Alerta en Galápagos: cuáles son las opciones urgentes para conservar el rico ecosistema del archipiélago

Aunque el presidente Guillermo Lasso acaba de anunciar la ampliación de la zona de reserva marina, los especialistas creen que hacen falta otras medidas para preservar las más de 3 mil especies que habitan las islas

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Vista panorámica del archipiélago ecuatoriano de las Galápagos. EFE/Daniel Fitter
Vista panorámica del archipiélago ecuatoriano de las Galápagos. EFE/Daniel Fitter

Uno de los anuncios más importantes de la Conferencia de las Partes (COP26) sobre el Cambio Climático fue la nueva reserva marina para las islas Galápagos. La propuesta realizada por el presidente Guillermo Lasso e impulsada originalmente por el colectivo Más Galápagos consistirá en la protección de 60.000 kilómetros cuadrados de mar divididos en dos zonas. Esto ayudará principalmente a la protección de las especies migratorias. Para lograrlo, Lasso ha dicho que se espera realizar un canje de conservación a cambio de un valor de la deuda externa

La actual reserva marina de Galápagos tiene 133.000 kilómetros cuadrados de mar y es el hábitat de más de 3.500 especies, algunas de ellas únicas en el mundo. La nueva reserva contará de dos zonas de 30.000 kilómetros cuadrados cada una: la primera será una zona de no producción pesquera, y abarcará parte de la Cordillera de los Cocos —considerada una zona importante para las especies migratorias. La otra zona será de no palangre (arte de pesca), en el noreste de las islas.

De acuerdo con Eliecer Cruz, vocero del colectivo Más Galápagos, la actual reserva marina ha sido “muy eficiente para proteger especies costeras pero no ha funcionado para las especies migratorias”. Además, Cruz comentó a Infobae que la propuesta de la nueva reserva marina se basa en estudios que se han realizado por dos décadas.

Mapa de la nueva reserva marina Galápagos (resaltado en verde). (Imagen del Gobierno Nacional del Ecuador).
Mapa de la nueva reserva marina Galápagos (resaltado en verde). (Imagen del Gobierno Nacional del Ecuador).

A pesar del anuncio que ha sido catalogado como importante y necesario por parte de activistas y autoridades medioambientales, la nueva reserva marina no es suficiente para proteger a las más de 3.000 especies que viven en el archipiélago. “Este corredor marino entre Galápagos y Cocos que es una gran autopista de tráfico de tortugas, de tiburón, de mantas, de rayas, tiburón ballena, etc., es un gran primer paso, vemos que va a ayudar mucho pero no es completo. Es un primer paso importante y por eso felicitamos al gobierno por esa valiente decisión tomar esa valiente decisión”.

Aunque la nueva reserva marina busca que las especies migratorias estén protegidas de los pesqueros que depredan las aguas alrededor de las Galápagos, hay otras amenazas que aún deben considerarse para dar mayor protección y favorecer a la conservación de las especies de las islas.

Cruz explicó a Infobae que la pesca ilegal, la contaminación plástica y el cambio climático son algunas de las amenazas que enfrentan los animales de las Galápagos.

Combatir la pesca ilegal debe ser prioritario

La pesca ilegal se refiere a todas las actividades pesqueras que no cumplen con las “reglas” establecidas por el país que se dedica a tales actividades. Una forma de pesca ilegal puede ser el uso de artes de pesca prohibidas (métodos de pesca), pescar por encima de las cuotas establecidas, pescar especies prohibidas o pescar en áreas restringidas, como en la Reserva Marina de Galápagos, por ejemplo. En cambio, la pesca no declarada se refiere a las actividades pesqueras que no han sido reportadas o a los datos inexactos que los pescadores proporcionan sobre sus cargas a las autoridades de control. La pesca no reglamentada en cambio es aquella que no tiene normas o leyes que rijan sobre esta.

De acuerdo con Cruz, la zona económica exclusiva de Galápagos es “tierra de nadie”, por lo que se necesitan acciones concretas. Una de ellas sería la ampliación de las áreas marinas. Además, recalca que es necesario que existan sistemas de monitoreo de electrónico para todas las embarcaciones. Asimismo, explica Cruz, una opción sería que el número de observadores de las embarcaciones pesqueras incremente.

De acuerdo con el CIAT, los observadores de estos buques recolectan datos que son esenciales para las funciones de la Comisión. Asimismo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha determinado que los observadores “deben obtener los datos de base para establecer pautas de distribución del stock, examinar los efectos de distintos tipos de arte sobre los stocks explotados de peces, anotar la captura asociada y tasas de descarte, recolectar información sobre las pautas de pesca de la flota y obtener datos detallados de producción”.

Imagen de la carga de tiburones encontrada en el Fu Yuan Yu Leng 999, en 2017. (Foto: Dirección del Parque Nacional Galápagos).
Imagen de la carga de tiburones encontrada en el Fu Yuan Yu Leng 999, en 2017. (Foto: Dirección del Parque Nacional Galápagos).

El trabajo de los observadores en las embarcaciones es importante para determinar las acciones legales a seguir cuando hay infracciones. Por ejemplo, el uso de accesorios inadecuados en el arte, la pesca en una zona vedada, la pesca dirigida a especies de las que no se posee permiso, la retención de especies prohibidas, exceso en los límites de captura acompañante, según recoge la FAO.

Sobre este tema, el Ministerio de Producción del Ecuador ha propuesto que en cuatro años, hasta 2025, se cuadruplique el porcentaje de observación para llegar al 100%.

Uno de los temas pendientes de ese Ministerio es presentar el reglamento para la Ley de Pesca. Lo principal de este reglamento sería aclarar el nivel de incindentalidad pesquera que pueden tener los pesqueros. En el Ecuador, la pesca de tiburón está prohibida, salvo cuando ésta haya sido incidental. Cruz explica que la Ley de Pesca es “muy buena pero no se puede implementar” porque no existe el reglamento.

Otra de las propuestas que podrían ayudar al control de la pesca ilegal, no reportada y no reglamentada es la ampliación de la plataforma continental a través de la cordillera de Carnegie.

El Estado del Ecuador se plantea la ampliación de su frontera marítima ante la Organización de Naciones Unidas. El plazo para justificar el incremento sobre la base de la Convención del Mar de la que Ecuador es parte desde 2012, prescribe en un año y buscaría ampliar la plataforma marítima continental en 107 mil kilómetros cuadrados, sobre la cordillera de Carnegie y así evitar la incursión de embarcaciones encalladas entre los mares de Galápagos y de Ecuador continental que buscan la explotación de especies endémicas de la región.

La Subsecretaría de Soberanía y Relaciones Vecinales de la Cancillería del Ecuador informó a Infobae que trabaja en conjunto con otras instituciones del Estado para realizar los levantamientos batimétricos, geológicos y geofísicos en las cordilleras submarinas de Carnegie, Colón y del Coco que se proyectan desde las islas Galápagos. Esto permitirá contar con la información necesaria para elaborar la presentación parcial conjunta Ecuador – Costa Rica y la presentación parcial correspondiente al sur de la cordillera de Carnegie.

Si se aprueba la extensión de la plataforma continental, habría un incremento de aproximadamente 250.000 Km2 de la plataforma continental del Ecuador, en los cuales el país tendría derechos de soberanía a los efectos de la exploración y explotación de los recursos naturales del suelo y subsuelo. Es decir que si una embarcación extranjera ingresa a esa zona, el Ecuador podría actuar, inspeccionarla y si es necesario detenerla.

Marcelo Fernández, fundador de la Universidad Internacional del Ecuador, en un suplemento escrito en 2020 sobre la cordillera de Carnegie, explicó que esta cordillera “no se une al continente, lo cual quiere decir que entre el continente y Galápagos siempre existirá -más allá de la Zona Económica Exclusivala alta mar, que es donde pesca la flota de barcos chinos. En cualquier caso, la extensión a 350 millas marinas se podría conseguir si los estudios son aceptados de manera favorable y será únicamente la plataforma sumergida de Galápagos donde se podrá extender el derecho del Ecuador a 350 millas sobre los recursos no vivos. El derecho de pesca se ejercerá sólo dentro de las 200 millas marinas que promovieron Ecuador, Chile y Perú, a partir de la Conferencia de Santiago, el 28 de agosto de 1952″.

Contaminación plástica y cambio climático

La contaminación de productos plásticos es otra de las amenazas para las islas. Hay estudios recientes que demuestran que las tortugas del Océano Pacífico consumen plástico, entre las especies analizadas se incluyen algunas que se consideran en peligro de extinción o que son vulnerables.

Para Cruz, es importante que hayan reglas claras sobre la tenencia de contenido plástico en las embarcaciones. Esto podría funcionar a través de las Capitanías de Puerto, explicó. Así las autoridades portuarias podrían registrar cuánto plástico llevan las embarcaciones y con cuánto de este retornan. Esto sería necesario, dijo Cruz, porque “normalmente dejan en alta mar” la basura plástica. Aunque el vocero de Más Galápagos indicó que la flota atunera cuenta con sistemas de procesamiento de la basura, hay otras embarcaciones que no los tienen.

Tortuga de las Galápagos nada entre basura.
Tortuga de las Galápagos nada entre basura.

Pero la basura plástica no es un tema que solo debería preocupar a Ecuador sino a toda la región. Cruz indicó que a través de las corrientes marinas el plástico llega desde distintos países. A pesar de este escenario, en las Galápagos existen cientos de voluntarios que realizan actividades de recolección y limpieza de basura en las costas de las islas.

Sobre el cambio climático, un nuevo estudio científico advierte de los efectos adversos que podrían provocar los cambios en las corrientes marinas de El Niño y La Niña sobre las especies marinas y terrestres de las islas. El estudio señala que el cambio climático disminuirá la productividad primaria de los ecosistemas marinos, reducirá la disponibilidad de alimentos en los ecosistemas terrestres, y favorecerá a las especies invasoras de rápida adaptación. Para luchar contra el cambio climático, la creación de las políticas públicas y las adhesiones de los países del mundo a iniciativas de conservación serán claves para proteger a patrimonios diversos de la humanidad como las Galápagos.

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