de la esclavitud y la prevalencia del racismo en la tecnología. Algunas empresas y organizaciones del sector tecnológico han seguido adelante a pesar de todo, pues sugieren la posibilidad de que los términos técnicos importantes puedan tener significados distintos para gente distinta: una propuesta problemática para un mundo ingenieril que necesita un acuerdo más amplio para que las tecnologías funcionen juntas.

Aunque la lucha por la terminología refleja la insolubilidad de los problemas raciales en la sociedad, también es el indicador de una peculiar cultura organizativa que depende de un consenso informal para hacer las cosas.

El IETF rehúye las votaciones y a menudo mide los consensos pidiéndoles a las facciones enfrentadas de ingenieros que hagan un zumbido durante las reuniones. Luego, se evalúan los zumbidos según el volumen y la fiereza. Un zumbido vigoroso, aunque sea de tan solo unas pocas personas, podría indicar un fuerte desacuerdo, una señal de que todavía no se ha llegado a un consenso.

El IETF ha creado normas rigurosas para el internet y para sí mismo. Hasta 2016, exigía que los documentos donde se publican sus normas fueran exactamente de 72 caracteres de ancho y 58 líneas de largo, un formato adaptado de la era en la que los programadores perforaban su código en tarjetas de papel y las ingresaban a las primeras computadoras de IBM.

“Tenemos peleas fuertes entre nosotros, pero nuestra intención siempre es llegar a un consenso”, comentó Vint Cerf, uno de los fundadores del grupo de trabajo y uno de los vicepresidentes de Google. “Creo que el espíritu del IETF sigue siendo que, si vamos a hacer algo, intentemos hacerlo de tal manera que podamos tener una expectativa uniforme de que las cosas van a funcionar”.

El grupo está conformado de unos 7000 voluntarios de todo el mundo. Tiene dos empleados de tiempo completo, un director ejecutivo y un vocero, y su financiamiento principal proviene de las contribuciones para las reuniones y las cuotas de inscripción de los dominios punto org de internet. El grupo no puede obligar a los gigantes como Amazon y Apple a seguir sus lineamientos, pero las empresas tecnológicas a menudo eligen hacerlo porque el IEFT ha creado soluciones elegantes para los problemas ingenieriles.

Sus normas se discuten en acalorados debates a través de listas de correos electrónicos y reuniones presenciales. En el grupo se fomenta que los participantes defiendan la que consideren la mejor estrategia para enfrentar un problema técnico.

Aunque suele haber disputas a gritos, el IETF también es un lugar donde los jóvenes tecnólogos inician en la industria. Asistir a las reuniones es un rito de iniciación y a veces las propuestas de los ingenieros para el grupo de trabajo sirven de influencia para obtener ofertas laborales de los gigantes del sector.

En junio, con las protestas del movimiento Black Lives Matter de fondo, los ingenieros de las plataformas de redes sociales, los grupos de cifrado y los organismos de normas internacionales reexaminaron su código y se preguntaron: ¿esto es racista? Algunas de sus bases de datos se llamaban “maestros” y estaban rodeadas de “esclavos”, los cuales recibían la información de los maestros y respondían las consultas a su nombre, para que así los maestros no se saturaran. Otros usaron “listas blancas” y “listas negras” para filtrar contenido.

Mallory Knodel, directora de tecnología en Center for Democracy and Technology, una organización política, escribió una propuesta en la que sugería que el grupo de trabajo usara un lenguaje más neutral. Invocar la esclavitud estaba alienando a voluntarios potenciales del IETF y los términos debían ser remplazados con unos que describieran con mayor claridad qué estaba haciendo la tecnología, arguyeron Knodel y el coautor de la propuesta Niels ten Oever, un investigador posdoctoral de la Universidad de Ámsterdam. Una “lista de bloqueo” podría explicar lo que hace una lista negra y “principal” podría remplazar “maestro”, escribieron.

Las respuestas empezaron a llegar en una lista de correos electrónicos. Algunas fueron de apoyo. Otras propusieron correcciones. Y algunas se opusieron con vehemencia. Una respuesta mencionó que el borrador de Knodel buscaba construir un nuevo “Ministerio de la Verdad”. En medio de insultos y acusaciones, muchos miembros anunciaron que la batalla se había vuelto demasiado tóxica y que iban a abandonar la discusión.

La respuesta negativa no sorprendió a Knodel, quien había propuesto sin éxito cambios similares en 2018. La comunidad ingenieril es “bastante rígida y reacia a ese tipo de cambios”, comentó. “Les repelen las conversaciones sobre el comportamiento de la comunidad, las conductas… el lado humano de las cosas”.

En julio, el grupo a cargo del IETF emitió un comunicado extraño sobre el borrador de Knodel y ten Oever. “El lenguaje excluyente es perjudicial”, señalaba.

Un mes después, surgieron dos propuestas alternativas. Una provino de Keith Moore, un colaborador del IETF que en un inicio respaldó el borrador de Knodel antes de crear el suyo. Moore advirtió que pelear por el lenguaje podía retrasar el trabajo del grupo y arguyó por minimizar la alteración.

La otra fue de Bron Gondwana, director ejecutivo de la empresa de correo electrónico Fastmail, quien mencionó que lo había motivado el debate mordaz de la lista de correos.

“Me di cuenta de que no había forma de que llegáramos a un consenso feliz”, comentó. “Así que intenté alcanzar un punto medio”.

Gondwana sugirió que el grupo siguiera el ejemplo de la industria tecnológica y evitara los términos que desviaran los avances técnicos.

El mes pasado, el grupo de trabajo señaló que iba a crear un nuevo grupo para ponderar los tres borradores y decidir cómo proceder, y al parecer los miembros involucrados en el debate prefirieron el enfoque de Gondwana. Lars Eggert, presidente de la organización y director técnico de redes en NetApp, mencionó que esperaba el lanzamiento de una guía en terminología para finales del año.

El resto de la industria no está esperando. La comunidad de programadores que mantiene MySQL, un tipo de software de base de datos, eligió “fuente” y “réplica” en vez de “maestro” y “esclavo”. GitHub, el depósito de código propiedad de Microsoft, optó por “principal” en vez de “maestro”.

En julio, Twitter también remplazó varios términos después de que Regynald Augustin, un ingeniero de la empresa, se topó con la palabra “esclavo” en un código de Twitter y abogó por un cambio.