Una bomba escondida en un casillero de escuela: otra broma de mal gusto que desató pánico en la CDMX

El menor aseguró que había escondido un explosivo en su colegio y que la haría explotar al cabo de dos días

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Foto ilustrativa sobre una amenaza de bomba que ocurrió en una universidad de México en 2016 (Foto: @IBERO_mx)
Foto ilustrativa sobre una amenaza de bomba que ocurrió en una universidad de México en 2016 (Foto: @IBERO_mx)

Una amenaza de bomba en un colegio de la alcaldía Cuajimalpa provocó la movilización de elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), quienes de inmediato acudieron a las instalaciones a fin de evacuarlo y desplegar un cordón de seguridad. La sorpresa llegó cuando descubrieron que se trataba de una broma orquestada por uno de los alumnos.

Todo comenzó con un correo electrónico que el menor envió a la dirección del Colegio Peterson, diciendo que había instalado una bomba en uno de los casilleros y que explotaría al cabo de dos días. Al leer el mensaje, la institución se puso en contacto con las autoridades locales, quienes a su vez dieron parte a la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).

Al no saber que era una falsa alarma, la SSC aplicó el protocolo de seguridad para estos casos, por lo que al colegio se presentó personal del Agrupamiento Fuerza de Tarea “Zorros”, quienes abrieron cada uno de los casilleros. Tras una revisión exhaustiva comprobaron que, efectivamente, no había ningún explosivo.

Posteriormente, las autoridades señalaron que en el mismo correo que el alumno mandó, había un párrafo- aparentemente escrito por uno de los padres de familia del menor- en el que se explicaba que todo era una broma de mal gusto por parte “del payaso de su hijo”, y que recibiría un castigo ejemplar. Hasta el momento se desconoce la identidad del menor.

¿Cuántas amenazas de bomba hay en la CDMX diariamente?

Esta fuerza especial está conformada por más de 500 personas (@SSP_CDMX)
Esta fuerza especial está conformada por más de 500 personas (@SSP_CDMX)

Cada día, la policía de la capital enfrenta cerca de 20 amenazas de bomba, de las cuales, al menos tres son positivas. A pesar de que la ciudad tiene una baja incidencia en el uso de explosivos en comparación a otras ciudades en el mundo, cada día se desmantela algún tipo de artefacto de este tipo. Las amenazas de bomba generalmente son vía telefónica y de forma anónima.

En todos los casos, lo que procede es ponerse en contacto con el Centro de Control, Comunicación, Comando y Cómputo (C4), para que personal especializado verifique la existencia del artefacto y se elimine.

Lo que más se localizan son cohetones, bombas de fabricación casera y granadas, objetos que son usados por los criminales para robar cajeros automáticos y para realizar amenazas en contra de las dependencias gubernamentales.

El cuerpo especial que se dedica a desmantelar los explosivos esta conformado por 550 personas, mayoritariamente hombres. Se capacitan en la localización, desactivación e investigación de artefactos explosivos. También llevan a cabo negociación de rehenes en caso de secuestros y penetración para asalto y captura. Para llevar a cabo su tarea, los agentes ocupan vehículos blindados, trajes antibombas y equipo de comunicación de alta tecnología.

Fuerza de Tarea cuenta con 60 elementos especializados en la desactivación de bombas, además del manejo de sustancias químicas y bacteriológicas.

Dentro del protocolo ante una amenaza por un artefacto explosivo de fabricación casera, se encuentra la utilización de perros adiestrados para la detección de sustancias químicas. En cada caso, el lugar es desalojado para que el equipo haga la evaluación del lugar y de ser necesario, del explosivo.

Una vez que se confirma la presencia de sustancias explosivas, se toma una radiografía del artefacto para que el equipo pueda determinar la forma en la que se va a proceder a su desactivación. Primero entra un robot equipado con cámaras y brazos articulados que permite manipular los objetos a distancia remota.