COVID-19: hacer actividad física después de recibir la vacuna podría potenciar sus beneficios

Un estudio científico en EEUU evaluó los efectos del ejercicio después de la aplicación de las dosis contra el coronavirus. Qué encontraron con respecto a la duración y el tipo de entrenamiento

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Ya hay 12 vacunas contra el COVID-19 autorizadas para uso de emergencia en el mundo que se aplican en adultos y en niños a partir de los 3 ó los 5 años (REUTERS/Lisa Marie David/Archivo)
Ya hay 12 vacunas contra el COVID-19 autorizadas para uso de emergencia en el mundo que se aplican en adultos y en niños a partir de los 3 ó los 5 años (REUTERS/Lisa Marie David/Archivo)

Ya hay 12 vacunas contra el COVID-19 autorizadas para uso de emergencia en el mundo. A través de ensayos clínicos, esos inoculantes han demostrado que son seguras y eficaces para reducir el riesgo de desarrollar enfermedad grave si una persona se contagia el coronavirus.

Un estudio científico reveló que los beneficios de esas vacunas pueden potenciarse si se realiza actividad física después de recibir la aplicarse. Detallaron incluso cuánto tiempo de actividad, como una caminata rápida, debería ser lo ideal para conseguir aumentar la protección de la vacuna.

El estudio fue realizado por investigadores del Departmento of Kinesiología, el Programa de Inmunobiología y el Instituto de Nanovacunas de la Universidad del Estado de Iowa, en los Estados Unidos. Encontraron que hacer una caminata rápida larga, trotar o andar en bicicleta después de la aplicación de la vacuna Covid o de la gripe amplifica los beneficios de la inyección.

En el estudio participaron 70 personas y unos 80 ratones. Se analizaron las respuestas de los anticuerpos después de una inyección de la vacuna contra la gripe o de las dos dosis de la vacuna de ARN mensajero contra el COVID-19 de las empresas Pfizer y BioNTech. Se comprobó que las personas que hacían ejercicio durante 90 minutos justo después de la inyección producían más anticuerpos que las que no lo hacían.

Se comprobó en Estados Unidos que las personas que hacían ejercicio durante 90 minutos justo después de la inyección producían más anticuerpos que las que no lo hacían (Getty images)
Se comprobó en Estados Unidos que las personas que hacían ejercicio durante 90 minutos justo después de la inyección producían más anticuerpos que las que no lo hacían (Getty images)

Si bien los resultados del estudio son preliminares y deben probarse en un mayor número de personas, se suman a otras evidencias científicas que demuestran que si una persona se mantiene en forma y es físicamente activo se consigue respuestas más robustas al acceder a las vacunas. El trabajo fue publicado en la revista Brain, Behavior, and Immunity por el grupo de inmunobiólogos.

“La actividad física contribuye a una mejora del sistema inmune. Ya se había observado en los años noventa con la pandemia por el VIH: si los pacientes hacían actividad física, se favorecía”, dijo a Infobae el doctor Francisco Nacinovich, de la comisión de vacunas de la Sociedad Argentina de Infectología y jefe de infectología del Instituto Cardiovascular (ICBA). “Si bien tiene limitaciones porque la muestra es pequeña, el nuevo estudio realizado en los Estados Unidos viene a derribar el mito de que no se puede hacer actividad física después de recibir las vacunas. Sí se pueden hacer caminatas rápidas, andar en bicicletas o trote, después de aplicarse la dosis, y se amplifican sus beneficios”.

Para hacer la investigación, los científicos pidieron a los participantes que se vacunaban contra la gripe o el COVID-19 que también hicieran ejercicio. Comenzaron invitando a docenas de adultos sanos de entre 18 y 87 años que decían hacer ejercicio ocasionalmente a que acudieran al laboratorio para vacunarse contra la gripe. Los científicos también coordinaron con los centros locales de vacunación para COVID-19 para reclutar a 28 hombres y mujeres que iban a recibir sus primeras dosis. Antes de las vacunas, los investigadores extrajeron sangre de todos los voluntarios para comprobar los niveles de anticuerpos.

Las caminatas rápidas de 90 minutos también son útiles para amplificar la protección de las vacunas contra la gripe o contra el COVID-19 (Getty images)
Las caminatas rápidas de 90 minutos también son útiles para amplificar la protección de las vacunas contra la gripe o contra el COVID-19 (Getty images)

A continuación, los investigadores asignaron aleatoriamente a todos a sentarse en silencio o a hacer ejercicio durante 90 minutos después de recibir la vacuna. Investigaciones anteriores habían sugerido que hacer ejercicio después de recibir una vacuna aumentaba la respuesta inmune. Y eligieron 90 minutos como objetivo general de ejercicio porque una investigación inédita de su laboratorio sugería que esa cantidad de ejercicio aumentaba sustancialmente la producción de una sustancia en la sangre -llamada interferón alfa- que puede desencadenar la producción de células del sistema de defensas del organismo.

Un grupo de voluntarios se ejercitaron al usar una bicicleta fija o caminaron rápidamente durante 90 minutos después de sus vacunas, ya sea en el laboratorio o en las veredas cercanas a los lugares de vacunación de COVID-19. Se ejercitaron a un ritmo ligeramente exigente, con el objetivo de mantener su ritmo cardíaco entre 120 y 140 latidos por minuto. Los investigadores también pidieron a algunos de los voluntarios vacunados contra la gripe que usaran la bicicleta fija durante sólo 45 minutos, para ver si el entrenamiento más corto podría ser igualmente eficaz para aumentar la inmunidad.

Como los niveles de anticuerpos tienden a aumentar en las semanas siguientes a la vacunación, los investigadores volvieron a extraer sangre a todos los voluntarios dos y cuatro semanas después de sus vacunas. Al cabo de un mes, los niveles de anticuerpos de todos los vacunados contra la gripe o el COVID-19 aumentaron considerablemente.

Pero esos niveles eran más altos en los hombres y mujeres que habían hecho ejercicio durante 90 minutos después de recibir la dosis. Esa amplificación de los niveles de anticuerpos no fue enorme, pero fue estadísticamente significativa, según Marian Kohut, profesora de kinesiología y miembro del Instituto de Nanovacunas de la Universidad Estatal de Iowa, que fue una de las coautoras del trabajo.

Se detectó que 45 minutos de ejercicio físico después de recibir la vacuna no fueron suficientes para aumentar los anticuerpos (Getty)
Se detectó que 45 minutos de ejercicio físico después de recibir la vacuna no fueron suficientes para aumentar los anticuerpos (Getty)

Al analizar los detalles de la investigación, los científicos encontraron que las personas que hicieron ejercicio tampoco informaron de efectos secundarios adicionales después de sus vacunas. Tampoco experimentaron menos efectos secundarios. Se detectó también que 45 minutos de ejercicio después de recibir la dosis no fueron suficientes para aumentar los anticuerpos.

Los investigadores también repitieron el experimento de la vacuna antigripal en ratones que hicieron caminata después de recibir la vacuna o se quedaron quietos. Los investigadores comprobaron los niveles de interferón alfa en la sangre y descubrieron que eran más altos con el ejercicio. Pero cuando los científicos bloquearon químicamente la producción de la sustancia, los animales obtuvieron un pequeño beneficio adicional de anticuerpos con el ejercicio. Ese resultado sugirió que el ejercicio mejora la respuesta a la vacuna en parte al aumentar primero los niveles de interferón alfa.

¿Cuál es la recomendación de los expertos a partir del estudio? De acuerdo con los científicos, si se tiene tiempo y un lugar seguro para hacer ejercicio después de la vacunación, conviene hacer una sesión de ejercicio moderado de 90 minutos puede hacer que la respuesta del sistema inmune sea mayor.

Aunque hay que tener en cuenta que el estudio tuvo limitaciones. Se hizo con una muestra pequeña de participantes y no midió los niveles de anticuerpos durante más de un mes después de la vacunación. Tampoco se analizó si las personas se contagiaron igual que los que no hacen actividad física, ni se observaron los niveles de otras células que pueden afectar a la respuesta inmunitaria.

El ejercicio extremo puede reducir la inmunidad (Getty Images)
El ejercicio extremo puede reducir la inmunidad (Getty Images)

Los investigadores esperan estudiar si 60 minutos u otras duraciones o intensidades de ejercicio podrían ser útiles -o lo contrario- después de las vacunas, y cuánto tiempo podrían durar las respuestas de los anticuerpos. Ya están inscribiendo a personas para un estudio a más largo plazo sobre los efectos del ejercicio en las vacunas de refuerzo de COVID-19.

Pero por el momento, si se programa una vacuna contra la gripe o contra el COVID-19, se pueden reservar 90 minutos adicionales para explorar el vecindario cercano a pie o en bicicleta. Es posible que la vacuna le proporcione un refuerzo inmunitario adicional.

¿Y qué pasa si hace actividad física antes de recibir la vacuna? La mayoría de los estudios demuestran que mantenerse físicamente activo aumenta la protección contra los resfriados y otras infecciones leves del tracto respiratorio superior. Estar en forma también puede aliviar la gravedad de una infección. En un estudio realizado el año pasado sobre casi 50.000 personas en California que tuvieron COVID-19, los que habían hecho ejercicio con regularidad antes de su diagnóstico tenían la mitad de probabilidades de terminar hospitalizados que las personas que rara vez hacían ejercicio.

Por otro lado, el ejercicio extremo podría socavar la inmunidad del organismo humano. Los corredores de maratón suelen decir que enferman después de las carreras, y los ratones de laboratorio que corren hasta el agotamiento tienden a ser más susceptibles a la gripe que los animales sedentarios.

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