Un oficial del ejército ruso admitió los crímenes de las fuerzas invasoras en Ucrania: “Los presos eran torturados dos veces al día”

En un impactante entrevista, Konstantin Yefremov contó que mientras se encontraba asignado en la ciudad de Bilmak fue testigo de interrogatorios y malos tratos a prisioneros ucranianos

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El ex oficial del ejército ruso, Konstantin Yefremov.
El ex oficial del ejército ruso, Konstantin Yefremov.

Un ex oficial del ejército ruso, Konstantin Yefremov, reveló este jueves las torturas y abusos de las fuerzas invasoras rusas contra los ucranianos, en las primeras declaraciones de un militar ruso sobre los crímenes de guerra de las tropas de Vladimir Putin.

Ahora considerado un traidor y desertor del Kremlin, Yefremov habló abiertamente de los crímenes rusos en una entrevista exclusiva a la televisión pública británica BBC.

Según contó en su espeluznante relato, los presos llegaron a ser torturados durante una semana “todos los días, por la noche, incluso dos veces al día”.

Yefremov contó que llegó a Crimea el 10 de febrero de 2022 al frente de una unidad de desminado de la 42 División de Fusileros. La guerra aún no había estallado. A las tropas, contó, se les dijo que iban a participar en “ejercicios militares”.

“En ese momento, nadie creía que habría una guerra. Todos pensaron que esto era solo un simulacro. Estoy seguro de que ni siquiera los oficiales superiores lo sabían”, contó a la BBC.

FOTO DE ARCHIVO: Un tanque con la letra "Z" pintada se ve delante de un edificio residencial que fue dañado durante el conflicto entre Ucrania y Rusia en la ciudad de Volnovaja, controlada por separatistas, en la región de Donetsk, Ucrania. 11 de marzo, 2022. REUTERS/Alexander Ermochenko/Archivo
FOTO DE ARCHIVO: Un tanque con la letra "Z" pintada se ve delante de un edificio residencial que fue dañado durante el conflicto entre Ucrania y Rusia en la ciudad de Volnovaja, controlada por separatistas, en la región de Donetsk, Ucrania. 11 de marzo, 2022. REUTERS/Alexander Ermochenko/Archivo

Yefremov recuerda haber visto a las tropas rusas poniendo marcas de identificación en sus uniformes y pintando la letra “Z” en equipos y vehículos militares. En ese momento, decidió renunciar y comunicó la decisión al comandante. “Me llevó a un oficial superior que me llamó traidor y cobarde”, contó. “Dejé mi arma, me subí a un taxi y me fui. Quería volver a mi base en Chechenia y renunciar oficialmente. Entonces mis compañeros dijeron me llamó por teléfono con una advertencia. Un coronel me había prometido meterme en la cárcel hasta 10 años por deserción y había alertado a la policía”.

“Tenía miedo de que me metieran en la cárcel”, dijo. Por eso decidió quedarse. Posteriormente, su batallón fue trasladado para proteger lo que describió como un “cuartel general de logística” en la ciudad de Bilmak, al noreste de Melitopol. Allí, dijo que fue testigo de interrogatorios y malos tratos a prisioneros ucranianos.

“Fui testigo de torturas y tiroteos”

Durante la entrevista con la BBC, Yefremov recordó que sus compañeros llevaron tres prisioneros ucranianos a dónde se encontraba.

“Uno de ellos admitió ser un francotirador. Al escuchar esto, el coronel ruso perdió la cabeza. Lo golpeó, le bajó los pantalones al ucraniano y le preguntó si estaba casado. ‘Sí’, respondió el prisionero. ‘Entonces que alguien me traiga un trapeador’, dijo el coronel. ‘Te convertiremos en una niña y le enviaremos el video a tu esposa’”, dijo.

En otra ocasión el coronel le pidió al prisionero que nombrara a todos los nacionalistas ucranianos en su unidad.

“El ucraniano no entendió la pregunta. Respondió que los soldados eran infantería naval de las fuerzas armadas ucranianas. Por esa respuesta le sacaron algunos dientes”, contó a la BBC.

Un cuerpo sin vida en Bucha, uno de los lugares donde los rusos cometieron las peores atrocidades (REUTERS/Zohra Bensemra/archivo)
Un cuerpo sin vida en Bucha, uno de los lugares donde los rusos cometieron las peores atrocidades (REUTERS/Zohra Bensemra/archivo)

Luego explicó que el prisionero ucraniano tenía los ojos vendados.

“El coronel le puso una pistola en la frente al preso y le dijo: ‘Voy a contar hasta tres y luego te tiro en la cabeza’. Él contó y luego disparó justo al costado de su cabeza, en ambos lados. El coronel comenzó a gritarle. Le dije: ‘¡Camarada coronel! ¡No lo puede oír, lo ha ensordecido!’”.

Además fue ese mismo superior quien les ordenó tanto a él como a sus compañeros no dar comida normal a los prisioneros, sino tan solo agua y galletas. “Tratamos de darles té caliente y cigarrillos”, confesó.

Y, para que no durmieran en el suelo desnudo, Yefremov también recordó cómo sus hombres les tiraban heno, “por la noche, para que nadie nos viera”.

Durante otro interrogatorio, ese mismo coronel disparó a un prisionero en el brazo y en la pierna derecha debajo de la rodilla.

Yefremov dijo que sus hombres vendaron al prisionero y se dirigieron a los comandantes rusos -”no al coronel, estaba loco”, dijo- y dijeron que el prisionero necesitaba ir al hospital, de lo contrario moriría por la pérdida de sangre.

“Lo vestimos con un uniforme ruso y lo llevamos al hospital. Le dijimos: ‘No digas que eres un prisionero de guerra ucraniano, porque los médicos se negarán a atenderte o los soldados rusos heridos te escucharán y te querrán disparar y no podremos detenerlos”.

“Pido disculpas a Ucrania”

A finales de mayo, de vuelta en Chechenia, Yefremov decidió renunciar del ejército. ¿La consecuencia? Amenazas y despido. Técnicamente no renunció, pero fue despedido.

Un grupo ruso de derechos humanos lo ayudó a salir de Rusia. “Pido disculpas a toda la nación ucraniana por llegar a su casa como un invitado no invitado con un arma en la mano. Gracias a Dios no lastimé a nadie, no maté a nadie. Gracias Dios, no me mataron. Ni siquiera tengo el derecho moral de pedir perdón a los ucranianos. No puedo perdonarme a mí mismo, así que no puedo esperar que me perdonen”, dijo.

En su nota, la BBC explicó que no pudo confirmar de forma independiente las denuncias específicas de tortura de Konstantin Yefremov, pero son consistentes con otras denuncias de abusos contra prisioneros ucranianos. Su participación en la guerra también fue confirmada por el medio luego de que el ruso proporcionara fotos y documentos que validaron su participación del conflicto bélico en Ucrania, específicamente en la región de Zaporizhzhia, incluida la ciudad de Melitopol.

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