Llenos de nostalgia: así celebró la familia de AMLO el Día de la Madre

Manuela Obrador González, quien murió a los 77 años de edad en mayo del año 2000, es la madre del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Ella era de sangre española por su padre José Obrador Revuelta, quien llegó al continente americano huyendo de la Primera Guerra Mundial. Ya instalado en territorio mexicano, Obrador Revuelta se casó con Úrsula González Guzmán, quien también es hija de un español de nombre José González Viñas.

De ese matrimonio entre familias que tienen sus orígenes la Península Ibérica nació la madre del presidente mexicano, Manuela Obrador González el 24 de diciembre de 1922. Ella, durante su vida, según recupera la agencia de contenidos Cuna de Grillos, se dedicó a la venta e intercambio de productos como arroz y frijol.

El 30 de octubre de 1952, a los 30 años, Manuela contrajo nupcias con Andrés López Ramón. De ese matrimonio resultaron 7 hijos, uno de ellos, tomando el nombre de su madre y su padre, Andrés Manuel López Obrador.

Otra historia destacada en el linaje de madres que rodean la historia del presidente mexicano, es la de Rocío Beltrán Medina. Con ella, López Obrador compartió 24 años de vida, en los que tuvieron tres hijos: José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo.

Ella, originaria de Teapa, Tabasco, estudió en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, donde conoció a Andrés Manuel López Obrador, quien en ese entonces era su profesor de sociología. En 1979, cuando ella tenía 23 años y él 26, decidieron casarse.

A partir de ese momento, Rocío Beltrán tuvo una fuerte influencia en la vida política de Andrés Manuel López Obrador, quien, en ese entonces, militaba en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Se cuenta que fue ella quien impulsó al ahora presidente para que no desistiera de su carrera política, abandonara el PRI y formara su propia agrupación política: el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Ella, durante esa etapa, fue una presencia constante en los eventos políticos en los que también participaba su esposo.

Sin embargo, tras 17 años de matrimonio, ella empezó a padecer los síntomas de un padecimiento del sistema inmunológico. Luego de 6 años de cuidados y tratamientos, el lupus tomó la vida de Rocío Beltrán, el 12 de enero del 2003, teniendo ella la edad de 46 años.

Tras 6 años de viudez, Andrés Manuel López Obrador contrajo matrimonio con la Dra. Beatriz Gutiérrez Müller. Ella, en el 2007, se volvió la madre del cuarto hijo de López Obrador, Jesús Ernesto López Gutiérrez.

La historiadora mexicana actualmente trabaja en la labor de recuperar piezas de la historia mexicana que han sido saqueadas del territorio por países extranjeros. Ella, junto con un grupo de académicos, tienen el objetivo de traer a México, en calidad de préstamos, varios de estos importantes testimonios, para conmemorar los 200 años del México independiente, así como los 500 años de la caída de Tenochtitlán.

Finalmente, también está la historia de la empresaria en la industria del petróleo, Carolyn Adams, quien en el 2020 pasó a ser la madre del primer nieto del presidente mexicano. El esposo de Carolyn es el primogénito de López Obrador, José Ramón López Beltrán.

Lo que se sabe de Carolyn es que tiene una larga carrera en la industria del petróleo. Ella, originaria de Brasil, actualmente trabaja en la empresa Stella Holdings. Fue por las labores de esta transnacional en territorio mexicano que conoció a José Ramón, con quien inició una relación que llevó al nacimiento de Salomón Andrés Manuel, el primer nieto del presidente mexicano.

Actualmente, Carolyn vive con su esposo en Houston, Texas. Tanto ella como José Ramón, han sido fuertemente criticados por los lujos que presumen en sus redes sociales. Usuarios de redes sociales han acusado que su estilo de vida es contradictorio respecto a la imagen de austeridad que López Obrador promueve en su gobierno.

Luego de las controversias, que se concentraron en atacar la vida personal de Carolyn Admas, ella y su esposo decidieron adoptar un perfil más bajo y alejarse de los reflectores.

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