“Aterricé en Alemania viva, pero muerta por dentro”: la carta de Rebecca Sprößer por su amigo asesinado en Cali

La alemana que perteneció a la primera línea en las protestas de Cali, una vez expulsada del país por Migración Colombia, compartió un carta en la que revela detalles de Johan Sebastián Bonilla, el amigo que la protegió de un ataque armado

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La alemana Rebecca Sprößer escribió una sentida carta tras el fallecimiento de su amigo que estaba con ella cuando fueron víctimas, de al parecer, un intento de robo en el barrio Las Ceibas, Cali, pero la alemana denunció el hecho como un ataque sicarial.

El joven recibió más de 10 impactos de bala en todo su cuerpo y según la ciudadana alemana, fue él quien le salvó la vida. Mientras el joven seguía hospitalizado la alemana fue detenida por Migración Colombia y expulsada del país por su participación en la primera línea durante las protestas en la capital del Valle del Cauca.

Una vez en Alemania, la joven dio a conocer una carta que escribió relatando que en medio del vuelo hacia su país fue cuando se enteró de la muerte del que llama su ángel de la guardia.

“El 28 de julio a las 07:40 p. m- murió una parte de mí. A las 7:40 de la noche tuve que embarcar el vuelo a Alemania y el momento cuando entré el avión falleció mi ángel de la guardia Johan Sebastián Bonilla y quiero que todo el mundo sepa su nombre. Quiero que hasta el fin de este mundo se haga conocer su historia”, comentó la alemana.

En la misiva relató además que junto cuando el avión despegaba hacia su país se enteró de que había fallecido. “Primero no pude respirar y pensé que mi corazón iba a dejar de latir. Pero después de algunos segundos empecé a gritar y gritar y llorar sin parar. Estuve en la última fila del avión y hasta que la primera fila con sus 250 pasajeros se escucharon mis gritos y así hice que los a pilotos cancelaran el despegue”, señaló.

“Nadie me podía calmar hasta que el capitán vino para tratar de consolarme. Seguí gritando y llorando por los próximos 12 horas del vuelo y les juro que no aguanto más muertos. Pensé que me iba a morir con él en ese avión. Aterricé en Alemania viva, pero muerta por dentro”, señaló la joven.

En su carta, Sprößer pide que se recuerde a su amigo y contó cómo fue que lo conoció y formaron la amistad hasta el día de su muerte:

Lo conocí 3 de mayo en mi primer día en Puerto Resistencia. Lo conocí como la persona más firme y dedicada a la causa, a cambiar su país, a construir un futuro mejor para Colombia, para nuestros hijos y la próxima generación por venir. Él dio todo para su país, cada día y noche, hasta su propio pecho y vida. Lo conocí como la persona más noble y valiente que existe en este mundo, desde el primer día le he tenido tanto respeto y lo admiraba con todo lo que soy. Lo conocí como una persona de valores, con coraje como nadie lo tenía, un hombre de verdad que sabe hacer las cosas bien. Lo conocí como una persona que habla con el corazón en su mano y nunca nadie en mi vida jamás me dio abrazos tan largos y sinceros como él. Él me permitió tener el honor de conocer su gran corazón y su alma – y les juro que jamás he visto algo tan hermoso. Si me preguntan quién era para mí. ¿Conocen este amor incondicional? ¿Que igual existe entre una mamá y su hijo o entre Dios y sus seres humanos? Lo único que quería fue verlo feliz, ver su sonrisa y verlo lleno de amor. Lo que tuvimos fue amor por la causa, un amor platónico que compartimos por luchar codo a codo y él siempre y a cada momento me trató con todo el respeto de este mundo.

La alemana, también contó que una vez empezaron las amenazas de muerte contra el joven por estar en las protestas, ella trató de convencerlo para que se alejara de Puerto Resistencia.

Señaló que el 22 de julio, el día del atentado, él la contactó en la mañana para preguntar si se veían y hablar sobre las amenazas. “Nos encontramos en el parque en el barrio las Ceibas al lado de la autopista Simón Bolívar y el destino al menos nos regaló 1 hora de estar vivos y juntos hasta que nos quitó todo con el atentado”, comentó.

Dice Sprößer que de la nada unos sujetos empezaron a disparar sin parar y él recibió las balas. “Tuvimos que llevarlo a 3 hospitales porque los primeros 2 estuvieron llenos. Y todo el tiempo él nunca se quejó, él luchó como el león que es. Lo único que siempre me pidió fue: No me dejes solo, no me dejes solo nunca. Y yo le cumplí esa promesa que le di en esa noche. Tomé su mano y nunca la dejé”.

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