Organizador del Jamming Festival rompe su silencio y afirma que sus deudas rodean los 29.000 millones de pesos

El padre de Aleandro Casallas, fundador del evento, indicó que ellos no se han quedado con un solo peso y señaló que, por motivos de seguridad, optó por cancelar el evento a pocas horas de iniciar

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Bogotá. 18 de Marzo del 2022. Público que Ibá asistir al Jaming Festival que se iba a realizar en la ciudad de Ibagué, manifestaron su inquietud y su preocupación en la sede de Casa Babylon por la cancelación de último momento del evento, muchos de ellos ciudadanos extranjeros pidiendo devolución de su dinero. (Colprensa -Sergio Aceroo)
Bogotá. 18 de Marzo del 2022. Público que Ibá asistir al Jaming Festival que se iba a realizar en la ciudad de Ibagué, manifestaron su inquietud y su preocupación en la sede de Casa Babylon por la cancelación de último momento del evento, muchos de ellos ciudadanos extranjeros pidiendo devolución de su dinero. (Colprensa -Sergio Aceroo)

El pasado 18 de marzo, el país se levantó con la noticia de que el Jamming Festival, uno de los más grandes y esperados del año, fue cancelado. Alrededor de 150 mil personas que habían comprado su boleta y que llegaron de países como Perú y Ecuador quedaron con las manos cruzadas, y ni hablar de los cientos de emprendimientos que invirtieron decenas de millones en este evento.

Todos, tanto espectadores como expositores, querían una cosa: que su organizador, el empresario Alejandro Casallas, pusiera la cara y, de alguna manera, realizara los actos de reparación correspondientes; sin embargo, el odontólogo de profesión no aparece, y en su lugar, quien sí dio la cara fue su padre, Luis Alberto.

El aspirante a la alcaldía de Anapoima en 2016 rompió su silencio tras el fracaso que trajo la cancelación del festival musical, y lo hizo para exponer las causas de lo que en un principio fue catalogado por los organizadores como un “aplazamiento” del festival que tenía en su nómina a más de 100 artistas de talla nacional e internacional: desde Feid, hasta Caifanes, pasando por The Black Eyed Peas y Los Caligaris, quienes brindaron un concierto gratuito en Bogotá luego de llegar a Ibagué y encontrarse con el fiasco del Jamming.

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Casallas indicó en diálogo con Noticias RCN que la cancelación del evento empezó con la cancelación de varios artistas a pocos días de iniciar el evento; de igual manera, señaló que, según él, todos los artistas confirmados, lo hicieron porque ya se les había pagado el dinero solicitado para presentarse en la capital tolimense; incluso, afirmó que por razones asociadas al covid-19, varios intérpretes urbanos se bajaron del bus.

“Géneros puntuales de la música como el reggae vinieron bajándose del festival por convicciones personales, y puntualmente no aceptan la vacuna contra el covid-19 y nuestro país tiene restricciones en el ingreso de cualquier ciudadano extranjero que no esté vacunado”, aseguró el padre el fundador del evento y del bar Casa Babylon, adonde cientos de personas acudieron buscando la devolución de su dinero o alguna respuesta con respecto al evento.

Tales cancelaciones fueron interpretadas por buena parte de los asistentes como una “traición”, motivo por el cual Casallas detalló que a su hijo le llegaron amenazas “en donde le decían ‘El Jamming perdió su esencia, van otros géneros que no compartimos, vamos a protestar en Playa Hawaii. No permitimos que el festival cambie su género’”, lo cual representó una señal de alerta entre los organizadores, especialmente en Luis Alberto, quien temió por la seguridad en la festividad.

El empresario recordó los desmanes generados en el Paro Nacional de abril de 2021, y tuvo miedo de que ocurriera algo similar en el Jamming tras la cancelación de artistas de reggae. En ese sentido, optó por pedir la cancelación del evento musical más grande del año en Colombia a pocas horas de su inicio.

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“Yo no quería tener mi conciencia ni la del festival manchada con sangre; no tendría yo la cara para mostrarle a un padre de familia que dijera que en ese festival falló su hijo”, manteniéndose en su posición de que era necesaria la cancelación del gran concierto.

En ese orden, por cuenta de su decisión de ‘salvar vidas’ y proteger a quienes iban a asistir al evento, ahora deben (él, su hijo y los organizadores), cerca de 29.000 millones de pesos producto de la venta de 150 mil entradas. Sumado a eso, están las decenas de empresarios y pequeños emprendedores que vendieron parte de sus propiedades por apostarle al evento.

Finalmente, Casallas dijo que “No hay un solo peso que nosotros nos hayamos quedado (...) acá estamos dando la cara, y dar la cara no significa ponernos en el papel de víctimas, no queremos eso”.

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