
El 80 por ciento de quienes superan la COVID-19 han presentado, al menos, uno de 55 síntomas hasta 112 días después de haber sido dados de alta, según estableció un grupo de científicas españolas y mexicanas en un metaanálisis publicado en la revista digital medRxiv. De las siete mujeres que integran este equipo hispanoparlante, la mayoría son mexicanas y, tres de ellas (Talia Wegman Ostrosky, Angélica Cuapio y Carol Perelman), egresaron de la UNAM.
Tras analizar los datos de 47,910 personas ya repuestas, las especialistas hallaron que el 58% reportó fatiga permanente una vez superado el padecimiento; el 44 por ciento, dolor de cabeza continuo; el 27, problemas de memoria y concentración; el 25, caída del cabello; el 24, disnea, y la cuarta parte, pérdida de olfato.
Estos datos pueden ser consultados en el artículo Más de 50 efectos a largo plazo de la COVID-19: una revisión sistemática y un metaanálisis que, por lo reciente de su aparición, apenas está por ser sometido a revisión de sus pares, pero que arroja resultados que, desde ya, comienzan ser considerados por la comunidad médica.

El interés de realizar este estudio se debe a que, pese al gran número de individuos que reportan estas afecciones, no se ha investigado el fenómeno lo suficiente, lo cual se refleja en que no exista un término preciso para el mismo, por lo que se han llegado a proponer “Covid largo”, “síntomas de largo aliento”, “Post Covid-19 agudo”, o “síntomas persistentes de Covid”, aunque para las expertas la definición adecuada sería “efectos a largo plazo de la Covid-19”.
En un estudio similar, pero desarrollado por científicos chinos y publicados en la revista The Lancet, también se señala que se observaron casos de depresión y ansiedad en el 23% de los sujetos observados y que, un gran porcentaje de ellos, reportaron fatiga y debilidad muscular, lo cual es consistente con los hallazgos de las académicas hispanoamericanas.
“Desde un punto de vista clínico, los médicos deben estar atentos a los síntomas, signos y biomarcadores presentes en pacientes afectados con Covid-19 para identificar y evitar su progresión, minimizar el riesgo de padecimientos crónicos y ayudar a restablecer un estado de salud similar al de antes de que el organismo fuera atacado por el coronavirus”, se señala en el texto.
Sin embargo, las investigadoras señalan que una asignatura pendiente es la de asignar qué tanto se manifiestan estas afecciones según el sexo, edad, comorbilidades, intensidad de la Covid 19 (de asintomática a severa) y la duración de los síntomas, “sólo así podremos comprender mejor qué está pasando”.

La salud no sólo debe ser física, sino mental
¿Por qué una cuarta parte de las personas que se repusieron del coronavirus pierden cabello?, es una de las preguntas planteadas por las investigadoras, y la respuesta parece estar ligada al estrés postraumático, lo cual sugiere que los factores psicológicos son un aspecto crucial a tomarse en cuenta.
“La caída del pelo podría asociarse a un efluvio telógeno, es decir, a un factor estresante o a una infección sistémica que da pie a transiciones foliculares prematuras de la fase de crecimiento activo a la fase de reposo. Esto podría durar unos tres meses, pero de no atenderse podría generar un estado de angustia prolongado y, por ende, alteraciones mentales”, se alerta en la investigación.
Tras analizar decenas de miles de casos, las investigadoras calcularon que los adultos corren el doble de riesgo de desarrollar un trastorno psiquiátrico en comparación con niños y adolescentes, y que estos pueden traducirse en trastornos de ansiedad, insomnio y demencia, por lo que se recomienda diagnóstico e intervención neuropsiquiátrica para cualquiera en recuperación del coronavirus.

Por todo ello, el estudio sugiere que se requieren más estudios a fin de determinar si estos estados de salud agravados se deben al coronavirus en sí, o al estrés derivado de lidiar con una enfermedad desconocida que tiene en jaque a la humanidad y que hoy suma 2.4 millones de muertos alrededor del mundo.
El artículo concluye: “Un diagnóstico temprano, un manejo oportuno y cuidados neuropsiquiátricos son lo más recomendable para pacientes recuperándose de la Covid-19. Para gestionar mejor esto se requiere una comprensión mucho más profunda de todos estos efectos a fin de diseñar intervenciones colaborativas en clínicas con especialidades múltiples que incluyan ejercicio físico, chequeos constantes y terapia cognitiva-conductual, si ésta se requiere”.
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