Un acuerdo entre Estados Unidos y El Salvador busca redirigir a los solicitantes de asilo

Por Zolan Kanno-Youngs y Elisabeth Malkin

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Mike Pompeo, secretario de Estado norteamericano, y Nayib Bukele, presidente de El Salvador (REUTERS/Jose Cabezas)
Mike Pompeo, secretario de Estado norteamericano, y Nayib Bukele, presidente de El Salvador (REUTERS/Jose Cabezas)

El viernes, el gobierno de Trump firmó un acuerdo con el de El Salvador que podría obligar a los inmigrantes centroamericanos que pasen por El Salvador a solicitar refugio en ese violento y peligroso país en lugar de hacerlo en los Estados Unidos.

El acuerdo es un triunfo para el presidente Donald Trump y sus políticas estrictas sobre inmigración, y le suma otro aliado en Centroamérica en su lucha por evitar que los inmigrantes soliciten asilo en la frontera suroeste. Washington ya firmó un acuerdo similar con Guatemala.

Sin embargo, los detalles del acuerdo con El Salvador siguen siendo ambiguos, incluyendo los pasos necesarios para ponerlo en marcha.

Tras firmar el acuerdo con Alexandra Hill, ministra de Relaciones Exteriores de El Salvador, el secretario interino de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Kevin K. McAleenan, promocionó el trato como parte de una colaboración más amplia que incluye financiamiento de Estados Unidos al sistema de asilo de El Salvador. No proporcionó mayores detalles al respecto.

"Las personas que crucen por El Salvador deben poder buscar protección allí. Queremos hacer cumplir la integridad de ese proceso en toda la región, pero a través de la parte más amplia de nuestra alianza para abordar el flujo migratorio", afirmó McAleenan.

McAleenan le ha dado prioridad a este tipo de convenios para frenar el flujo de inmigrantes que escapan de la corrupción y la persecución en sus países de origen forzándolos a buscar protección en otro lugar. Sin embargo, pocos migrantes pasan por El Salvador porque no está en ninguna de las rutas a los Estados Unidos.

Aun sin la aceptación de otras naciones, el gobierno de Trump ha dado el que quizá sea el paso más significativo para disminuir las solicitudes de asilo en su frontera al prohibir que las presenten quienes hayan pasado por otro país en su camino a Estados Unidos. De acuerdo con esa medida, solo aquellos a quienes les hayan negado asilo en un tercer país pueden solicitarlo en los Estados Unidos.

Inmigrantes intentando llegar a la frontera sur de Estados Unidos a buscar asilo. (REUTERS)
Inmigrantes intentando llegar a la frontera sur de Estados Unidos a buscar asilo. (REUTERS)

La Corte Suprema le permitió al gobierno implementar la política, pero la decisión sigue enfrentando procesos de impugnación.

Aunque McAleenan y Trump han indicado que los acuerdos con los países centroamericanos son factores cruciales para la reducción de los arrestos en la frontera, todavía falta que se comiencen a poner en práctica.

Cuando los Estados Unidos firmó su acuerdo de "tercer país seguro" con Guatemala, funcionarios del gobierno de Trump afirmaron que se empezaría a regresar a los inmigrantes a ese país en agosto, de acuerdo con los términos del convenio. Los funcionarios de ambos países han evitado usar la etiqueta de "tercer país seguro" porque transmite un estigma y han optado por la de "acuerdo cooperativo".

La Corte de Constitucionalidad de Guatemala determinó que los legisladores de la capital, Ciudad de Guatemala, tenían que aprobar la política para que pueda aplicarse, y eso aún no ha sucedido. La presidencia de Trump tampoco ha logrado que México firme un acuerdo similar.

Los defensores de los derechos humanos afirman que no tiene sentido pedirles a los inmigrantes que busquen asilo en países como El Salvador y Guatemala, los cuales están entre los más peligrosos y con mayor violencia de bandas callejeras del mundo.

Decenas de miles de salvadoreños han sido desplazados de sus hogares, y el número de desapariciones sugiere que la tasa de homicidios oficial tal vez sea considerablemente más alta que las cifras presentadas por la policía.

En 2018, alrededor de 46.800 salvadoreños pidieron refugio a nivel mundial, lo que clasificó al país como el sexto en el mundo con más solicitantes de asilo nuevos. Además, de acuerdo con un estudio gubernamental respaldado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), al menos 71.500 salvadoreños han sido desplazados internamente debido a la violencia. En general, alrededor de 150.000 salvadoreños se han convertido en refugiados o han solicitado asilo en años recientes.

"Todas estas leyes, acuerdos y trabas en los procedimientos están creando un muro de papel en la frontera sur de Estados Unidos que es tan inhumano, inmoral e ilegal como los muros de metal o ladrillos", afirmó Eric Schwartz, el presidente de Refugees International, una organización de defensoría. "Cuando la historia mire hacia atrás a este periodo en los Estados Unidos, la condena será implacable y severa".

Desde que asumió el cargo en junio, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se ha movido con rapidez para tratar de reducir la tasa de homicidios del país mediante la militarización de las zonas más violentas.

El nuevo presidente salvadoreño, Nayib Bukele, habla después de recibir la faja presidencial durante una ceremonia de juramentación en San Salvador, El Salvador, 1 de junio de 2019. REUTERS / Jose Cabezas
El nuevo presidente salvadoreño, Nayib Bukele, habla después de recibir la faja presidencial durante una ceremonia de juramentación en San Salvador, El Salvador, 1 de junio de 2019. REUTERS / Jose Cabezas

Aunque esa tasa ya había comenzado a caer desde que fue la más alta del mundo en 2017, de acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, los tres primeros meses de la presidencia de Bukele han mostrado un descenso continuo. De acuerdo con Roberto Valencia, un reportero salvadoreño que analiza las estadísticas de asesinatos publicadas por la Policía Nacional Civil, la tasa de homicidios de agosto fue la más baja desde 2013.

En 2017 se registraron 10,8 homicidios al día en El Salvador, país con una población de unos 6,5 millones de habitantes. Según Valencia, en julio se registraron cinco homicidios al día y 4,2 en agosto.

Sin embargo, Hill reconoció las graves condiciones.

"Esto es responsabilidad de El Salvador porque El Salvador no ha sido capaz de brindarle a nuestra gente la seguridad u oportunidades suficientes para que se queden y prosperen aquí", afirmó Hill.

Hill hizo énfasis en que el gobierno de Bukele ha buscado evitar que los salvadoreños realicen el peligroso viaje a los Estados Unidos, refiriéndose a la fotografía del padre y la hija de El Salvador que se ahogaron en el río Bravo en junio.

"Eso golpea a El Salvador en el corazón", afirmó Hill, "y también golpea a Estados Unidos en el corazón. Y es lo que estamos tratando de evitar".

McAleenan se comprometió a ayudar a El Salvador a construir su sistema en colaboración con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

*Copyright: 2019 The New York Times Company