Relaciones de los paras con la fuerza pública y las peticiones para capturar a Castaño: revelaciones de los documentos secretos de los Estados Unidos dados a conocer por la Comisión de la Verdad

Aunque algunos mantienen apartes censurados, la recomendación es continuar con peticiones para que se haga pública la información de las agencias de inteligencia

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Documentos desclasificados Estados Unidos por la Comisión de la Verdad
Documentos desclasificados Estados Unidos por la Comisión de la Verdad

Cerca de 15.000 documentos de las agencias de seguridad de los Estados Unidos y autoridades de ese país sobre el conflicto armado colombiano, fueron liberados por la Comisión de la Verdad para su consulta, como base de investigaciones futuras de la guerra nacional y la relación el país norteamericano.

Se trata de un extenso grupo de documentos a los que la Comisión tuvo acceso con apoyo de la ONG National Security Archive, que sirvió de insumo para varios de los hallazgos para el informe final, así como para futuras consultas respecto a momentos claves de la política de seguridad nacional.

Según explicó el comisionado Alejandro Valencia, hay documentos sobre el “Plan Colombia, que se implementó entre 1998 y 2006, documentación muy clara sobre el tema de la lucha antinarcóticos, la política contrainsurgente, la política antiterrorista, finales del gobierno Pastrana y comienzo del gobierno Uribe”, sostuvo.

Hay otro paquete de anexos en el que se agrupan los documentos, que está centrado en narcotráfico, por la importancia que reviste para los Estados Unidos. Hay documentos entre 1982 y 1997 centrados en narcotráfico, seguridad nacional y conflicto armado.

Un tercer paquete incluye información respecto al paramilitarismo y sus vínculos con la fuerza pública, especialmente entre 1997 y 2009, así como las dinámicas que fueron evidentes para las agencias de seguridad norteamericanas que colaboraban con el país.

“Nosotros hablamos mucho de los entramados, que la responsabilidad no son unívocas, sino que generalmente hay toda una serie de actores, factores que intervienen y, por ejemplo, en el tema narcotráfico o paramilitar, los documentos son muy claros. Es decir no está únicamente el paramilitar sino que a veces detrás está la empresa, el político o otro agente del estado y estos documentos ofrecen esa posibilidad, dándonos cuenta, verificando la existencia de esos entramados y nos permitió contrastar”, agregó Valencia.

Michael Evans, de la ASN, expuso dos documentos como abrebocas de la basta colección que se podrá acceder en la página del Informe Final. Señaló que hay análisis detallados de la CIA, del Pentágono, los literales recibos de la multinacional Chiquita Brands a los grupos insurgentes y paramilitares, el plan de implementación del Plan Colombia completo, directrices de seguridad nacional que establecieron las políticas de los Estados Unidos hacia narcóticos y contrainsurgencia.

Por ejemplo, señaló, que se encuentran testimonios completos de funcionarios de Chiquita Brands, en los que detallan la perspectiva que tenía la multinacional respecto al conflicto en Colombia, dada su presencia en el Urabá y Santa Marta.

Evans explicó dos documentos, uno de ellos un cable secreto del embajador Myles Frechette, quien aparece en numerosos papeles. En este, de abril de 1998, se expone una solicitud del Departamento de Estado para ejercer presión silenciosa sobre el entonces aún gobierno de Ernesto Samper, para arrestar a Carlos Castaño, quien fue el jefe de la Autodefensas Unidas de Colombia.

“El embajador está frustrado en este cable buscando una aclaración del Departamento de Estado, sobre las instrucciones que debe persuadir en silencio al gobierno colombiano para que arreste a Carlos Castaño. “Esta embajada no puede recordar ningún caso en que la administración Samper haya tomado una medida difícil basado únicamente en una presión silenciosa””, explicó Evans al respecto.

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En el documento, además el embajador asegura que hay una serie de eventos que demuestran la voluntad del Gobierno. Por ejemplo, dice que puede hacer saber la importancia de arrestar a Castaño al ministro competente, pero recuerda las veces que tuvo que hacerlo para pedir la renuncia de los generales Herrera y Zúñiga por vínculos con narcotraficantes.

Implica que los Estados Unidos no estaba preparado para ejercer suficiente presión para hacerlo y que los Estados Unidos desea solo dejar un marcador del lugar de que queremos que Castaño se vaya”, explicó Evans. Así mismo, el embajador aseguró en el documento que tenían numerosas fuentes que señalaban que el Ejército no estaba interesado en atacar a Castaño ni a los paramilitares.

“El segundo documento que comparto demuestra la persistencia de la mentalidad de la guerra fría y su aplicación en Colombia, años después de la caída del muro de Berlín. Informe de los comandos sur de los Estados Unidos, de diciembre de 2003, muestra que los planificadores de los Estados Unidos y Colombia establecieron paralelismos entre el Plan Patriota, de 2002 y 2007 y la primera gran campaña de contrainsurgencia de Colombia, el Plan Lazo de la década de los 60, una estrategia de campaña diseñada durante la época de la guerra de Vietnam, pero a diferencia, se presenta en el documento con un caso de éxito”, aseguró Evans.

Aunque hay varios apartes censurados porque se considerarían sensibles para su publicación abierta, se evidencia que entre las sugerencias estaba “atacar a los líderes de las bandas para romper la cohesión del grupo y aumentar el conteo de cuerpos”.

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