OPINIÓN: AMLO ante el reto del segundo año de gobierno

La oposición ha resultado prácticamente fantasmagórica en este año, sin embargo, disposiciones estratégicas han chocado con esa sombra de la oposición que ha logrado revertir, el “carro completo” de Morena que ha mostrado su fragmentación

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La comunicación política fue uno de los elementos que marcó el primer año de gestión de AMLO (Foto: archivo)
La comunicación política fue uno de los elementos que marcó el primer año de gestión de AMLO (Foto: archivo)

El primer año de gobierno de la fórmula Andrés Manuel López Obrador y Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ha tenido una serie momentos de composición, algunos inéditos y otros esperados, que han redundado en un año prolífico, fundamentalmente, de visibilidad en el terreno mediático y de compleja organización, en lo referente al establecimiento de las políticas públicas.

La visibilidad. El terreno de la comunicación política ha sido uno de los elementos de mayor actividad durante este año. A diferencia de las conferencias matutinas durante la Jefatura de Gobierno de 2000 a 2005, el factor de diferencia cualitativa es que, ahora se trata de la presidencia de la república y no de una jefatura de gobierno de un estado. La exposición del presidente en el tema de comunicación política, logró un efecto importante, conocer la línea ideológica con la que se fundamenta la idea de la eventual operación administrativa del país. En segundo lugar, se le da, sin ser necesario porque se trata del presidente, un valor relevante a la persona, Andrés Manuel López Obrador. Esta estructura ha sido pródiga en mensajes de todo tipo y, sin que se trate de la ideología del partido, hemos conocido la línea de pensamiento del presidente.

La administración. El exceso de exposición ha provocado la colocación de sus temas en la agenda prioritaria de los temas nacionales. Sin embargo, el movimiento ideológico no ha ido a la par del establecimiento de una administración que se desprenda de esos enunciados. Las dificultades del establecimiento de una reestructuración institucional, se han topado con varios traspiés que, se podrían deber a la natural curva de aprendizaje de la nueva administración, empero, la velocidad de las declaraciones ideológicas, no tienen su correspondencia con la articulación administrativa que requiere tiempos diferentes para su establecimiento en reglas de operación y mecanismos de difusión, en las áreas administrativas, para que logre evidenciarse en la gestión administrativa.

El gobierno. La diferencia entre la concepción de gobierno del presidente y la del partido de apoyo denota una distancia importante. La consolidación del partido no ha logrado cimentarse con profundidad aunque sí, la idea del liderazgo fuerte del presidente. La sedimentación de una organización partidaria se vio inmersa en la necesidad de convertirse súbitamente en gobierno y no, una parte de gobierno sino en la construcción de un aparato gubernamental mayoritario. El movimiento de los diferentes grupos que conforman Morena, no ha logrado colocarse en cada unidad y cada unidad, no ha logrado su integración en el partido. Decisiones cupulares han encontrado resistencias, fundamentalmente en el Senado, como el caso del financiamiento a los partidos políticos en que, la expresión de diferentes líneas de interpretación de esta línea presidencial, ha tenido obstáculos importantes y no se ha logrado la reducción del 50% planteada por el presidente.

La oposición ha resultado prácticamente fantasmagórica en este año, sin embargo, disposiciones estratégicas han chocado con esa sombra de la oposición que ha logrado revertir, el “carro completo” de Morena que ha mostrado su fragmentación.

La impunidad. Las renuncias de la primera parte del equipo y la defensa presidencial, respecto de algunos de esos miembros, como el caso de Manuel Bartlett y el embajador Ricardo Valero, constituyen una muestra de la porosa dimensión de la lucha contra la impunidad que ha sido signo fundamental de este gobierno. Claroscuros de una importante línea de legitimación gubernamental.

Inseguridad. El punto débil de la actual administración lo constituye el reclamo fundamental, de la ciudadanía, respecto de las políticas públicas de seguridad. La primera prueba que fue la extracción ilegal de combustible del país de enero a febrero de 2019, que se logró superar más con discursos que con acciones claras de administración. Sin embargo, los momentos de quiebre han sido, el fallido operativo de Culiacán (octubre) y, la masacre sobre la familia LeBarón, en Sonora (noviembre) que no han logrado definir una línea clara de intervención del gobierno y que, por primera vez en lo va de la administración, se plantearon dudas considerables sobre la línea de acción.

El gobierno abre con una zona de oportunidad trascendental, la eventual ratificación del tratado de libre comercio T-MEC que, desde la perspectiva de la economía, permite considerar una estabilidad con lo que no había contado esta administración. La importancia de los ajustes entre administración y declaraciones presidenciales tiene ahora una zona fundamental de articulación y con este capítulo, comenzaremos el año 2020.

*Jefe del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad de Guadalajara

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