
A once años de que miembros del Ejército mexicano asesinaran a dos jóvenes estudiantes del Tecnológico de Monterrey, el gobierno federal, a través de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, emitió una disculpa pública ante los familiares de las víctimas.
“A nombre del Estado mexicano, les ofrezco una disculpa pública por la violación a sus derechos humanos en el marco del uso excesivo de la fuerza, razón por la cual elementos del Ejército Mexicano privaron de la vida a Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo”, dijo Cordero dirigiéndose a los padres.
Los jóvenes perdieron la vida a manos de militares el 19 de marzo de 2010, luego de que fuerzas de seguridad entraran a las instalaciones que la institución tiene en la ciudad de Monterrey, en Nuevo León.
Los estudiantes fueron asesinados dentro del campus bajo el contexto de un enfrentamiento entre el Ejército y el narcotráfico. En aquel entonces, la justificación que pusieron las autoridades para matarlos fue que ambos formaban parte del crimen organizado.
Para defender esta versión de los hechos, los militares alteraron la escena del crimen y pusieron armas de fuego en los cuerpos de los chicos. “Dos sicarios armados hasta los dientes”; así fue como las autoridades describieron a Jorge y Javier, quienes no habían cumplido ni los 25 años al morir.
Asesinados y criminalizados

El asesinato de los dos estudiantes fue producto de un montaje premeditado hecho por el Ejército y avalado, posteriormente, por las autoridades en todos los niveles de gobierno.
El Tecnológico de Monterrey tardó 36 horas en admitir ante la comunidad que las personas asesinadas al interior de sus instalaciones formaban parte de su plantilla estudiantil.
Aunque ese mismo año la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió una recomendación en la que aludía a las irregularidades del caso, fue hasta septiembre de 2015 cuando los padres entendieron que la muerte de sus hijos no había sido el daño colateral de una confusión, sino un acto premeditado.
Fue a partir de ese año que los familiares decidieron pedir justicia por el asesinato de sus hijos. A su esfuerzo se unieron, tiempo después, un grupo de alumnos de la misma institución, quienes formaron el colectivo #TodosSomosJorgeyJavier.
Hace un año, gracias a un documental hecho por Alberto Arnaut, se hizo público cómo los elementos del ejército golpearon y mataron a los chicos, les sembraron las armas y luego robaron las cámaras de seguridad para esconder sus actos.
La disculpa del gobierno

Durante la ceremonia de disculpa, Olga Sánchez Cordero reconoció no solo la privación de la vida de los jóvenes a sangre fría por parte de elementos del Ejército, sino la posterior manipulación de los hechos y la ocultación de evidencias.
Ante esta situación, Cordero reconoció, en la misma sede universitaria en la que fueron asesinados, el valor de los padres, quienes vieron cómo tanto en la Procuraduría de Justicia del estado de Nuevo León y en la entonces Procuraduría General de Justicia se respaldaba a los militares implicados.
“Ante tales circunstancias, los padres y las madres de los estudiantes lucharon contra la adversidad, contra el dolor, contra el sufrimiento, contra la impunidad, contra el trato indigno que les dieron a sus hijos”, apuntó.

Hasta el momento, son seis militares identificados por la justicia como involucrados. Tres de ellos fueron detenidos y están procesados como presuntos homicidas, dos están prófugos y el último está desaparecido.
La disculpa del gobierno es el primer paso para que la familia de los dos jóvenes encuentre un poco de paz, así lo manifestó hoy la madre de Jorge, Rosa Elvia Mercado, quien espera que a esta disculpa le siga el cumplimiento de la justicia y el castigo pertinente a los responsables.
“Nos dimos cuenta de que no fue error, no fue fuego cruzado, los habían ejecutado a sangre fría y no conformes con eso los golpearon, los arrastraron, les robaron su identidad y de forma aún más infame declararon que eran sicarios”, expuso. Y agregó que ante tal situación ella y los demás padres claman justicia.
Quiénes eran Jorge y Javier

Jorge Antonio Mercado tenía 23 años de edad, era de Saltillo, Coahuila. Era parte de un proyecto del Tecnológico de Monterrey para desarrollar un auto híbrido solar. En 2008 se graduó de la licenciatura en Ingeniería Mecatrónica.
Javier Francisco Arredondo tenía 24 años de edad, era de Todos los Santos, Baja California y estudiaba el Doctorado en Ciencias de la Ingeniería.
Ambos eran estudiantes de excelencia académica y estaban a semanas de graduarse.
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