Así se veía Tepito hace un siglo

El Barrio Bravo tiene el estigma de ser un lugar peligroso desde sus inicios en la época colonial

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El barrio de Tepito es de los más antiguos de la capital (foto: INAH)
El barrio de Tepito es de los más antiguos de la capital (foto: INAH)

El Barrio de Tepito es uno de los más famosos y antiguos de la Ciudad de México. Es conocido por su ubicación, sus fayucas, sus calles parecidas a laberintos y los diversos productos que hay entre sus recovecos. Aunque no es necesario mencionar que uno debe ser cuidadoso al caminar por ellas ya que es considerado como uno de las zonas más peligrosas de la capital.

Y esta reputación ha pesado sobre los hombros de sus habitantes. La demarcación es famosa por los boxeadores que han salido de sus calles, las palabras del caló que han adoptado los capitalinos a través del paso del tiempo, o por tener numerosos adeptos a la Santa Muerte, así como por su bravura que le ha dado el epíteto del barrio Bravo de Tepito.

Ha visto a la ciudad crecer a lo largo de cinco siglos, pues el barrio tiene sus orígenes desde la época prehispánica. Estaba ubicado a un costado de Tlatelolco y representó una forma de subsistencia de los indígenas que vendían sus mercancías al señorío. Sin embargo, el nombre vino tiempo después durante la época de la colonia.

De acuerdo con varias versiones el nombre del barrio viene de tepitl (pequeño), tepitoyotl o tepitzín (lugar pequeño o chico), y tepilotón (pequeñito). Aunque está la historia más popular en la que el lugar obtuvo su nombre por el acuerdo entre los policías y los serenos que utilizaban silbatos para avisar a su compañero que estaba en problemas: “si me pasa algo te pito”.

A lo largo de los años ha sido catalogado como un lugar peligroso (foto: INAH)
A lo largo de los años ha sido catalogado como un lugar peligroso (foto: INAH)

Sin embargo, durante la época colonial fue conocido como barrio de San Francisco Teocaltepiton y fue catalogado como república de indias, ya que estuvo habitado en su mayoría por indígenas tlatelolcas. El lugar, desde ese entonces, estuvo marcado por la marginalidad y el abandono de las autoridades.

El lugar, con calles intrincadas debido a la mala organización de los asentamientos, fue excluido por los españoles y criollos que consideraron el lugar incivilizado y peligroso.

Desde su pasado es conocido como el mercado informal más grande y barato de la ciudad, aunque se temía que muchos de estos precios se debieran a que la mercancía fuera obtenida por medio del robo o fueran imitaciones.

Pero para finales del siglo XIX, tras una sequía, el lugar quedó casi abandonado, por lo que comenzó a ser habitado por personas poco apreciadas dentro de la sociedad: ladrones, bandidos, prostitutas y todo tipo de criminales que aprovecharon la mala reputación del lugar para hacer su nido. Esta falta de agua llevó a que se iniciara la perforación de pozos en 1874 que favoreció la repoblación del barrio diez años más tarde.

Hay varias versiones acerca del origen del nombre (foto: INAH)
Hay varias versiones acerca del origen del nombre (foto: INAH)

Durante esa época, de igual forma, los vendedores del barrio comenzaron a juntarse alrededor del templo de San Francisco. Las autoridades virreinales trataron de regularizar el ambulantaje y los mercados informales. En 1611 se trató de descentralizar el comercio en la Plaza Mayor reposicionándolos en otras partes de la ciudad.

Más tarde en 1757, se abrió el Parián en la Plaza Mayor para el comercio de curiosidades y en los 1880 se reunieron a más comerciantes en la Merced, que propició la construcción del Mercado de la Merced. Estas reubicaciones también tenían el propósito de reubicar a los de Tepito que se habían apostado alrededor del templo de San Francisco.

El barrio ha sido un lugar marcado por la violencia (foto: INAH)
El barrio ha sido un lugar marcado por la violencia (foto: INAH)

Se movieron a varios, pero al final no hubo algún cambio sustancial.

De igual forma con motivo de deshacer la unidad de la comunidad que vivía en el barrio, considerada como lo más bajo de la ciudad, movieron a personas de otras poblaciones hacia Tepito lo cual no funcionó.

Al final el barrio siguió siendo un lugar estigmatizado durante el siglo XX en donde habitaban leperos y barbajanes. Las autoridades se desentendieron y el barrio continuó con su existencia y sus mercados. Con la gente abandonada a su suerte.

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