De víctima a victimaria: "Acusados", el film que retrató la violencia social que debe atravesar una mujer tras ser violada

La película, estrenada hace 30 años, relata la historia de una mujer de bajos recursos y conducta vulgar, que es abusada por tres hombres en un bar, mientras otro grupo arenga. Inspirada en un episodio real, la cinta le valió a Jodie Foster su primer Oscar

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Nada menos que treinta años tiene Acusados, la película con Jodie Foster que conmovió a los espectadores con una larga y detallada escena de violación. No se trata de una gran obra de arte, más bien tiene la apariencia de las películas para televisión que se veían semanalmente en aquella época, que presentaban un tema importante para la discusión y una realización chata y rutinaria. Lo que la distinguía de esa producción adocenada eran dos cosas: la actuación de Jodie Foster, que le valió el primer Oscar de su carrera, y algunas decisiones argumentales.

La historia era la de Sarah Tobias, una muchacha de clase baja, que vive con su novio en un tráiler, que una noche en un bar pasada de copas es violada por tres hombres mientras otros tantos rodean la escena entre gritos y vítores.

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El cuerpo principal de la narración está dado por las derivaciones judiciales del caso, llevadas adelante por su abogada Kathryn Murphy, interpretada por Kelly McGillis, en aquel entonces de reciente fama por la película Top Gun. McGillis, en entrevistas posteriores a la película, reveló que años antes había sido violada a punta de cuchillo en su departamento de Nueva York y que su victimario en el juicio la había acusado a ella de provocarlo sexualmente.

La película está basada en el caso real de Cheryl Araujo
La película está basada en el caso real de Cheryl Araujo

La película toma dos decisiones que la hacen interesante. La primera es la de que el personaje interpretado por Foster no fuera una víctima virginal sino una mujer sexualmente activa, provocadora y desafiante, mal hablada y vulgar. La intención era mostrar la violencia de una violación incluso en los casos en los que comúnmente se identifica hipócritamente "la pollera cortita" como disparador de algún tipo de justificación del abuso. La actuación de Jodie Foster hace el resto: le da encarnadura y credibilidad a una mujer a priori sin atractivos pero que está decidida a no dejar pasar esa afrenta a su persona.

El otro condimento interesante es que el foco está puesto en quienes rodeaban la escena del delito y con sus gritos la apañaban y la alentaban. En un giro argumental ingenioso pero no bien explicado, la abogada cierra un acuerdo con los acusados de la violación. Asumiéndose culpables de un delito menor, son condenados a unos meses de cárcel, evitándose así la confrontación de abogados públicos contra colegas prestigiosos del ámbito privado, con más posibilidades de salirse con la suya en un juicio abierto. Sarah repudia el arreglo y se siente traicionada por su abogada. Un episodio violento en la calle sufrido por Sarah hace que Murphy se vea en la necesidad de retomar el caso y ahora ir por los espectadores que alentaban la violación.

Por su actuación, Foster recibió su primer Oscar
Por su actuación, Foster recibió su primer Oscar

La película se inspiraba en un episodio real, el de Cheryl Araujo, una muchacha de 21 años que en 1983 fue violada por cuatro hombres en una taberna de New Bedford, Massachusetts, mientras otros parroquianos miraban pero no intervenían. En el juicio posterior los defensores de los acusados utilizaron el método de "culpar a la víctima", en un interrogatorio agresivo sobre las conductas de la propia Cheryl previas a su ataque.

El juicio disparó una serie de discusiones cruzadas que incluían el derecho de la víctima de no revelar su nombre, el rol de los espectadores de una violación, la idea de que la víctima propiciara esos ataques y hasta protestas de la comunidad portuguesa por discriminación (los acusados eran de ese origen). Como si fuera victimaria y no víctima, Cheryl Araujo finalmente tuvo que mudarse de New Bedford a Miami ya que en su ciudad original se encontraba aislada socialmente. Tres años después, a los 25 años de edad, murió en un accidente de autos, manejando con un nivel de alcohol en sangre muy superior al permitido.

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Si en el caso ficcional de Sarah Tobias y el real de Cheryl Araujo el abuso físico estaba registrado por las autoridades policiales y la violación había sido presenciada por numerosos testigos y aún así las víctimas tuvieron que enfrentar incredulidad y desprecio, ¿qué queda para escenas como las que nos ocupa desde hace varios días, en donde los hechos fueron hace varios años, en la intimidad, sin testigos y sin lesiones visibles?

El problema de los delitos de intimidad plantean desafíos nuevos al derecho. La "solución", hasta el momento, había sido que las mujeres que lo sufrían lo guardaran para sí, cargando silenciosamente con esa experiencia, procesada de diversas maneras, en algunos casos incorporada a su vida y en otros de manera traumática. Esa falsa solución no existe más.

Las mujeres han dicho basta. El testimonio de una víctima, por sí solo, pasa a tener más peso. La condena social se anticipa a una condena judicial que, librada a sus propias reglas, probablemente nunca llegue. Eso abre la puerta a nuevos problemas, complejos y probablemente sin soluciones perfectas. Hace treinta años Acusados anticipaba discusiones nuevas, hoy estamos en un mundo nuevo y totalmente diferente al de Sarah Tobias.

*Acusados (The Accused), 1988, 100' , dirigida por Jonathan Kaplan.

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