Los países ricos vacunan a una persona por segundo, pero la mayoría de las naciones pobres aún no aplicó ni una sola dosis

Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea bloquean las propuestas presentadas en la Organización Mundial del Comercio para ayudar a los países pobres a conseguir vacunas con mayor rapidez

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Muchos países fueron relegados de la vacunas a tres meses de inicado el 2021 - REUTERS/Luis Echeverria
Muchos países fueron relegados de la vacunas a tres meses de inicado el 2021 - REUTERS/Luis Echeverria

Cuando ya pasó un año de la pandemia por COVID-19 y se producen millones de vacunas todos los días, la Alianza “People’s Vaccine” alertó que los países pobres o en desarrollo sufren una escasez crítica de la única herramienta eficaz hasta ahora para hacerle frente a la enfermedad que ya contabiliza en el mundo casi 120 millones de infecciones y más de 1,6 millones de muertos.

Días atrás, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, denunció que más de 130 países no habían recibido una sola dosis de las vacunas COVID-19 al 17 de febrero y denunció que el 75% de las inmunizaciones aplicadas hasta ese momento se ha concentrado en tan sólo 10 naciones, todas ellas desarrolladas.

“En este momento crítico, la mayor prueba moral que encara la comunidad global es la equidad en la distribución de vacunas. Debemos asegurarnos de que todo el mundo, en todas partes, pueda vacunarse lo antes posible”, apuntó y lamentó que, pese a esto, el progreso en la vacunación haya sido “tremendamente desigual e injusto”.

Protestas contra el presidente de Paraguay, Mario Abdo por su política sanitaria frente al COVID-19 - REUTERS/Cesar Olmedo
Protestas contra el presidente de Paraguay, Mario Abdo por su política sanitaria frente al COVID-19 - REUTERS/Cesar Olmedo

Según publica Oxfam una confederación internacional formada por 19 organizaciones no gubernamentales, que realizan labores humanitarias en 90 países, la mayoría de los países no desarrollados aún no han podido administrar ni una sola dosis de la vacuna, mientras que los países ricos han vacunado a su población a un ritmo de una persona por segundo durante el último mes.

Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea, están bloqueando una propuesta presentada por más de 100 países en desarrollo, que se debatirá esta semana en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC), y que permitiría acabar con el monopolio de las empresas farmacéuticas y aumentar la producción de vacunas seguras y eficaces contra la COVID-19. Esta medida debe adoptarse de manera urgente a fin de garantizar que los países más pobres pueden acceder a dosis de estas vacunas que necesitan desesperadamente. Se prevé que un mayor número de países pobres reciban dosis de las vacunas en los próximos días gracias al Mecanismo de Acceso Mundial a las Vacunas contra la COVID-19 de la Organización Mundial de la Salud, también llamado COVAX; no obstante, la escasez de vacunas implica que, a mediados de año, tan solo se habrá vacunado a un 3 % de la población de estos países, y a una quinta parte, en el mejor de los casos, a finales de 2021”, aseguraron.

Un millón de personas de todo el mundo han firmado un llamamiento promovido por la Alianza “People’s Vaccine” – una plataforma de organizaciones de activismo como Oxfam, Frontline AIDS, ONU SIDA, Global Justice Now y el Centro Yunus – para exigir a los países ricos que dejen de anteponer el monopolio y los beneficios de las grandes empresas farmacéuticas en detrimento de las vidas de las personas. El 11 de marzo tendrán lugar protestas frente a las sedes de las empresas farmacéuticas, en el marco de un día mundial de acción protagonizado por activistas de todo el mundo.

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Sondeos realizados por YouGov para la Alianza en Estados Unidos, Francia, Alemania y el Reino Unido revelan que, en promedio, más de dos tercios de la población de estos países (el 69 %) cree que los Gobiernos deben garantizar que los conocimientos científicos sobre la vacuna se comparten con empresas productoras cualificadas de todo el mundo, en lugar de seguir siendo propiedad exclusiva de unos pocos gigantes farmacéuticos, y que debería compensarse adecuadamente a quienes han creado las vacunas.

Ya hemos perdido dos millones y medio de vidas en todo el mundo a causa de esta brutal enfermedad, contra la que la mayoría de los países luchan sin contar con atención médica adecuada ni vacunas. Cuando permiten que un pequeño grupo de empresas farmacéuticas decida quién vive y quién muere, los países ricos están prolongando esta emergencia sanitaria global sin precedentes, y arriesgando incontables vidas más. En este momento crucial, los países en desarrollo necesitan apoyo, no oposición”, explicó la directora ejecutiva de Oxfam Internacional, Gabriela Bucher.

Y advierte de que la historia puede repetirse en Sudáfrica, Malaui, y otros países del continente africano. A principios de la década de los años 2000, millones de personas murieron a causa del monopolio de las empresas farmacéuticas sobre los tratamientos eficaces contra el VIH, a los que pusieron precios inalcanzables que llegaban a rondar los 10 000 dólares anuales. Lois Chingandu, activista y directora de Investigación e Influencia en Frontline AIDS, cuenta que “en Zimbabue, he perdido a muchos amigos y amigas muy queridos, que en sus últimos momentos apenas podían respirar. Resulta de una ironía cruel que activistas que lucharon incansablemente por la gratuidad de los tratamientos contra el VIH ahora mueran por COVID-19 porque, de nuevo, se anteponen los beneficios de las farmacéuticas a las vidas humanas.”

Finalmente se consiguió poner fin al monopolio de las empresas farmacéuticas sobre los medicamentos contra el VIH, permitiendo la producción masiva de tratamientos baratos y eficaces para tratar a las personas con VIH, millones de personas que a día de hoy siguen vivas y que, en caso contrario, habrían muerto.

Personas sin edad avanzada o que no tienen enfermedades preexistentes, son vacunadas en países ricos, mientras no llegan vacunas a otras naciones pobres.  REUTERS/Hannah Beier
Personas sin edad avanzada o que no tienen enfermedades preexistentes, son vacunadas en países ricos, mientras no llegan vacunas a otras naciones pobres. REUTERS/Hannah Beier

Por la fabricación de vacunas

Más de 100 países en desarrollo liderados por Sudáfrica y la India volverán esta semana a defender en la OMC la necesidad de una exención de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (ADPIC), que permitiría eliminar las barreras legales que impiden que más países y empresas productoras fabriquen vacunas, y puedan así proteger a su población, y participar de la posterior recuperación económica.

Muhammad Yunus, premio Nobel y uno de los líderes de la Alianza “People’s Vaccine”, afirma que “esta propuesta, que supone una muestra de solidaridad humana que permitiría garantizar que el conjunto de la familia humana recibe los medicamentos y vacunas al mismo tiempo, no es tan solo un acto de caridad, sino que en realidad favorece los intereses del mundo rico”. Y agregó: “Tenemos que actuar ya. No hay vuelta atrás. Es totalmente injusto que los países ricos, que disponen de vacunas suficientes para proteger a su ciudadanía, estén bloqueando la exención de los ADPIC, que podría ayudar a los países más pobres a conseguir las vacunas que necesitan”.

Ocurre que las principales entidades desarrolladoras de las vacunas se han beneficiado de miles de millones de dólares de subvenciones públicas y, sin embargo, se ha concedido a las empresas farmacéuticas el monopolio sobre su producción, así como sobre los beneficios que generan. Al mismo tiempo, en todo el mundo hay empresas cualificadas para producir vacunas que estarían preparadas para hacerlo masivamente si tuviesen acceso a las tecnologías y conocimientos necesarios, que las empresas farmacéuticas han mantenido bajo llave hasta el momento. Esta nueva capacidad de producción podría empezar a explotarse en tan solo unos meses. Suhaib Siddiqi, ex director del departamento de química de Moderna, la empresa productora de una de las primeras vacunas aprobadas, ha afirmado que, con los prototipos y el asesoramiento técnico adecuados, una fábrica moderna debería tener capacidad para producir vacunas en un máximo de tres o cuatro meses.

En EEUU, el ejército está vacunando a la población. REUTERS/Marco Bello
En EEUU, el ejército está vacunando a la población. REUTERS/Marco Bello

Francia ha instado a aumentar la producción en los países en desarrollo, mientras que Estados Unidos ha tomado medidas para incrementar la propia. Sin embargo, hasta el momento ambos países siguen defendiendo el monopolio de las corporaciones farmacéuticas. Para controlar el virus, es imprescindible que se produzcan dosis suficientes de las vacunas en distintos lugares del planeta y a un precio asequible, que esas vacunas se distribuyan equitativamente en todo el mundo y que se administren de forma gratuita a las comunidades locales. Hasta el momento, no estamos cumpliendo con ninguno de estos cuatro requisitos.

Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONU SIDA, afirma que “después de tanta abnegación, sacrificio y heroísmo por parte de muchas personas, la Alianza para una vacuna universal denuncia la hipocresía y el vacío de la solidaridad humana, y el egoísmo miope que socava los esfuerzos para controlar el virus en los países”. “Tan solo lo lograremos a través de una movilización global para incrementar la producción de vacunas y aumentar de forma rápida el número de dosis disponibles a un precio asequible”, se lamentó.

Por su parte Nick Dearden, director de Global Justice Now, señala que “un año después del inicio de la pandemia, es indignante que haya fábricas paradas, sin poder fabricar vacunas contra la COVID-19, tan solo porque los países ricos dan prioridad a las patentes de las empresas farmacéuticas, en detrimento de las vidas de personas de todo el mundo. Es necesaria una suspensión de las patentes a nivel global que permita acelerar la producción de estas vacunas en todo el mundo”.

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