
Recientemente tras las acusaciones de la Fiscalía General de la República en contra de 30 científicos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), a quienes el presidente López Obrador se ha referido ahora como “la élite intelectual mexicana”; cuando la directora de dicha institución, María Elena Álvarez-Buylla fue interrogada sobre dicha situación durante su llegada a un acto con la alcaldesa Claudia Sheinbaum en Azcapotzalco, la titular del Conacyt no pudo más que decir “No sé de qué me hablas, no sé de que me hablas”.
Además, Álvarez-Buylla se defendió asegurando que no estaba ahí para “apoyar al primer gobierno de la Cuarta Transformación” por lo que ella no estaba “acusando” a nadie, según refirió. Ante el cuestionamiento sobre su respuesta de “no sé de qué me hablas” nuevamente sentenció que ellos (el Conacyt) no eran una entidad capacitada, ni con atribuciones de acusar “ni tenemos la responsabilidad” aseguró.
Así como ella, en sexenios anteriores han destacado frases de mandatarios o funcionarios mexicanos que ante cuestionamientos sobre las labores que a sus cargos corresponden, se han deslindado de formas incluso irrisorias, con frases que han quedado en la memoria colectiva de la población.

Por ejemplo, en su momento cuando Vicente Fox fue presidente de la República, a pocos días de su posesión como presidente dijo “Ahora sí me siento cargando la piedra del Pípila, o más grande, cargando esta responsabilidad”. Tan solo un año después en el 2002, el entonces presidente panista fue cuestionado sobre si intervendría en la invasión de personal de TV Azteca a Canal 40, ante lo cual emitió un sincero y natural “¿y yo por qué?” que sin duda marcó las memorias que se tienen sobre su administración.
Ello se reforzó cuando a pocos días después de haber culminado su administración en el año 2006 sentenció “Ya hoy hablo libre, ya digo cualquier tontería, ya no importa. Total, yo ya me voy”.
Poco después de Vicente Fox podemos recordar al, hasta ahora, último presidente panista, mismo que le declaró la guerra al narcotráfico: Felipe Calderón. En el contexto de las polémicas elecciones donde supuestamente obtuvo la victoria y se acusó un presunto fraude electoral, en una entrevista con la periodista Denise Maerker en el 2006 el presidente electo sentenció “Como dicen en mi tierra: haiga sido como haiga sido”.

Después de él siguió uno de los presidentes más recordados por distintas frases que polemizaron su sexenio, el “niño prodigio de Atlacomulco” o sea, Enrique Peña Nieto.
Desde el año 2011, uno previo a que iniciara su mandato, aprovechó su registro como candidato a la presidencia para retomar su “olvido” como lector y aseguró “Es cierto, podré no recordar el nombre de algún autor, pero debe quedar muy claro: lo que no se me olvida es la pobreza, la violencia y la desesperanza en México”.
Años después, en el 2015 tras presentar en conferencia las medidas de transparencia de su gobierno, el priísta lamentó “Ya sé que no aplauden” hacia la prensa que cubría dicho evento. Y respecto a su gestión, él mismo sentenció en uno de sus spots por su cuarto informe de gobierno “Las cosas buenas casi no se cuentan, pero cuentan mucho”, sin duda, frase con la que será recordado.

Finalmente, el presidente López Obrador también ha dicho, entre sus miles de frases memorables, algunas que suenan como canción. Por ejemplo cuando a pocos días de asumir la presidencia declaró “Yo no me voy a divorciar del pueblo, vamos a estar siempre juntos”.

El tabasqueño usualmente está en los reflectores por las distintas frases que llega a mencionar que pareciera, salen del discurso oficial de sus conferencias matutinas diarias.
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