Las negociaciones colectivas en pandemia: ¿obstáculo o instrumento para mejorar las relaciones laborales?

Carlos Cadillo, socio de Miranda & Amado, considera que “las negociaciones colectivas representaron un medio de respuesta y adaptación en beneficio tanto de empleadores como de trabajadores”.

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| Foto: Agencia Andina
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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó recientemente su “Informe sobre el Diálogo Social 2022: La negociación colectiva en aras de una recuperación inclusiva, sostenible y resiliente”, estudio en el que destaca el impacto positivo que han tenido las negociaciones colectivas entre los empleadores y los trabajadores a nivel global en los dos últimos años, en medio de circunstancias tan difíciles como las de la pandemia del COVID-19.

Frente a un escenario cambiante e incierto, de consecuencias negativas en la economía, el empleo y los ingresos, las negociaciones colectivas representaron un medio de respuesta y adaptación en beneficio tanto de empleadores como de trabajadores, y en general, para las relaciones laborales. Para realizar este informe, la OIT analizó lo sucedido en estos años de pandemia con convenios colectivos en países de diferentes niveles de desarrollo económico, resaltando tres aspectos: los temas prioritarios que fueron tratados, la adaptación en los procedimientos de negociación y su valor como forma de diálogo social.

De esta manera, la OIT señala que los temas que tuvieron mayor prioridad como agenda de las negociaciones colectivas fueron los siguientes: la seguridad y salud en el trabajo; la enfermedad y la discapacidad; las horas de trabajo, las vacaciones y las licencias; la conciliación entre el tiempo de trabajo y la vida profesional y privada; y la seguridad y las garantías en el empleo. Por el contrario, en el contexto de la pandemia, los temas que recibieron menos atención fueron las mejoras de salarios y prestaciones; la seguridad social y las pensiones; la formación o la readaptación; los sistemas de clasificación de los puestos de trabajo; y la igualdad de género.

En este contexto, empleadores y trabajadores mostraron su disposición a cambiar los procedimientos habituales bajo los que se desarrollaban las negociaciones colectivas. Así, adoptaron medidas como la postergación de las negociaciones; la negociación en línea (de manera remota o virtual); la modificación de la forma de ratificación de los convenios; la negociación de convenios de “prórroga”, “de mantenimiento de statu quo”, “transitorios” u otros; y el uso de cláusulas con efectos derogatorios y de salvaguardia, de forma temporal.

La OIT considera que la negociación colectiva constituye una parte importante del diálogo social. Por eso, está directamente relacionada con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8, sobre el trabajo decente y el crecimiento económico. Y no solo eso, en medio de la pandemia, ha demostrado que también puede aportar a la consecución de otros objetivos planteados en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible por las Naciones Unidas, pues se ha mostrado como un modelo de la gobernanza del trabajo, ya que permite a las partes adaptar las normas acordadas o modificarlas según las circunstancias especiales que puedan presentarse.

El Informe de la OIT brinda evidencias de que la negociación colectiva, lejos de ser un obstáculo y una expresión de tensión entre empleadores y trabajadores, funciona como un medio que genera efectos positivos en materia laboral, producto de las prácticas y los acuerdos adoptados por las partes. Para que ello suceda, se recomienda que tanto empleadores como trabajadores sean conscientes de la realidad que afrontan -–a causa de factores o circunstancias externas o internas–, busquen y mantengan una buena comunicación y sean colaborativos. De esta manera, se darán las condiciones para que los resultados sean favorables y las relaciones laborales sean sostenibles.

Carlos Cadillo
Carlos Cadillo

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