
La vulnerabilidad ante los riesgos climáticos que azotan las costas en todo el mundo modifica el modo en que las poblaciones se organizan y se distribuyen. Mientras algunas regiones logran replegarse hacia el interior para evitar los efectos de la subida del nivel del mar, otras, sobre todo aquellas con menores recursos, permanecen expuestas o incluso se acercan más a entornos costeros en busca de mejores oportunidades económicas.
Un reciente estudio publicado en la revista Nature Climate Change detalla la dinámica global de los asentamientos humanos frente al aumento de los peligros en las costas. El trabajo analiza tendencias sobre el desplazamiento de poblaciones costeras entre 1992 y 2019. A partir de esos datos, revela diferencias notables según niveles de ingreso y capacidad de adaptación.
Hallazgos principales: la retirada desigual frente a la costa
El estudio registró que el 56% de las regiones costeras evaluadas experimentó un retroceso de los asentamientos hacia áreas más alejadas del mar. Un 28% mostró estabilidad en la localización de sus poblaciones, mientras que el 16% evidenció movimientos que acercaron a las comunidades aún más a las costas.

Según el documento, “el retroceso se asoció débilmente con experiencias históricas de peligros climáticos costeros, pero se aceleró en regiones con mayor vulnerabilidad a estos peligros, lo que se indica por una menor protección de la infraestructura y una menor capacidad de adaptación”. La misma investigación indica que en las regiones de bajos ingresos, especialmente en África y Asia, los asentamientos se vieron en ocasiones forzados a permanecer en sus ubicaciones o incluso a avanzar hacia la costa, “revelando una gran brecha de adaptación para abordar los riesgos futuros del cambio climático”.
En un comunicado oficial de la Universidad de Monash, el profesor Xiaoming Wang, uno de los autores del trabajo, declaró: “Por primera vez, hemos mapeado cómo los asentamientos humanos se están reubicando desde las costas de todo el mundo. Es evidente que el desplazamiento hacia el interior está ocurriendo, pero solo donde las personas tienen los medios para hacerlo”.
Y agregó: “En las regiones más pobres, las personas podrían verse obligadas a permanecer expuestas a riesgos climáticos, ya sea para subsistir o por falta de capacidad para desplazarse. Estas comunidades pueden enfrentar riesgos cada vez más graves en un clima cambiante”.
El análisis regional mostró que América del Sur y Asia concentraron la proporción más alta de desplazamientos hacia la costa, con un 17,7% y 17,4% respectivamente, seguidos por Europa, Oceanía, África y América del Norte.
Cómo se realizó el estudio: datos y variables

El equipo liderado por Wang utilizó datos satelitales de luces nocturnas obtenidas desde 1992 hasta 2019 para monitorizar el desplazamiento de más de 1.000 regiones costeras en 155 países. Se analizaron los cambios en el brillo de los asentamientos sobre la superficie terrestre para identificar patrones de acercamiento o retirada en función de la vulnerabilidad a amenazas costeras, tales como inundaciones, erosión y subidas del nivel del mar.
Entre las variables consideradas, se incluyó el grado de protección de infraestructuras, la capacidad de respuesta ante riesgos climáticos y el nivel de riqueza de la población en cada región.
Oceanía concentra varios de los asentamientos ubicados más cerca de la línea costera, una característica vinculada con la importancia que tienen las economías asociadas con estas regiones en el continente.
En ese contexto, tanto grupos con mayor poder adquisitivo como comunidades vulnerables tienden a desplazarse hacia el litoral. Al respecto, el profesor Wang expresó: “En Oceanía, vemos una realidad común: tanto las comunidades más ricas como las más pobres probablemente se reubiquen hacia las costas, además de moverse hacia el interior”.
Aplicaciones y advertencias de los autores

El análisis pone de manifiesto la necesidad de incorporar la reubicación planificada dentro de las estrategias de adaptación al cambio climático.
Wang advierte: “La reubicación lejos de la costa debe ser parte de una estrategia climática a largo plazo, y la justificación de las políticas y la planificación para reubicar a las personas requiere una consideración meticulosa de las implicaciones económicas y sociales para los individuos, las comunidades y las regiones”.
El estudio científico también resalta la importancia de complementar la mitigación del cambio climático global con esfuerzos para reducir la exposición a peligros costeros, mejorar los asentamientos informales y mantener estilos de vida sostenibles. Wang concluye: “Sin esto, las brechas de adaptación costera seguirán ampliándose y dejarán atrás a los más pobres del mundo”.
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