El lado oscuro de la leyenda de Joan Sebastian: le cantó al amor, pero la sombra del narco lo persiguió siempre

Este 8 de abril se celebra el nacimiento de José Manuel Figueroa, mejor conocido como Joan Sebastian, uno de los cantantes de música regional mexicana más reconocidos de la historia. El compositor y actor, ganador de 12 Premios Grammy y del cariño del público, cuenta con un lado muy oscuro que pocas veces es mencionado.

No es ningún secreto que existen diversos exponentes de la música banda que han demostrado la estrecha relación que tienen con el crimen organizado, tales como Jenni Rivera, Valentín Elizalde, Sergio Gómez y el mismo “Rey del Jaripeo”.

El intérprete de Tatuajes fue parte de grandes escándalos a lo largo de diez años que lo pusieron en la mira no sólo de los medios, sino también del gobierno mismo.

Fue en el año 2004 cuando por primera vez su nombre estuvo relacionado con el narco. Supuestamente, en esa ocasión una lista de nombres escrita tras la detención de Marco Enrique Yépez Uribe, alias El Jarocho, ex policía estatal y presunto integrante del cártel Juárez arrojó el nombre del cantante.

Según el documento, un rancho en Juliantla en el estado de Guerrero era usado para esconder droga que era traficada desde Colombia y que era transportada a ese lugar por el gobernador de Morelos, Sergio Estrada Cajigal, desde un aeropuerto del estado.

Tan sólo un par de años después, en el 2006, su hijo Trigo Figueroa fue asesinado supuestamente a balazos saliendo de un concierto de su padre en Estados Unidos. Los medios no tardaron en vincular este hecho con los antecedentes del cantante.

En 2010, cuatro años después, Juan Sebastián Figueroa, otro de los hijos de Joan, fue asesinado a sangre fría a la salida de una noche de copas del bar The Gran Hotel en Cuernavaca, Morelos. Al respecto, circulaba el rumor de que el crimen había sido cometido por integrantes del Cártel del Pacífico Sur.

El cantante salió a aclarar la situación ese mismo año a través de una conferencia de prensa en el rancho Cruz de la Sierra. “Que si el asesinato de mi hijo era un ajuste de cuentas por las pendejadas que ya habían dicho de mí”, dijo ante los medios.

“Si el ejército vino se pudo dar cuenta de que traigo 500 hombres armados. Traigo 500 hombres o más armados con picos, palas, machetes; traigo hombres armados con martillo y cincel picando piedra, labrando un sueño”, aclaró también.

Durante las investigaciones que comenzaron en el 2015 a Edgar Valdez Villareal, alias La Barbie, uno de los narcotraficantes más sangrientos en la historia de México, surgieron dos testimonios de mujeres víctimas de trata que señalaron al cantante por haberlas contratado en el 2009, cuando ambas eran menores de edad.

Según una investigación de la Fiscalía mexicana retomada por el periodista Héctor Mauleón, las menores, que tenían 12 y 16 años, fueron secuestradas, obligadas a trabajar en un burdel y a asistir a fiestas privadas donde los narcos abusaban de ellas.

Las víctimas apuntaron que El poeta del pueblo se encontró presente en varios eventos del estilo y que incluso se llegaron a organizar en un rancho del cantante, donde La Barbie era uno de los más importantes invitados.

Los testimonios apuntaron que el compositor de Secreto de amor les compraba accesorios de oro, además de que les prometía cuidarlas mientras eran explotadas en un prostíbulo de Taxco en el estado de Guerrero.

Junto a los demás hombres presentes, además las obligaban a beber con ellos y a bailar en las pistas, y que el cantante seleccionaba a las jóvenes a través de las fotos que les mostraban sus captores. El gobierno nunca levantó una investigación al famoso actor.

Por otro lado, poco antes de su muerte, su hermano, Federico Figueroa, fue señalado por dos narcomantas junto a Mario Casarrubias y Noé Reynoso en Morelos como el culpable de la violencia en el estado, pues el territorio se encontraba en disputa entre el grupo Guerreros Unidos, al que supuestamente pertenecían, Los Rojos y la Familia.

En 2019, surgió un fuerte video de una ejecución a sangre fría a un hombre, quien después se revelaría era Hugo Figueroa, sobrino de El Rey del Jaripeo, después de permanecer al menos una semana secuestrado. Nunca se aclaró la razón del asesinato.

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