Las voces del otro: por qué hay que escuchar sólo la opinión del que importa

Los comentarios de los otros son solamente opiniones y no órdenes. Lo mejor es ser selectivo y compartir momentos con las personas indicadas

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Los comentarios de los otros son solamente opiniones y no órdenes. Lo mejor es ser selectivo y compartir momentos con las personas indicadas

¿Usted escucha voces? A mí me gusta hablar de las cosas que pasan adentro de la cabeza de uno. Todos tenemos una cantidad de voces de las cuales algunas estamos conscientes y de otras, no.

Tenemos las voces de personas que son significativas; tenemos las voces de nuestros amigos; tenemos las voces que dicen en la televisión y tenemos las voces que están permanentemente diciendo cosas y que uno no sabe hasta dónde pueden llegar.

Asimismo, cuando el pensamiento de uno fue elegido, fue por algo; esa elección se dio por algún motivo: fue porque le gustó o porque, quizás, lo escuchó de otras voces. En ocasiones, esas voces pueden resultar favorables a nuestro pensamiento, aunque estas también pueden sonar algo autoritarias. Todo esto debe considerarse en el conjunto, sumado a la personalidad de base de cada uno.

Por ejemplo, en una personalidad muy perfeccionista, o si además tuvo algún padre o madre o alguna persona muy significativa en su vida que fue marcando cosas que esa persona no hacía bien, es una persona que está destinada a padecer voces de los demás, si no se libera de ellas.

Hay que recordar que cada vez que escuchas una opinión, es una opinión y no una orden (Shutterstock)
Hay que recordar que cada vez que escuchas una opinión, es una opinión y no una orden (Shutterstock)

Por eso, muchas veces la gente empieza a ser más feliz luego de los 40, 50 años que a los 20. Porque a los 40 y 50 uno empieza a independizarse más, y comienza a tomar ciertas decisiones de la vida que las personas deciden con más precisión, pero siempre quedan.

El punto está en escuchar todo. Pero ser selectivo con lo que va a quedar. Hay que recordar que cada vez que escuchas una opinión, es una opinión y no una orden.

Un claro ejemplo es sobre mi paternidad tardía. “No es que llegaron a interesarme poco, no me llegó a interesar nada todas las opiniones que hubo alrededor de mi paternidad. Esto fue una decisión meditada, charlada, nadie me iba poder decir nada que nosotros no nos hubiésemos dicho con mi mujer”.

En el noticiero de El Trece, me entrevistaron y me preguntaron, “¿Estás preparado ahora?”. “Yo creo que nunca estás preparado”, me sinceré: “Estoy preparado para aprender, cómo hago siempre en mi vida. Como estuve días aprendiendo a cómo manejarme frente a una explosión”.

Si bien, en un principio, no quería hablar en los medios sobre la noticia del embarazo, mis hijos me hicieron comprender que lo mejor era hacerlo. “Y que sepan lo que pienso. Esto dura tres días y después ya no es más un tema polémico público”, consideré.

Alberto Cormillot y Estefanía Pasquini mostrando sus alianzas el día de su casamiento (Foto: Franco Fafasuli)
Alberto Cormillot y Estefanía Pasquini mostrando sus alianzas el día de su casamiento (Foto: Franco Fafasuli)

La última vez que fuí padre fue hace 47 años, la edad de Adrián.”¿Qué puede cambiar entre aquella paternidad y la nueva? Yo tengo dos grandes desafíos: superar a mi padre, que fue un padre increíble, y a mi hijo, que es un padre fenomenal. Son dos modelos distintos”, respondí.

Hay mucha gente que te censura y dice ‘va a tener un bebé que quizás le puede dar amor poco tiempo’”, me dijo el periodista Marcelo Bonelli. “Mi padre no se cuidó hasta los 65. Ahí empezó a cuidarse. Bajó un poco el asado, suspendió el cigarrillo. A los 75 le canalizaron la aorta, a los 85 le operaron la carótida. Y vivió hasta los 95 años tocando la guitarra con novia y amigos”, respondí, y agregué: “Si él vivió hasta los 95 haciendo todo mal durante muchos años, yo, que hago todo bien, salvo que tenga mala suerte, puedo vivir hasta los 100″.

Realización: Melanie Flood y Thomas Khazki / Producción: Macarena Sánchez / Edición de video: Patricio Staricco

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