En qué consistirá el nuevo contrato social por el coronavirus y cuánto se reducirá el contacto con los demás

David A. Kessler, quien fuera comisionado de la FDA durante siete años, explicó por qué es clave nuestro comportamiento hasta tanto no haya una vacuna contra COVID-19

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Voluntarios mantienen distancia social mientras esperan entregar churros durante un encierro en medio del brote por coronavirus , en Ronda, sur de España (Reuters)
Voluntarios mantienen distancia social mientras esperan entregar churros durante un encierro en medio del brote por coronavirus , en Ronda, sur de España (Reuters)

Tenemos que enfrentar este hecho: volver a nuestra antigua realidad será un proceso lento y frustrante que tomará muchos meses y requerirá profunda paciencia. No seremos completamente libres hasta que tengamos una vacuna. Entonces, ¿cómo navegaremos por este peligroso terreno?”. Ese es el planteo inicial que hizo David A. Kessler, médico y ex comisionado de la Administración de Alimentos y Drogas (FDA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos entre 1990 y 1997, en una columna de opinión publicada por The New York Times este lunes.

Es que tanto en aquel país como en el resto del mundo, las administraciones se preguntan a diario cómo hacer para retomar la normalidad, si es que ella podrá volver a ser la que era. “Todos quieren que la nación vuelva al trabajo, a las escuelas y a reunirnos tan rápido como sea posible”, indica el especialista. Pero sabe que será paulatino y muy lento y que cuando se retorne será diferente -muy- a como estábamos acostumbrados.

Para hacer aún más gráfico su posición, Kessler citó un estudio hecho por un equipo de epidemiologistas de la Universidad Estatal de Georgia liderado por Gerardo Chowell. Este grupo académico calculó que los “contactos sociales deberán reducirse un 65 por ciento de lo que eran antes del brote”. “Al hacer esto llegaremos al punto en el que cada infección existente cause menos de una infección nueva. Esto es lo que los epidemiólogos llaman R (por reproducción) debajo de uno. Solo entonces comenzará a disminuir el número de infecciones y podremos controlar la epidemia”, explicó.

Lograr este grado de protección requerirá una nueva cláusula en nuestro contrato social que significará menos contactos con otros y usar equipo de protección”, dice Kessler. “Todos debemos aceptar la responsabilidad no solo de nuestro círculo de amigos, familiares y colegas, sino también de la comunidad en general. Nuestro comportamiento colectivo será el determinante principal de si podemos mantener este virus bajo control. Todos tenemos la salud de nuestros vecinos en nuestras manos”.

De acuerdo a la opinión del ex FDA, lo mejor sería reducir los contactos habituales “en dos tercios”. Bajo esta realidad será clave el tipo de trabajo que realiza cada uno. “Esta reducción ayudará a mantener lo que hemos logrado al quedarnos en casa. Algunos de nosotros podemos reducir aún más nuestros contactos si podemos continuar trabajando en casa. Quienes corren un mayor riesgo pueden necesitar reducir aún más sus contactos para mantenerse a salvo”, subrayó.

El ex comisionado de la FDA entre 1990 y 1997 David Kessler en su casa de San Francisco, Estados Unidos (AP)
El ex comisionado de la FDA entre 1990 y 1997 David Kessler en su casa de San Francisco, Estados Unidos (AP)

Cuando salimos, debemos usar una máscara facial, distanciarnos, y si tocamos superficies en el transporte público y las tiendas, debemos considerar usar guantes y lavarnos las manos con frecuencia. Las personas cuyos trabajos requieren que estén en contacto con otros, como los cajeros y los empleados de la Administración de Seguridad del Transporte, necesitarán barreras plásticas, máscaras y guantes. Cualquier trabajador con fiebre o síntomas respiratorios debe abstenerse de ir a trabajar”, aconsejó.

El mundo tal como lo conocíamos -al menos las rutinas diarias- ya no deberán ser las mismas. Observar ómnibus, trenes, metros y aviones atiborrados de pasajeros ya no existirán. Pero además, eso deberá conseguirse sin generar multitudinarias filas para conseguir subir a uno de estos transportes públicos. “Las agencias de transporte público y las aerolíneas requerirán subsidios para operar más autobuses, trenes y aviones con menos personas a bordo. Deben establecerse protocolos estrictos para limpiar estos medios de transporte. Los conductores y los asistentes de vuelo necesitarán máscaras faciales adecuadas”, continuó Kessler.

Reabrir nuestro mundo debe hacerse gradualmente. Las empresas necesitan repensar sus lugares de trabajo para minimizar los contactos entre las personas. El teletrabajo debe continuar para aquellos que pueden hacer su trabajo en casa. Esto permitirá que otras personas que no pueden trabajar desde casa trabajen en un entorno menos concurrido. En los lugares de trabajo, el número de trabajadores en turnos debe reducirse y espaciarse. Las reuniones deben realizarse de forma remota o limitadas a un puñado de personas. Las áreas comunes donde las personas se congregan deben estar cerradas. Los viajes de negocios no esenciales deben reducirse. Si se produce un aumento de infecciones, tendremos que reducir la escala”, aconseja el médico y ex autoridad sanitaria de los Estados Unidos.

Kessler va más allá, incluso. Dice que si esta nueva forma de trabajo y distancia social es exitosa, no habría por qué no extenderla y convertirla en una “nueva normalidad”. E imagina nuevos tipos de restaurantes -con distancia prudencial entre camarero y clientes- y colegios -con grupos reducidos de alumnos utilizando máscaras, interacciones limitadas y estricto uso de máscaras faciales-: “Es crítico”.

Pero sobre todo, Kessler plantea que el tipo de testeo que tendrá que establecerse deberá ser diferente al actual. “Antes de que podamos considerar entrar en este nuevo mundo, se debe establecer una nueva estrategia de prueba. Se debe dar prioridad a las áreas donde creemos que el virus está circulando, según las pruebas de vigilancia. Necesitamos millones de pruebas al día, no los cientos de miles de pruebas que se realizan ahora. Esto se puede lograr, pero requerirá la posesión de las grandes instalaciones de pruebas de laboratorio en el país”.

Muchas personas mayores y personas vulnerables se preguntan cuándo pueden volver a salir. Un programa de pruebas masivas contribuirá en gran medida a garantizar su seguridad al identificar y aislar a las personas en sus comunidades que transmiten el virus. Incluso entonces deben usar máscaras, reducir los contactos y priorizar cuando salen. También necesitamos una infraestructura de salud pública en funcionamiento para contactar, rastrear, aislar y evitar que las personas infectadas propaguen el virus. Esta será una tarea enorme. La contratación y capacitación de personas para realizar este seguimiento de contactos debe comenzar ahora”, insistió.

Nada de esto puede implementarse hasta que veamos que el número de casos nuevos y los ingresos hospitalarios son lo suficientemente bajos como para darnos la confianza de que hemos logrado controlar la tasa de transmisión y tenemos la capacidad hospitalaria, de cuidados intensivos y de ventilación para manejar nuevos brotes”, dijo Kessler y finalizó: “Y todo esto desaparece cuando tenemos una vacuna segura y efectiva. Hasta entonces, nuestro comportamiento controlará nuestro destino”.

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